'Billie Eilish: The World’s A Little Blurry': así se capturó la esencia de la voz de la generación Z
Hablamos con R.J. Cutler, director del documental de Bilie Eilish para Apple TV+, y un habitual de los perfiles sobre grandes figuras de la cultura pop gracias a sus películas sobre Anna Wintour, Dick Cheney o Jim Belushi.
2 marzo, 2021 01:07Noticias relacionadas
En una memorable escena del piloto de Girls, la serie de HBO que descubrió a Lena Dunham, la protagonista se reúne con sus padres y les explica, sin ápice de ironía, que cree que puede ser “la voz de mi generación o, al menos, una voz de una generación”. Hannah Horvath se quedó algo corta en sus ambiciones. Billie Eilish no. La cantante que alcanzó la fama viral gracias a SoundCloud y YouTube se convirtió en la estrella favorita de la generación Z con la publicación de su primer disco, When We All Fall Asleep, Where Do We Go?, un trabajo con el que arrasó en las listas de ventas y en los premios Grammy. Con 19 años recién cumplidos, un dueto con Rosalía para la serie Euphoria y un tema para la nueva película de Bond en el retrovisor, ahora Eilish es la gran protagonista del nuevo documental de Apple TV+, Billie Eilish: The World's A Little Blurry, disponible en la plataforma desde el pasado viernes.
Después de retratar la icónica figura de Anna Wintour en el celebrado Vogue, el número de septiembre, el director R. J. Cutler se ha propuesto capturar el extraordinario momento vital de una artista única que se enfrentó al mismo tiempo a la adolescencia y a su nacimiento como la estrella musical más importante nacida en este milenio. Billie Eilish: The World's A Little Blurry nos presenta las entrañas de un emblemático disco, permitiendo que nos colemos en su gira mundial o en las atípicas sesiones de grabaciones de Eilish y su compañero en la escritura de canciones y hermano en la vida real, Finneas O’Conell. La película de Apple TV+ desvela también lo que pasaba mientras tanto en la casa de una adolescente más normal de lo que puede parecer a simple vista que intenta sacarse el carné de conducir, hacer que la relación con su novio funcione y encontrar el equilibrio entre sus demonios personales y la satisfacción que le supone ser un foco de luz y esperanza para millones de seguidores.
“Supe de inmediato que quería que la película estuviera rodada como algo puramente observacional. Si haces cinema verité, 'vives' en el momento. Estás experimentando lo que el sujeto está experimentando y lo está experimentando. La gente suele esperar que los documentales sean informativos. Para mí, estas películas son cine: son narrativas, son emocionales, son dramáticas”, explica Cutler sobre un proyecto que le ha hecho seguir los pasos de Billie durante un año. Antes de empezar a grabar, la cantante dio permiso por escrito al director para que éste pudiera estrenar el montaje del documental que él considerara oportuno.
Gracias a Billie Eilish: The World's A Little Blurry nos colamos en momentos íntimos de la familia formada por Billie, la estrella del proyecto; Finneas, su hermano mayor y coautor de sus canciones y sus padres, la actriz Maggie Baird y el músico y guionista Patrick O'Connell, presentes en cada paso profesional y personal de su frágil pero fascinante hija. También somos testigos de su enternecedor encuentro con su ídolo Justin Bieber, la hilarante escena en la que conoce a Orlando Bloom o su grave lesión en uno de sus conciertos. Cutler nos desvela las claves del que será, sin duda, uno de los grandes documentales musicales del año que acaba de empezar.
Antes de hacer esta película hiciste documentales sobre otros famosos. ¿Cómo te ayudaron a hacer este proyecto sobre Billie Eilish?
Me gusta pensar en Billie Eilish como la Dick Cheney de la música. Es broma. Todas las películas que haces te van ayudando a preparar la siguiente. Este tipo de proyectos suelen ser retos monumentales que ocupan dos años de tu vida. Son historias con muchas capas y te ayuda la experiencia previa. Las cuatro películas que he hecho en esta línea son muy diferentes. La de Jim Belushi es una película con imágenes de archivo. Con Dick Cheney estuve haciendo 24 horas de entrevistas. En el caso de Anna Wintour me pasé 9 meses persiguiéndola. En ese sentido la estructura de The September Issue es la más similar a la película de Billie Eilish. En ambas hay una mirada muy cercana al cinema verité. Es una inmersión muy intensa y específica. Te sumerges en la vida y el mundo de una persona. La película de Belushi se hizo casi de forma exclusiva en la sala de montaje. Con Billie me he pasado un año. Las lecciones que me he llevado siempre en estas películas en la misma: todo depende de la confianza. Como director tienes que ser quien dices que eres y recordar que eres un invitado en la vida de tu sujeto. Confían en ti para contar su historia. Debes tener claro que tu objetivo es ver su vida de una forma tan clara como sea posible. La razón por la que la película de Billie es tan honesta es porque fuimos muy estrictos con la aproximación a su figura. Solo estábamos ahí para ver qué estaba pasando en su vida.
Vemos un lado muy personal de Billie cuando se siente sobrepasada tras ver a sus fans o en su ruptura con su novio… ¿Cómo encontraste el equilibrio entre tu cuerpo y no romper los límites?
Intenté tener una relación genuina con la familia. Puedo darme cuenta de si alguien está perdiendo la paciencia y ha tenido bastante por ese día. Siempre le digo lo mismo a mi equipo: dejemos de grabar 10 minutos antes de que ellos nos lo pidan. Necesito que la siguiente vez que nos vean estén abiertos. No quiero ser esa persona que se queda en una fiesta más tiempo de lo necesario. Cuando Billie está echando una bronca a su equipo porque, como dice Maggie, le han fallado la noche anterior… nosotros estamos ahí para contarlo y ellos saben cuál es nuestra función. La cámara sigue grabando y no pasa nada porque ellos se sienten seguros. Si alguien me dijera al día siguiente que se siente incómodo con algo que hemos grabado… es muy probable que no lo use. No intento pillarles en un momento desafortunado. Es difícil encontrar el equilibrio. Quieres momentos jugosos, pero van a venir igualmente sin que necesites forzarlos.
Vemos a Billie sacándose el carné de conducir, obsesionada con Justin Bieber, enfrentándose a su primera ruptura. ¿Buscabas retratar esa normalidad de alguien que todavía está formándose?
Esos momentos están ahí para recordarnos que sigue siendo una niña, pero no los puse ahí para lanzar ese mensaje a la audiencia. Es que es exactamente la razón por la que quería hacer esta película. Es una historia sobre una artista emergente que también es una mujer emergente. Mi tema es exactamente ese, una historia de madurez de una artista extraordinaria. No quiero retratar quién es Billie como artista, esta es la historia de una adolescente. Una de las primeras cosas que le dije cuando nos conocimos es que hay algo dentro de mí muy propio de una chica adolescente, así que seguramente íbamos a congeniar (ríe). No es la primera vez que grabo a adolescentes. Este el tercer proyecto documental que hago sobre ellos. Grabé un año en la vida de un grupo de estudiantes de instituto. También seguí otro año a un grupo universitarios en su primer año. Es un territorio muy interesante para mí. También hice una película narrativa con Chloe G. Moretz: Si decido quedarme. Pero Billie es esta adolescente que se enfrenta a sus cambios personales mientras se convierte en una artista generacional. Quería que ambas partes de la historia funcionaran como una sola.
Hay mucho material de la familia en la película. ¿Cuál es tu favorito?
Estoy muy agradecido por las imágenes de Billie y Finneas componiendo música en su habitación. La conversación en la cocina sobre accesibilidad. Esta película no es nada sin esa escena. Las imágenes de Billie en el patio de su casa dirigiendo el video musical de When the party is over vienen directamente de su teléfono móvil. Se lo encontró un día mientras estábamos grabando con ella y me pasó las imágenes para que hiciera con ellas lo que quisiéramos. Tenemos varias escenas en la película en las que nosotros no estuvimos grabando ahí. No estábamos de viaje cuando ella se rompió los ligamentos. Parece una escena de cinema verité. La escuchas, la sigues, eres testigo de sus emociones, estás detrás del escenario, actuando… Son escenas muy poderosas y puras a las que no hubiera tenido acceso si Maggie no llevara el móvil siempre encima. O si Billie no nos hubiera dado tanto acceso. Las imágenes estaban en bruto y el reto era convertirlo en algo guay, pero si no nos las hubiesen dado… la película sería otra.
Has hablado de Dont look back, el documental sobre Bob Dylan estrenado en 1967 como referente para esta película. Ambas cuentan la historia de un individuo y de una generación. ¿Qué ves en común entre el Bob Dylan de entonces y la Billie de hoy?
Siempre vas a encontrar cosas en común entre artistas que hablan de una forma determinada a su generación. Creo que es significativo que lo realmente relevante de la obra de Billie es la verdad, lo honesta que resulta. Ese es el lenguaje que ella usa: la verdad sobre sí misma y su generación. Como nos cuenta en un encuentro con periodistas en Barcelona que vemos en la película, no hay nada como escuchar una canción y descubrir que está hablando de cosas que te pasan. Eso es lo que hace Billie Eilish. Y es lo que hacía Dylan. En ese sentido sí hay cosas en común, por mucho que sus personalidades, la época o sus estilos musicales sean diferentes.
Cuando la vemos dirigir el videoclip de When the party is over? dice que le gustaría hacer ella todos sus documentales. Sé que ella no estuvo presente en la edición de la película. ¿Sentías una presión adicional de hacer algo que le gustara?
Billie es la jefa. Se ha rodeado de adultos que reconocen, aceptan y apoyan que quiera ser la jefa de su proyecto. Están ahí para hacer posible su visión. Eso no quiere decir que no hagan sugerencias interesantes o se hagan escuchar cuando es oportuno. Pero en el documental no era tenía esa posición ni la quería. Sabe mucho de muchas cosas, pero ese fue el acuerdo que hicimos: yo estaba ahí para hacer la película. No sentí presión para que percibiera la película de una forma u otra. Si ve la película y siente que es genuina, que es lo que pasó, estoy agradecido de que hicimos nuestro trabajo y lo hicimos bien. Lo que aprendí trabajando con Billie es que la verdad te hará libre. Ese es un mensaje de Billie que espero esté en la película.
¿Cuál dirías que es el mayor desafío de retratar a un personaje como este?
Es irrelevante que Billie sea un icono. Es lo mismo que si estuviera filmando a un adolescente en Chicago del que nunca has oído hablar. La forma de acercarse al sujeto es exactamente la misma. Ella tiene gente a su alrededor, pero son buenas personas que se han convertido en mis amigos después de trabajar juntos. El mayor desafío es contar la verdad sobre ella y ganarse el respeto del sujeto con el que vas a trabajar. Mientras grabábamos ella se iba haciendo más y más grande, pero no fue un problema para la película. No quiero inventarme un reto que no existía. La gran incógnita era cómo enfrentarse a esta extraordinaria historia. A veces tienes que amplificar una historia y otras debes reducirla. Tenía un montaje de esta película que duraba 27 horas. Ver una película de 27 horas es aburrido. Pero prometo que seguía siendo interesante si la veías en episodios de cinco horas. Lo prometo. Luego bajamos a 17. Teníamos mucho con lo que trabajar. Debes ser cuidadoso cuando tienes mucho material porque no puedes eliminar cosas de cualquier manera. Quizás eso fue lo más difícil de todo.
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