Crítica: 'Loot', una gran Maya Rudolph se ríe de los ricos en una simpática comedia laboral de Apple
La actriz de 'Saturday Night Live' se reúne en la nueva serie de Apple con Matt Hubbard y Alan Yang, los creadores de la serie de culto 'Forever'.
23 junio, 2022 09:24Noticias relacionadas
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El dinero no da la felicidad, o al menos ese es el mensaje que nos quieren hacer creer con Loot la actriz Maya Rudolph y los guionistas Matt Hubbard y Alan Yang. Un elenco de secundarios liderado por Michael Jaé Rodriguez (en un registro muy diferente a la Blanca de Pose) y Joel Kim Booster (recién salido del éxito crítico de Fire Island, la revisión en clave gay de Orgullo y prejuicio) completa el reparto de una propuesta más cercana a la tradición de las workplace comedies que a una brutal sátira del 1% de Estados Unidos. Apple TV+ estrena mañana, 24 de junio, sus tres primeros capítulos.
La cómica surgida de la inagotable cantera del Saturday Night Light Live interpreta a Molly Novak, una mujer que, sobre el papel, tiene una vida de ensueño. Gracias al imperio creado por su marido en Silicon Valley, puede disfrutar de un sinfín de lujos que van desde un gigayate a jets privados y mansiones en múltiples rincones del mundo. Lo que no tiene desgraciadamente es la fidelidad de su marido, que es descubierto por su fiel esposa el día del cumpleaños de ella… cuando están delante todos sus amigos y conocidos.
Cuando Molly recibe los 87 mil millones de dólares que le corresponden, la mujer descubre que, a pesar de su demencial cuenta bancaria (es la tercera mujer más rica de Estados Unidos), no tiene un motivo para salir de la cama cada mañana. Al descubrir accidentalmente que en el reparto del divorcio también ha recibido una fundación, aparece ante ella una opción de reinventarse y devolver a los demás lo mismo que le ha dado al mundo a ella.
Los trabajadores de la ONG la recibirán con suspicacia, empezando por la estricta directora de la organización, interpretada por una Rodriguez en el personaje (más o menos) pegado a la tierra que toda comedia coral necesita. Con la ayuda de su leal y frívolo asistente Nicholas; un contable recientemente divorciado con el que congenia rápidamente llamado Arthur, y su optimista primo Howard, Molly se embarca en un viaje de autodescubrimiento. Ayudar a los demás puede ser lo que necesita para ser una versión mejorada de sí misma, aunque lo haga por los motivos equivocados.
Tres años después de la abrupta cancelación de Forever en Prime Video, su protagonista y sus creadores vuelven a unir fuerzas con una comedia que apela al espíritu de aquella: como June, la mujer que se daba cuenta de lo infeliz que había sido en su matrimonio justo después de la muerte accidental de su marido, Molly también es una mujer en crisis que descubre que las bases de su vida estaban construidas sobre unos cimientos tan caros como vacíos.
Al mismo tiempo, Loot también es una evidente deudora de Parks & Recreation, un clásico moderno del subgénero de las comedias ambientadas en ámbitos laborales en el que Hubbard y Yang se forjaron como guionistas antes de crear sus propios proyectos.
A pesar del delirio en el que se mueve la protagonista, la serie se olvida rápidamente (quizás demasiado) de los excesos propios del estilo de vida de una privilegiada entre privilegiados para centrarse en la divertida, pero más familiar, dinámica en la oficina. Es una fórmula efectiva que este año ha explotado brillantemente uno de los mejores estrenos de la temporada: Colegio Abbot.
Loot es realmente divertida cuando se permite explorar la desconexión con el mundo real del personaje central, como cuando Molly decide secuestrar a sus trabajadores poco después de empezar a trabajar en la fundación (desembocando en una hilarante escena en la que todos creen que van a morir a bordo del jet privado de su jefa), en la fallida presentación de un proyecto que pretende cambiar el mundo o en la escena en la que Molly visita el famoso programa de entrevistas de YouTube Hot Wings con la esperanza de salvar su reputación (una secuencia divertidísima donde, apostaríamos, Rudolph recurre a sus años haciendo improvisación con extraordinarios resultados).
De todas las dinámicas que hay en la fundación, la más reseñable es la inesperada conexión que surge entre Howard y Nicholas. A pesar de los evidentes avances en representación y diversidad en las series (en cine aún hay mucho que hacer, como ha dejado claro la ridícula polémica protagonizada estos días por Lightyear), las relaciones de amistad entre hombres heterosexuales y hombres homosexuales siguen siendo una cuenta pendiente para los guionistas. Loot no llega, ni mucho menos, a la profundidad de la reciente Big Boys (una estupenda dramedia británica de Channel 4 que todavía no tiene casa en España), pero juega con éxito con una dinámica sorprendentemente poco fértil en la ficción.
No todos los personajes de la fundación están igualmente aprovechados y solo queda esperar que en la previsible segunda temporada de la serie (el último episodio acaba en un cliffhanger) Hubbat y Yang sigan explorando cada rincón de esa oficina mientras dan un paso más allá con Molly, una antiheroína que se pierde un poco en la segunda mitad de la temporada con una trama romántica que, simplemente, no interesa demasiado.
Es irónico que sea la plataforma de Apple la que está detrás de una serie como Loot, la historia de una multimillonaria que descubre que tiene una fundación y que decide experimentar con ella con la esperanza de aprender un par de cosas y cambiar su karma. Después de dos años y medio de vida de su servicio de streaming, es fácil ver a Apple como a ese gigante de Silicon Valley que parece tomarse su plataforma como un servicio casi altruista con el que financiar algunas de las mejores series de la televisión reciente.
En su primera temporada la comedia de una estupenda Maya Rudolph no entra en el grupo de pelotón de la marca, pero siembra las semillas para poder hacerlo en un futuro. Solo pedimos una cosa: que la serie se atreva a meter el dedo más profundamente en el absurdo del privilegio más exacerbado.
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