Fue la noche de La novia. La película de Paula Ortiz partía como favorita con 9 nominaciones y regresó a casa con seis “lobos” feroces. Se había cumplido el designio como si estuviera escrito en un drama lorquiano. Los galardones de la prensa especializada, más de 170 profesionales agrupados en la AICE, la Asociación de Informadores Cinematográficos de España, dejaron poco espacio para Truman, de Cesc Gay, y ninguno para El desconocido, de Dani de la Torre, que competían ambas en seis categorías. O para A cambio de nada, de Daniel Guzmán. En todo premio hay siempre hay ganadores y perdedores.
Mejor Película Dramática, Dirección, Música, Actriz de reparto -para Luisa Gavasa, la madre del novio en la pantalla-, música original -la del japonés Shigeru Umebayashi-, y hasta el tráiler, con la firma de Roberto Bra se fueron a la desértica y poética adaptación de Bodas de sangre de Lorca. Paula Ortiz recordó cómo el filme fue hecho “golpe a golpe y verso a verso”.
Cámara, el no-premio
Para el thriller explosivo de Dani de la Torre no hubo nada. Para el drama de personajes de Cesc Gay, dos premios que saben a algo más que a consolación: Guion, para el propio Gay y para Tomás Aragay, y Actor protagonista, para un ausente Ricardo Darín. El actor repitió el esquema de los Forqué para llevarse el premio al mejor actor protagonista por su papel de enfermo terminal. Y Javier Cámara, también nominado por el mismo filme y en el mismo apartado, protagonizó el momento de la noche al subir a recogerlo en nombre de su compañero de pantalla y encajar la derrota con todo el humor del mundo en el día en que cumplía años. El auditorio lo celebró cantándole el cumpleaños feliz.
“Hacer una comedia negra sobre la negociación con ETA no sonaba bastante bien al principio”, dijo el director Borja Cobeaga al dedicar a los productores de Negociador el premio a la mejor comedia. Porque, como los Globos de Oro americanos, los Feroz tienen dos apartados para la categoría de mejor película.
Recuerdo a Álvarez-Nóvoa
Inma Cuesta se encontró, aparentemente sorprendida, con el Feroz a la mejor actriz por la lorquiana protagonista de La novia. Su dedicatoria fue para su padre en la ficción, el fallecido Carlos Álvarez-Nóvoa. “Esta noche la novia viene huérfana, pero se lo quiero dedicar a él y al amor que inspiró a la novia y al poeta”.
Alguno se le escapó a La novia, como el del mejor actor de reparto, que fue a manos de Mario Casas por su cantante a lo Chayanne en Mi gran noche, de Álex de la Iglesia. Su segundo Feroz, ya. También el de mejor cartel, que fue a parar al diseño de Natalia Montes para el de Requisitos para ser una persona normal, de Leticia Dolera. Todo un subidón de vitalismo tanto el cartel como la película.
Rosa María Sardá recogió el premio de Honor, que le entregó su hermano Javier. “Es muy emocionante ver que en la ferocidad que envuelve el mundo que nos ha tocado vivir, todavía seamos capaces de hacer fiestas y cine”, reflexionó. “Somos afortunados pese a todo, porque no estamos cruzando el Egeo en pateras, ni en campos de refugiados, no nos están echando de nuestro país”.
El otro premio anunciado de antemano fue el Feroz Especial, para B, la película, por su compromiso político. Verónica Forqué y Tito Valverde, Pepa y Pepe en la televisión hace años, lo entregaron.
Los Feroz se han convertido en apenas tres ediciones en el penúltimo escalón, y desde luego el más señalado, antes de los Goya, que se entregarán el 6 de febrero. El humor con retranca y hasta algo de mala baba no faltó en una gala amena con momentos divertidos y complicidad de la comunidad de actores y actrices. No faltaron caras conocidas como Penélope Cruz, nominada por MaMa, Bárbara Lennie, Luis Tosar o Rossy de Palma. “¿Qué hay más español que tener un ex presidente imputado?”, le lanzó la presentadora, Silvia Abril, a sus primos mayores, los Goya, a cuenta de González Macho. “No estaría de más tener más cine sobre corrupción, ¿no?”, le preguntó a Pedro Casablanc, el Bárcenas de B, la película, en el obligado repaso inicial a todos los invitados al más genuino estilo Oscar… sin llegar a la crueldad de un Ricky Gervais en ningún momento.
Autocrítica, mucho espejo y bromas a cuenta del ego y las carreras de unos y otros sembraron una ceremonia que poco a poco va ocupando un sitio propio en la industria. Una gala solvente y profesional con más soltura y frescura quizá que los propios Goya.
En 2015, la gran triunfadora de los Feroz fue La isla mínima, de Alberto Rodríguez, mejor drama, y Carmina y Amén, de Paco León, la mejor comedia. En 2014, la primera edición, premiaron a Stockholm, de Rodrigo Sorogoyen y 3 bodas de más, de Javier Ruiz Caldera en el apartado de comedia. La novia y Negociador ya pertenecen a su breve pero acertada historia.