En los últimos 15 años ha habido dos comedias que han revolucionado el cine español. Películas que han derribado prejuicios del espectador y que reventaron la taquilla. Una es, cómo no, Ocho apellidos vascos, que en 2014 rompió todos los récords sumando más de nueve millones de espectadores. La otra, El otro lado de la cama, llegó en 2002 y, curiosamente, de la mano del mismo realizador: Emilio Martínez Lázaro. Casi tres millones de personas pasaron por la taquilla para ver esta comedia musical que fue un soplo de aire fresco para el género.
Detrás de ellas están los guiones de dos expertos en hacer reír: Diego San José (junto a Borja Cobeaga) y David Serrano. Ambos se han unido para reventar la taquilla a partir de este viernes con Tenemos que hablar, producida por Atresmedia.
La película toma como punto de partida la crisis económica para desarrollar una comedia romántica y de enredo de las de toda la vida. Eso sí, todo envuelto entre preferentes, inversiones en Fórum Filatélico y pisos de lujo en Seseña. Ha llegado la hora de reírse de la crisis y de los que nos tomaron el pelo, aunque todavía escuezan sus heridas.
El límite del humor es que el chiste tenga gracia. El humor que no se puede hacer es el que no es gracioso
“Siempre nos podemos reír de todo. El límite del humor, para mí, es que el chiste tenga gracia. El humor que no se puede hacer es el que no es gracioso. Creo que luego todos tenemos, o deberíamos tenerlo, sentido común. Me refiero a no reírte de las víctimas de las cosas malas. Ríete de la crisis, no de la gente que lo ha pasado mal. Una de las cosas culturales de los españoles de la que nos podemos sentir orgullosos es de la capacidad que hemos tenido siempre de transformar el drama en comedia de bastante nivel”, cuenta a EL ESPAÑOL Diego San José, que ha escrito este guion junto a Serrano, al que ha dejado al mando de la dirección.
El realizador del filme comparte ese punto de vista sobre las víctimas: no pueden ser el objeto del chiste. “Te puedes reír del maltratador, pero hacerlo de la mujer maltratada no tiene ni puta gracia, sería un error. Reírte del maltratador es bueno, sano, y es de lo más cruel que puedes hacer hacia esa persona”, añade.
Ambos habían coincidido, poco, en Pagafantas, el debut en la dirección de Borja Cobeaga, que escribió junto a Diego San José y en la que David Serrano participó como productor asociado. Han tardado seis años en materializar sus ganas de trabajar codo a codo. Es la primera vez que San José 'pone los cuernos' a Cobeaga, y cuenta que se ha sentido como si lo “hubieras dejado con tu mujer y te vas a ligar por ahí”. Serrano le sigue el rollo y confiesa que, de hecho, Cobeaga llamaba todos los días celoso al rodaje para ver cómo iba todo.
La etiqueta del éxito
Escribir las dos comedias más importantes de los últimos años siempre les perseguirá. Cuando se hable de ellos se les definirá como 'Los guionistas de…', pero es una etiqueta que disfrutan y de la que se sienten afortunados. “Mira, ayer me llamaron para ofrecerme dirigir El otro lado de la cama en México en el teatro. Es algo que siempre va a estar ahí. Todo lo que me llega con los años de El otro lado de la cama y de Días de fútbol es alegría pura, porque aciertas pocas veces en tu vida, en el sentido de que sea algo que ven casi todos los españoles”, dice orgulloso David Serrano.
Cree que el éxito no se disfruta lo suficiente y que, en el momento incluso te cabreas por cualquier crítica mala en vez de alegrarte de todo lo demás. “Me acuerdo del primer pase con público en Málaga. Emilio Martínez Lázaro me dijo: "David, disfrútalo porque esto pasa muy pocas veces". Luego al cabrón de Emilio le ha pasado muchas. Me lo dijo con mucho cariño y no lo valoré, pero con los años cada vez estoy más contento”, recuerda el realizador.
Después del éxito de Días de fútbol (nominación al Goya incluida) estuvo paralizado hasta que supo cuál sería su siguiente proyecto. Lo primero que tuvo que hacer fue aceptar que iba a ser imposible repetir semejante pelotazo. Optó por hacer la película que le apetecía. Resultado: un sonoro batacazo. “Fue un fracaso incluso más grande que el éxito anterior, pero hay que intentar olvidarlo. Cuando escribes no tienes que pensar en el éxito, sino en la propia historia”, añade.
Reivindicando al guionista
Tras la pasada ceremonia de los Goya un tema saltó a la palestra. Borja Cobeaga criticaba en su cuenta de Twitter que, a pesar de estar nominado como guionista por Negociador, no le dejaron pasar por la alfombra roja, reservada para caras más populares. El director de Pagafantas denunciaba así el maltrato sistemático hacia aquellos que escriben nuestras películas.
Si a un guionista no le pongan nombres y apellidos no es nadie. No a nivel popular, si no a nivel de poder mantener una negociación con un productor y que tus condiciones sean algo mejores
San José actúa de escudero de su amigo al manifestar que le “da rabia que la reivindicación parece que se centra en el tema de la alfombra roja”. La denuncia va más allá, es la poca consideración de la industria hacia sus creadores. “Mientras no te pongan nombre y apellidos no eres nadie. No a nivel popular, si no a nivel de poder mantener una negociación con un productor, que se reconozca tu labor y por lo tanto que tus condiciones sean algo mejores”, critica el guionista con tono serio.
“A medio plazo tengo claro que esa una batalla perdida, pero los que estamos trabajando, y que no vamos a vivir ese cambio, tenemos la obligación de intentar mejorarlo para que dentro de 20 años nadie se plantee que haya una puerta trasera para que entremos por ahí, cosa que además me parece más rebuscado y complicado”, añade.
David Serrano intenta poner en un aprieto a su colega planteando la posibilidad de que existieran dos puertas para entrar a los Goya. Una principal con alfombra roja y otra que diera acceso al patio de butacas: “¿Por cuál entraríamos?”. San José tira zanja con reflejos y una frase lapidaria: “Seguramente por la trasera, pero al menos deberíamos poder elegir”.