En la pasada ceremonia de los Goya había dos candidatas en la categoría de Mejor dirección. Paula Ortiz e Isabel Coixet llegaban con sus películas -ambas protagonizadas por mujeres fuertes- como las más nominadas de la noche. Su presencia hacía pensar que algo estaba cambiando en el cine español, que la paridad había llegado, o al menos estaba cerca. Que las mujeres, por fin, tenían las mismas posibilidades que los hombres en la industria. Puro espejismo. El informe organizado por la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) confirma que la situación sigue estancada. Sólo el 19% de las películas españolas estrenadas el año pasado fueron dirigidas por mujeres.
Este número se reduce si miramos a otras categorías. Las guionistas representan un 12% de todos los filmes, y las directoras de fotografía un escaso 9%. El dato mejora algo en las labores de producción, donde un 24% son mujeres. En el cómputo total el porcentaje femenino es del 29%, frente al 71% de los hombres, una situación que según CIMA representa “un mundo masculinizado atendiendo la distribución porcentual y sexual”.
Estas cifras se ven compensadas por la mayor presencia femenina en el campo del documental, ya que ciñéndose a los largometrajes de ficción, el porcentaje sería un par de puntos menor en cada categoría.
Trabajos de mujeres
El estudio de CIMA destaca que hay dos gremios en los que hay más presencia de mujeres, el de vestuario y el de maquillaje y peluquería, tradicionalmente feminizados y en los que tienen una presencia del 95% y del 75% respectivamente. Según el informe esto es un ejemplo de segregación vertical.
Sin embargo, los puestos específicos de liderazgo se continúan atribuyendo al sexo masculino. Las mujeres siguen teniendo 'techos de cristal', un término que hace referencia a la limitación de ascenso laboral a las cúpulas directivas o cargos de mayor responsabilidad en la jerarquía empresarial en el caso de las mujeres.
Viendo la evolución desde 2006, la presencia femenina en los empleos clasificados como directivos (dirección, guion y producción) y artísticos (dirección artística, de fotografía, composición musical, montaje) ha aumentado del 15,1% al 20% y del 14,7% al 21% respectivamente. En el mismo periodo de tiempo se han polarizado los ya feminizados (vestuario, maquillaje, peluquería), que han pasado del 75% al 82%, y siguen cayendo en los técnicos (sonido, efectos especiales), del 19% al 8%.
"Las actrices americanas hablan de salarios, pero nosotras estamos aún más atrás, hablamos de la presencia de las mujeres en puestos de responsabilidad, donde se decide qué tipo de películas se hacen y qué historias se cuentan", ha explicado a EFE Juana Macías, vicepresidenta de CIMA.
"Las razones de este desequilibrio son complejas. Hay sinergias que cuesta trabajo romper. Por un lado, falta de referentes. Sólo hay una mujer con un Oscar como mejor directora, y muy pocas en los puestos de toma de decisión, en las cadenas de televisión o en los comités de selección de proyectos para las ayudas", ha añadido la directora española.