Se habla mucho de ellas y poco de ellos. Existen las chicas Almodóvar, pero, ¿qué pasa con los chicos Almodóvar? Haberlos haylos, pero el universo del director manchego suele estar poblado de mujeres fuertes y arrebatadores, mientras que cuesta más encontrar a personajes masculinos tan potentes. De vez en cuando hay uno que marca. El Xoan de Julieta es de esos. Su presencia (y su ausencia) marca a la protagonista durante toda su vida. Mucho de eso estaba ya en los relatos de Alice Munro en los que se basa, otro tanto en el guión de Almodóvar, y el resto en la presencia de un actor al que el público se había acostumbrado a ver en la televisión y que ha irrumpido con fuerza en el cine español. Se trata de Daniel Grao.
La fama le ha llegado a los 40 años a este actor de Sabadell que ha empalmado el éxito de Palmeras en la nieve (es el médico enamoradizo de buen corazón), el de Julieta y la presentación en Málaga de una nueva película, Acantilado, a las órdenes de Helena Taberna y basada en la novela de Lucía Extebarría El contenido del silencio. Aquí da vida a Gabriel, un fiscal que investigará la desaparición de su hermana en una trama que mezcla sectas religiosas en el desértico paisaje canario.
Por si fuera poco continúa con La piedra oscura, el texto de Alberto Conejero donde da vida a Rafael Rodríguez Rapún, el amante de Federico García Lorca. Su interpretación ha sido recibida con toda clase de elogios, y es el favorito para el Premio Max que se entrega esta noche. A pesar de los rodajes y las interminables jornadas promocionales no ha dejado la gira que le ha llevado con la obra por todos los rincones de España. “Eso no lo abandono. Es una maravilla. Estoy enamorado de ese proyecto y de ese personaje, creo que como actor no me había pasado antes. La implicación emocional que tengo que poner no la había vivido. Gozo de cada representación. Llevamos un año de gira y pararemos en verano, luego volvemos a Madrid en septiembre. De momento, no tiene fecha de caducidad”, cuenta a EL ESPAÑOL.
Todavía no termina de creerse el éxito que ha vivido este último año, y aunque reconoce que no tiene tiempo ni de descansar se define como “ricamente ajetreado” y “feliz por la abundancia laboral”. Sabe que no siempre se dan estas coincidencias en la industria y que hay que aprovecharlas. A pesar de la cantidad de trabajo acumulado hay una cita que tiene marcada en rojo en su calendario, la presentación de Julieta en Cannes, donde Pedro Almodóvar competirá por una Palma de Oro que se le resiste. “Ese hueco está hecho, es sagrado. Presentamos el 17 de mayo y ojalá se lleve la Palma, ya le toca y creo que es la película perfecta para que ocurra”, explica Grao.
La etiqueta de 'chico Almodóvar', me encanta. Es un honor. Yo bromeo y digo que si me vuelve a llamar para hacer de lámpara le diré que sí
El actor no rehuye la polémica y cree que las noticias sobre la sociedad 'offshore' que tuvieron los hermanos Almodóvar a comienzos de los años 90 y que fue publicada en los papeles de Panamá han afectado de forma negativa al comportamiento del filme en taquilla. “Me ha dado mucha pena, pero lo entiendo también… Qué le vas a hacer. Para nosotros fue duro hacer la jornada de prensa sin Pedro, pero duro porque ya no se vivió como una celebración y esa sombra estaba planeando por ahí, pero creo que en Cannes nos resarciremos de ello”, zanja sobre la polémica.
No le gustan las etiquetas, pero sólo hay una que admite sin rechistar, la de 'chico Almodóvar'. “Esa me encanta, no soy muy amigo de etiquetas, pero es que esa es un honor. Yo bromeo y digo que si me vuelve a llamar para hacer de lámpara le diré que sí, pero que me haya llamado para Julieta me hace sentir hiper afortunado. Creo que es un peliculón y un personaje precioso en una película especial en su filmografía. Que me lo diera es un regalo”, dice emocionado.
Durante años se ha forjado en las series de televisión, e incluso interpretó a Mario Conde en una TV Movie que generó todo tipo de cachondeo. Aunque no descarta volver al medio y tiene pendiente el estreno de La sonata del silencio, una miniserie para TVE, tiene claro que ahora quiere apostar por el cine. “Si viene algo especial lo haré, pero voy a hilar más fino y quiero aprovechar todo esto que me está ocurriendo”, añade.
Presente en al película española más taquillera del año en estos primeros compases, Palmeras en la nieve, cree que la crisis que ha atacado sin piedad a la industria del cine también ha tenido algo positivo, ya que se “ha agudizado el ingenio”. “Han aflorado nuevos géneros que no estaban tan transitados y nos hemos hecho amigos otra vez del espectador. La españolada queda muy lejos ya. Lo que me inquieta es que se haya polarizado tanto entre superproducciones de entretenimiento apoyadas por televisiones y otras muy indies hechas con cuatro colegas en plan cooperativas. Las películas más de autor y de tamaño medio son las que están en peligro de extinción”, opina.
Durante un tiempo, cuatro cineastas hacían una peli al año ayudados por subvenciones y se hacía mucha mamarrachada y mucho bodrio que alejaba al espectador de las salas
Cree que hay que seguir trabajando en enamorar al espectador, en ganarlos poco a poco para que no se vuelva a otros tiempos en los que “cuatro cineastas hacían una peli al año ayudados por subvenciones y se hacía mucha mamarrachada y mucho bodrio que alejaba al espectador de las salas, o un cine muy endogámico”. Para ello apuesta por buscar el equilibrio entre el cine complejo de autor y el blockbuster.
Mientras lo busca seguirá en las tablas. Enamorando a los espectadores como Rodríguez Rapún enamoró a Lorca y, seguramente, a todos los premios que la obra de teatro y la película de Almodóvar le van a reportar en los próximos meses.