Icíar Bollaín contra el expolio de nuestra memoria natural
La realizadora presenta 'El olivo'. Un alegato a las raíces familiares y en favor de la defensa de nuestro paisaje.
4 mayo, 2016 00:29Noticias relacionadas
El ritmo frenético actual no deja pararse a pensar. Tampoco a mirar y disfrutar de los pequeños detalles. Hay que salir de las grandes ciudades y desconectar para apreciar otra realidad que todavía existe. La de las zonas rurales que sobreviven a duras penas, pero que viven todo con otra sensibilidad. La unión con la tierra, con nuestras raíces, se pierde de generación en generación, y sólo unos cuantos valientes intentan defenderla. Lugares que en muchas ocasiones han sido expoliados por una especulación urbanística que convirtió pequeñas localidades costeras en destinos de vacaciones para ricachones europeos.
A esos pequeños soñadores, que viven de espaldas a la realidad del resto, les dedica Icíar Bollaín su nueva película, El olivo. Una historia sobre la importancia de la naturaleza en nuestra sociedad, y cómo en la actualidad se ha vejado e incluso vendido al mejor postor. Para ello se fija en la joven Alma (una espectacular Anna Castillo que apunta al Goya a la Mejor actriz revelación), que se propondrá recuperar, contra todo y todos, el olivo en el que su abuelo senil y ella guardan sus mejores recuerdos. Una trama que le sirve de excusa a Bollaín y al guion de su pareja Paul Laverty (habitual de los filmes de Ken Loach) para hablar de mucho más: de especulación, de burbuja inmobiliaria, de crisis y hasta del activismo de una generación que está aprendiendo de los errores de sus padres.
La película nació de una noticia sobre el expolio de un olivo, y eso despertó la curiosidad de Laverty, que nunca imaginó que detrás de esa historia estaba la de todo un país, aunque la directora se empeñe en subrayar que no es “un filme sobre la crisis, aunque esta lo haya impregnado todo”. “Nos dimos cuenta de que el olivo tiene un poder metafórico enorme”, cuenta la directora a EL ESPAÑOL, que asegura que muchos de los paralelismos no han sido intencionados, pero otros como el que ese árbol vaya a Alemania sí. “Paul no quería cargar las tintas contra Alemania y yo era más partidaria, porque nos ha marcado económicamente. Nos han hecho la agenda económica de los últimos años y tienen una mirada hacia nosotros, a veces, dura. Nos han llamado los 'pigs' de Europa, entonces ir a reclamar algo como esto a Alemania no es lo mismo que ir a Bélgica, tiene más carga”, añade.
Alemania nos ha marcado económicamente. Nos han hecho la agenda económica de los últimos años y tienen una mirada hacia nosotros, a veces, dura
El olivo llega este viernes a las salas, y promete tener un largo recorrido por su boca a boca y por su más que previsible camino en la carrera de premios de este año. Icíar Bollaín es de esas directoras que siempre han tenido un público fiel, pero ella es consciente de que en los últimos años algo ha cambiado hacia el cine español. “Ha habido grandes taquillazos que han ayudado a mover los prejuicios que había. Me gustaría que la gente entendiera que el cine español no es un todo. Igual que si lees un libro español y no te gusta no dices que la literatura española es una mierda, no es justo que cuando una película española no te gusta digas que todo el cine español es malo. No, ese señor no te ha gustado. Igual que cuando te guste una película no puedes decir que todo es bueno”, zanja.
La naturaleza como patrimonio
El mensaje más evidente de la película, además de la importancia de la tierra y las raíces familiares, es el ecologista, que va unido a una crítica al capitalismo feroz que fulminó nuestros paisajes. “Hemos puesto nuestro patrimonio a la venta. Un olivo así es precioso. Si lo piensas, lo ha podido poner un romano, igual que una iglesia románica. Tiene ese valor histórico y además es parte de la comunidad, de la tierra, de nuestra identidad. Es nuestra cultura y hay que cuidarla”, opina Bollaín.
Hemos puesto nuestro patrimonio a la venta. Un olivo así es precioso, tiene un valor histórico y es parte de la comunidad, de la tierra, de nuestra identidad. Es nuestra cultura y hay que cuidarla
Para la realizadora ya es indudable que el cambio climático está afectando, y “hay que poner en valor la naturaleza”, para ello hacen falta muchas personas como Alma, la protagonista de la película. “A mí me gustaría ser ella, con ese morro, tan quijotesca”, confiesa la realizadora de Te doy mis ojos.
Actualmente los jóvenes se han despegado de sus raíces, y ya no sienten sus pueblos y sus paisajes como propios y algo que hay que defender, un problema que Bollaín une a la crisis y a las políticas económicas actuales. “Nos hemos creído un modelo económico en en el que la tierra no importaba, sólo importaba hacer dinero rápido; y tu paisaje importa, porque si lo dañas te haces daño a ti. Ha habido un modelo que nos hemos dado cuenta de que ya no funciona, en el que todo valía, en el que se pude comprar y vender todo y en el que por hacer beneficio lo demás no importa, y la película cuenta eso, que si arrancas el olivo contra la voluntad de alguien le haces daño”, critica.
El olivo no cuenta con un gran presupuesto, ni con los actores más taquilleros, ni siquiera con una cadena como Telecinco o Antena 3 en la producción, pero sin embargo tiene el encanto de los cuentos que unen a abuelos con nietos y a la gente con su tierra.