Del Festival de Cannes sólo vemos la puntita. La alfombra roja, las críticas más despiadadas, el palmarés… Pero detrás del lujo y el glamour de las fiestas hay una maquinaria en constante movimiento. Es en los certámenes más prestigiosos donde se cierran los contratos más suculentos, donde las productoras venden sus películas y las distribuidoras empiezan la pelea por quedarse los títulos más atractivos. Más allá de las 20 obras que forman la Sección Oficial existen otras 2.000 con las que se comercia. Una buena crítica o el rumor de que existe una promesa hace que las alarmas suenen y las pujas vuelen. El premio gordo de este mercado de la carne es la Palma de Oro. La película que todos quieren. En esta ocasión ha sido un clásico del cine de autor, Ken Loach, el que se llevó el gato al agua con Yo, Daniel Blake, y fue Caramel Films la distribuidora española que ha conseguido los derechos para su explotación comercial en salas.
La joven compañía muestra, una vez más, un ojo clínico para encontrar esas películas con el equilibro perfecto para triunfar en los festivales y también entre el sector cinéfilo. Lo de Cannes no ha sido una casualidad. Caramel también es la responsable de estrenar en España la última ganadora del Festival de Venecia (Desde Allá, de Lorenzo Vigas), y del Festival de Berlín (Fuego en el mar). Pleno de premios. A eso sumen otros títulos de culto como Ida (Oscar al Mejor filme de habla no inglesa) y 'sleepers' como Una pastelería en Tokio y Un doctor en la campiña, que con pocas solas y un buen boca oreja han sumado más de 100.000 espectadores. Todo lo que tocan se convierte en un éxito del cine de autor.
La mente pensante detrás de este proyecto es Enrique González Kuhn, anterior director general de Alta Films e hijo del expresidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, que el año pasado fue imputado por el fraude en las entradas de cine, un tema del que prefiere mantenerse al margen. Lleva el cine en las venas y asegura que “no sabe hacer otra cosa”. Su apuesta por un cine de calidad que prima las salas antes que otras ventanas de exhibición ha calado, y su olfato para predecir los éxitos en los festivales lo sitúan como una de esas excepciones de empresas nacidas en plena crisis que han sabido ver una oportunidad de mercado donde otros sólo veían caos.
“Apostamos por películas en las que creemos, con una autoría clara. Mi modelo de negocio es el cine. Todo lo que compro lo estreno en salas, busco la rentabilidad dentro de las salas, y dirás que es una locura y la gente habla del Video on Demand, de la televisión… pero mi modelo es este y la gente sigue yendo al cine. Son películas para un público cinéfilo y adulto”, cuenta Enrique González Kuhn a EL ESPAÑOL.
Apostamos por películas en las que creemos, con una autoría clara. Mi modelo de negocio es el cine. Todo lo que compro lo estreno en salas
El creador de Caramel no tiene televisión en casa y mantiene que los cines son el lugar donde dejarse seducir por filmes como Ida o La sal de la tierra. “El Club no puede verse en una tablet, tienes que dejarte llevar por la película, y en una sala te pone los pelos de punta. Allí se transmiten vibraciones, saltan chispas, y eso en tu casa a solas no pasa”, dice con convencimiento. Respeta el resto de ventanas, pero cree que de momento no son rentables, ya que no se puede recuperar la inversión cobrando poco más de un euro por una película en una plataforma online: “Es que todavía no funciona, seamos realistas, la piratería es tan bestia...”, zanja.
Cree que estas nuevas vías complementan a la principal. Son una segunda forma de explotación que funcionarán mejor cuando la película haya hecho ruido en su paso por los cines. "La sala es la que da prestigio a una película. Netflix es un grifo del que caen películas a punta pala, pero ¿qué referencia tiene esas películas? La sala de cine. ¿Por qué?, porque nos hemos traído a un director, porque esa película ha estado en un festival, porque ha ganado premios… Si la metes en esa plataforma como una más no hay referencias, como mucho conoces al director, y le conoces porque ha nacido en una pantalla de cine. Es lo que te da presencia, prestigio. Si Una pastelería en Tokio llega a estar sólo en VoD no la ve nadie, pero ahora al haber tenido más de 100.000 espectadores ha funcionado mucho mejor en las otras plataformas”, opina el distribuidor.
Así se compra una película
González Kuhn quita importancia al hecho de que hayan acaparado todos los premios importantes durante el último año, porque “los premios, aunque suene a tópico, no son lo más importante, aunque vienen genial”. Lo cierto es que llevar una Palma de Oro en el cartel facilita la promoción de una película. El dueño de Caramel recuerda que el último título de Ken Loach lo perseguían desde meses antes de Cannes, porque es un realizador que considera casi de su familia profesional, ya que desde Alta siempre llevaron sus filmes e incluso ayudaron a producirlos. “Estuvimos cinco o seis meses haciendo ofertas y rechazando todas, hasta que al final la cerramos en Cannes, antes de la Palma de Oro. Queríamos esa película”, añade.
También antes de los premios puso sus ojos en Fuego en el mar, que además trataba un tema de actualidad como el de los refugiados y que tenía detrás un director que les interesaba. Mismo caso que Desde Allá, su próximo estreno y último León de Oro. Todas ellas forman parte de esa selección de ocho o nueve títulos que estrenan al año y con los que se vuelcan. En su corta trayectoria ya se han hecho un nombre entre el mercado y los productores: “antes tenía que ir yo a ellos y pelearme, es un lujo que ahora vienen ellos para que lleves su película”.
Como en todo mercado existen clases y cuotas dependiendo de la fama y el prestigio de los realizadores. Enrique González Kuhn explica a este medio que cuando se encuentran con un director conocido lo primero que hacen es leer el guion. Si les gusta hacen una precompra “que abarata y con la que te aseguras ser el primero”. En caso de esperar a que el filme se presente y resulte ser una obra maestra toca sacar los cuchillos y pelear con la competencia en una venta al mejor postor. La cosa cambia si es una primera película, en la que esperan a ver el resultado y comienza la pelea. “Suele haber subasta y gana el que más ponga, aunque en igualdad de precios eligen al distribuidor por otros factores. Es así. Realmente de los festivales salen cuatro o cinco fuertes de las 2.000 que pasan, y esas las queremos todos”, explica sobre el proceso de compra.
Suele haber subasta por las películas y gana el que más ponga. Realmente, de los festivales salen cuatro o cinco títulos fuertes de las 2.000 que pasan, y esos los queremos todos
La crisis y, especialmente, el IVA al 21%, han afectado mucho al sector, aunque aun así los títulos más deseados siguen manteniendo unos precios elevados. “Las que no quiere nadie han bajado mucho, antes había otras de segunda línea que tenían precios altos. Ahora todo lo que no sean esas cuatro o cinco están bajos, algunas casi hasta las regalen”, dice una de las personas que mejor se mueven en estas negociaciones.
La importancia de la promoción
Otra de las herramientas imprescindibles para el éxito de sus películas es la promoción. No pueden competir con las grandes campañas de las 'majors', ni invertir un pastizal en anuncios de televisión, así que apuestan por traer a los directores y actores para trabajar la prensa. “Son películas con chicha, con contenido. ¿Qué forma tengo yo de llamar la atención del público y que quieran ver mi película en vez de una norteamericana? Pues a través de una buena crítica o de un reportaje interesante para que ese sector cinéfilo quiera verla”, opina el descubridor de éxitos como Un médico en la campiña.
Me encantaría llevar cine español, pero no quiero llevar cualquier cosa. Todo lo que nos ha llegado no lo veía, no pensaba que fueran a hacer taquilla y somos una empresa no una ONG
De su experiencia en Alta también ha aprendido. Asegura que no tiene créditos ni deben un duro a nadie, un sistema que funciona y con el que ahuyentan los fantasmas del pasado, cuando tuvo que cerrar su empresa, una situación provocada por “la desaparición del cine español medio”. “Ahora todo lo producen Telecinco o Antena 3, son blockbusters ultrapromocionados que están bien, pero es que el resto de cine ha desaparecido, ya no existen distribuidoras como Alta. Ha desaparecido el cine medio como ha desaparecido la clase media”, masca con resignación.
Quizás por ello en su línea de distribución no ha aparecido ningún título español, aunque prometen llevar uno para 2017 del que no dan más datos hasta que se cierre el acuerdo. “Me encantaría llevar cine español, pero no quiero llevar cualquier cosa. Todo lo que nos ha llegado no lo veía, no pensaba que fueran a hacer taquilla y somos una empresa no una ONG. Por otro lado hay que encontrar un proyecto para hacerlo con tiempo, porque muchas veces nos llega el productor con una película acabada que quiere estrenar en dos meses y yo así no trabajo. En esta empezamos a trabajar ahora y no está ni rodada, es para 2017, así sí. Lo que no puedes es hacer una chapuza. Yo llevo ocho películas porque sé que podemos trabajar las ocho de puta madre y ahí está el resultado. Vamos a trabajarla como cabrones. Con el cine español hay que hacerlo hacerlo todavía mejor”, asegura con autoridad. Nadie rechista. Si lo dice la persona que 'predijo' todos los premios de los festivales más prestigiosos será por algo.