Drácula es un vampiro sanguinario, que merienda niños y desayuna ancianos, pero es un personaje memorable. Parte de la culpa de que el mito sobreviva a sus propias maldades la tiene Béla Lugosi, que interpretó al conde Drácula en 1931, a las órdenes de Tod Browning, y que murió hace 60 años.
Lugosi convirtió al vampiro en una criatura sobrenatural que detrás de la capa y la sonrisa malévola escondía un ser vulnerable. El actor rumano marcó una manera de entender a Drácula diferente que la tradición moderna recogió en películas como las de Coppola o Polánski. Pero, ¿quién iba a decir que los vampiros acabarían siendo tíos buenos sin camiseta?
Antes de que los vampiros estuvieran en las carpetas de las quinceañeras, la tradición vampírica conformó un mundo surrealista donde la historia y la literatura se encontraron para crear al conde Drácula. 60 años después de la muerte del vampiro más recordado, ¿cuánto sabes de la tradición clásica que creó al personaje?