Cayó en el thriller por casualidad. Como una respuesta automática en busca de su confirmación como cineasta. Sin embargo, Alberto Rodríguez ha conseguido dar alas al género y demostrar que la historia de España y sus cloacas es la mejor materia prima posible. Grupo 7 y La isla mínima demostraban a un realizador único en su especie, capaz de hacer una película tan entretenida como política.
El músculo de sus títulos no ocultaba su intención de diseccionar a España. Especialmente esas épocas donde nadie se había atrevido a mirar. Tuvo que llegar Rodríguez para que el cine español saltara de la Guerra Civil a la Transición, y ha tenido que ser él el que ponga en la lupa la corrupción durante los años de gobierno de Felipe González con El hombre de las mil caras, que hoy ha presentado en el Festival de Cine de San Sebastián.
El caso Paesa y Roldán sirven al director para crear otro thriller, esta vez con tintes de Scorsese, pero sin olvidar todo lo que se escondía debajo de una alfombra, hasta que esta reventó. Fue el principio del final de una época, como se dice en un momento de la película que se estrena el 23 de septiembre. El propio Fernando Paesa ha salido de su escondite con motivo de la película haciendo que la realidad supere, de nuevo la ficción en un movimiento que ha dejado a todo el equipo del filme con los ojos abiertos. Alberto Rodríguez habla siempre de forma pausada, sin darse importancia y casi sin ser consciente de que sin quererlo se ha convertido en el cronista de nuestra sociedad.
Lleva años detrás de esta historia ¿Qué tiene Paesa que le atraía tanto para hacer una película?
Lo tuve claro desde le primer momento Era un personaje que había podido vivir de su propio arte durante 50 años. La gente se acuerda sólo de Roldán, pero él está ahí desde la descolonización de Guinea hasta que le buscó la policía después. Me llamaba la atención esa capacidad de sobrevivir a pesar de las circunstancias. Tenía algo, tenía magnetismo.
Han creado un Paesa muy cañí.
Es que él era así. Si ves las entrevistas que existen al verdadero Paesa, lo que él proyecta ahí, lo que pretende, es mucho más cañí. De hecho hemos rebajado los personajes reales.
Conseguía caer bien a pesar de ser un embaucador.
No sé que es lo que tenía, eso es lo intrigante. En un timo siempre hay timadores y timados, y el timado siempre cree que tiene ventaja. Él era muy bueno haciendo eso, haciendo pensar al timado que estaba por delante.
Puede que sea su guion más complicado. Hacer un thriller entretenido, respetando la historia real y con una carga de información muy elevada.
Era una película muy difícil, porque aunque dejamos claro desde el principio que es una historia real pero que contiene alguna mentira, era complicado sostener la trama y elegir cuándo estábamos contando la verdad y cuándo la mentira. Realmente la historia de Paesa y Roldán es simple. Por eso defendimos la opción de jugar con qué es verdad y qué es mentira.
¿Ha manejado algún referente? Viendo la película uno puede pensar en Scorsese.
No ha habido referente claro. Su relato y narrativa se desprenden a través del libro de Cerdá y en la investigación que hemos hecho.
Realmente la historia de Paesa y Roldán es simple. Por eso defendimos la opción de jugar con qué es verdad y qué es mentira
En la película Roldán no deja de repetir que es un “hombre bueno”. ¿Realmente lo creía? La película es muy cínica e irónica y hay diálogos que no se pueden tomar al pie de la letra. Son gente atrapada en un callejón. En Grupo 7 habló del mundo de la droga detrás de la Expo 92, en La isla mínima de las heridas de la Transición y ahora de la corrupción durante el gobierno de Felipe González.
El cine negro siempre habla de las alcantarillas de las sociedades, y eso era una buena percha para hablar de lo más sucio que pasa en España y que está oculto. Las tres tienen eso en común.
Viendo sus películas parece que España nunca ha estado limpia.
Más que eso las tres películas se hacen la misma pregunta. ¿Estamos en el país que queremos estar o podríamos haber hecho algo más?
La película dice en un momento: este es el principio del final. ¿Cree que el caso de Roldán es el principio del final de una época?
No sólo Roldán, fueron los GAL, los fondos reservados… eso supuso la pérdida de inocencia de nuestra sociedad. Ya había habido indicios, pero la gente comenzó a darse cuenta, y a posteriori nos hemos dado cuenta con los casos que ha habido ahora que había aún menos inocencia.
A pesar de hablar de un momento histórico la película tiene muchos puntos de unión con la situación actual.
Sí, tiene mucho eco en la actualidad. Mira, cuando empezamos era un encargo, y yo había muchas cosas y muchos términos que tenía que consultar en internet, porque que no los entendía. Buscaba qué era una offshore, qué era un paraíso fiscal, si eso era ilegal o no... y ahora todo el mundo entiende de lo que hablamos.
Caí en el género por casualidad, y al final he encadenado tres películas que son distintas, pero que tienen también cosas en común
El PSOE y Belloch concretamente, no estarán muy contentos con la película.
La película no habla del PSOE, habla de lo que ocurría en una sociedad entera, y es algo que podría pasar otra vez. De hecho mira lo que ha ocurrido con todos los casos de corrupción actuales.
Parece que siempre toma la distancia del tiempo para hablar de las alcantarillas de España. ¿No se atreve a hincarle el diente a lo que pasa actualmente?
No, no es cuestión de tiempo hay una película interesantísima en el caso Bárcenas y en el caso Gúrtel. No descartaría hacerla.
Pues sería su cuarto thriller político. No sé si influyó el fracaso de After, su película más diferente en ese cambio de registro.
Yo caí en el género por casualidad, y al final he encadenado tres películas que son distintas, pero que tienen también cosas en común. La verdad es que debería analizarlo, porque puede que sí que lo hiciera como una huida inconsciente.
¿Llegasteis a contactar con algún familiar de Paesa durante el proceso de investigación del filme?
Contactamos con gente muy cercana a a Paesa, nos intrigaba si estaría cerca, porque rodábamos en París y muchos miembros del equipo bromeaban diciendo que iba a aparecer en cualquier momento, nunca lo hizo, pero me intriga mucho saber que pensará Paesa de la película.
Habéis construido cun antihéroe que acaba cayendo bien a pesar de estar robando el dinero de todos.
Ese era el objetivo, que el público empatizara con alguien que hacía algo moralmente reprobable.
Pero ellos parece que tienen unos valores desvirtuados, ya que nunca parecen sentirse culpables de sus actos.
Esa gente tiene que tener un código moral diferente que les permita justificar sus actos.
¿Cómo valora que el PP y Ciudadanos dejaran fuera de su pacto la bajada del IVA para el cine, pero sí incluyeran a los espectáculos en directo?
Si ellos tuvieran un cierto grado de importancia hacia el cine, deberían bajarlo ya y ponernos un IVA superreducido como el que tienen los libros, lo que han hecho me parece fatal.