El teatro está conquistando el cine. Los dramaturgos más prestigiosos de la escena española apuestan por dar el salto e intentar contar sus historias en otro medio y para un público más masivo. El último en cambiar de registro ha sido Miguel del Arco. También era el más esperado. Sus textos teatrales han conquistado a todo el mundo por su riesgo y la libertad con la que mezcla los clásicos con la actualidad del país. Los mismos mimbres por los que ha apostado en Las furias, su ópera prima en la que una reunión familiar sirve como metáfora de una España que se miente para sobrevivir.
Para dar vida a los Puente Alegre, Miguel del Arco ha tirado de las tablas y ha llamado a actores que se han forjado en los escenarios teatrales. Mercedes Sampietro, José Sacristán, Bárbara Lennie o un Alberto San Juan que vuelve al cine español, donde cada vez se le ve menos. Sus labores al frente del Teatro del Barrio le han quitado del foco público. Las furias le han hecho regresar. Sentado en el Pavón Teatro Kamikaze el actor habla como acostumbra, sin miedo a mojarse. Asegura que nunca ha sido vetado por su posición política, o que si lo ha sido no se ha enterado, pero tampoco le importa: su compromiso va más allá de su profesión.
¿Qué tenían Las furias para querer estar en esta película, o fue un ofrecimiento de Miguel del Arco?
Él me llamó y me hizo mucha ilusión, porque me gusta mucho su trabajo, no sólo el resultado sino también la forma de trabajo de generar un grupo de trabajo. La historia me atraía también, que el foco fuera las relaciones humanas en una familia.
Viendo la película y los actores uno tiene la sensación de que es una compañía de teatro más que el reparto de una película.
Absolutamente, primero está llena de homenajes al teatro, desde el personaje que inicia todo que es un actor teatral, el personaje del hijo que interpreto yo que es un actor frustrado, y todo está lleno de teatralidad, y en nuestra experiencia también. Muchos ya habían trabajado con Miguel, y los que no, es muy fácil, porque te recibe con los brazos abiertos. Vivíamos todos juntos en una casa rural, así que más fácil todo.
Es la ópera prima de Miguel del Arco después de dirigir mucho teatro, ¿no se plantea saltar al cine?
No, hasta ahora soy un actor que alguna vez escribe o dirige teatro, pero el cine me parece de una complejidad tremenda. Para hacer cine… no se me pasa por la cabeza.
¿Por la forma de dirigir o por lo difícil de levantar un proyecto?
Escribirlo, levantarlo… por lo caro que es el cine y la cantidad de gente que implica. No siento esa capacidad.
¿Existen Las furias en la actualidad?
Sí, yo entiendo que están cuando uno enloquece en un mal sentido, cuando cae preso del dolor, del miedo, de la angustia, de lo que te aleja de la vida, cuando uno cae preso de lo que duele. Por supuesto que existen y muchas veces tienen que ver con ficciones que nos montamos en la cabeza a partir del miedo. Básicamente Las furias surgen de la dificultad para atrevernos a ser quienes somos o a experimentar quién podemos ser, en ese sentido mi personaje es clave. Aquiles no se atreve a ser él mismo, no se atreve a descubrir quién es y por eso está amargado y culpa a su padre y a su madre.
Decía Miguel del Arco que está familia es una metáfora de toda España.
Bueno, es una familia característica de un tiempo determinado que es el nuestro, esta modernidad nuestra cuyo telón de fondo es el neoliberalismo que digamos que va contra lo común y refuerza lo individual en un sentido neurótico. Miguel daba antes el dato de la cantidad de gente que hay medicada actualmente para poder tratar con sus emociones, eso es muy revelador de la gravedad del momento actual.
En España la familia es el centro de todo.
Sí, la familia digamos que es un centro de reproducción del sistema social. Cuando se firmó el tratado de Maastricht José María Aznar quiso que se incluyera en el catálogo de principios europeos la familia como elemento central para mantener el orden social, un determinado orden social que tiene que ver con la jerarquía, con la dominación y con la ausencia de libertad. Y no se incluyó porque algún país no sé si Bélgica u Holanda dijo que no.
Es que en otros países no ocurre eso.
Mira, volviendo a este ejemplo. Aznar y Ana Botella tienen una empresa que se llama Famaztella, Familia Aznar Botella, esto es un objeto de estudio interesante y también está analizada la familia y su papel por Engels en La familia, la propiedad privada y el estado. La familia es algo maravilloso, yo tengo un hijo y son descubrimientos de nuevos amores. Hay también una cosa muy rara que es que a partir de que los niños se convierten en adultos y pueden cuidar de sí mismos, sigue habiendo una dependencia de padres e hijos brutal, primero material por la incapacidad para independizarse, pero por otro lado emociona cuando lo normal es que cada uno viviera su vida, pero aquí hay como una especia de obligación de permanecer juntos aunque sea odiándose, así que es normal que la familia genere constantemente obras teatrales o cinematográfica.
Decía Miguel que esta reunión familiar de Las furias también es un trasunto de la política actual. ¿Tú lo viste así también?
No porque me hubiera limitado la imaginación pensar en nuestra clase política profesional. Sí hay una similitud en el terreno de la incomunicación, de las palabras vaciadas de contenido, de lo que se dice va por un lado y lo que hace por otro, pero no habla directamente de la clase política española.
Hablaba antes de una familia jerárquica que debe mantener el orden social, no sé si cree que por ejemplo el Gobierno de PP, Ciudadanos y el apoyo mediante abstención del PSOE responde a ese patrón de familia mal avenida.
Yo creo que nuestra clase política profesional está completamente desacreditada y hay un vacío en la representación política que puede ser ocupado por fuerzas de carácter progresista o de carácter reaccionario, y que será así, porque lo que hay no vale por mucho que se empeñen en defenderlo como lo único posible.
Pero esta familia que ha surgido sería una familia desestructurada, se podría usar otra acepción, que es la mafia. El padrino llamaba familia a la mafia pues yo creo que ese es el paralelismo con la clase política profesional y la clase empresarial de alto nivel.
Cuando vi la película fue justo cuando explotó la crisis del PSOE, y ese monólogo inicial de José Sacristán describiendo lo que son las furias me recordó a lo que estaba ocurriendo. ¿Las furias se han comido al PSOE?
Sí, y el que las ha desatado ha sido el padre, Felipe González. Probablemente las furias que ha desatado Felipe González como padre del actual PSOE acaben devorándolo si es que no lo tienen ya listo para la digestión.
Hacía tiempo que no le veía en cine, ¿el teatro del barrio quita tanto tiempo?
Alguna película o serie rechazo, pero es verdad que nunca he sido un actor con varios guiones sobre la mesilla de noche. Mi implicación con el Teatro del Barrio ha hecho que tenga que rechazar algún proyecto que sí hubiera hecho, a eso se suma que se rueda menos y que se arriesga menos, las grandes apuestas las que ruedan Telecinco y Antena 3 y entiendo que desde el punto de vista empresarial quieren minimizar riesgos y la demanda es sobre un grupo de actores reducido. Antes yo podía formar parte de ese grupo, cuando El otro lado de la cama… pero ahora son otros.
En La reina de España tiene un papel pequeño Willy Toledo, que hace poco denunciaba que está vetado para trabajar, ¿a usted le ha pasado?
Si alguna vez he perdido el trabajo por mi implicación política no he sido consciente, pero en el caso de Willy es una realidad total. Y no tiene que ver tanto con que la gente del cine, los productores, o incluso los ejecutivos no compartan mucho de lo que dice, sino que lo que dice genera mucho escándalo y mucha atención mediática, interesada yo creo.
Entonces si un productor quiere hacer una película con él de protagonista, y le toca promocionarla y hace no se qué comentario en twitter y acaba con la promoción de la película, pues eso tiene que ver para que Willy sea vetado. Por otra parte los medios han construido una imagen de él de loco que ha hecho que haya productores que piensan que Willy no cae bien y que si él está en la película no van a querer verla. La suma de eso hace que no lo contraten y esa es la realidad.
¿Por qué nos importa tanto lo que opinen los actores políticamente? En EEUU a nadie le importa si Clint Eastwood es republicano o George Clooney demócrata.
O Sean Penn que estuvo con Hugo Chávez o Tim Robbins… aquí no se permite, aquí ha habido el famoso consenso que ha incluido una despolitización y un sentir que la política es sólo cosa de los políticos profesionales y que la política como dice Pablo Casado se hace sólo en el Parlamento, hasta que ha reventado la cosa, y a partir del 15M se dice que no, esto que parecía Itaca no nos vale, necesitamos otra cosa y las voces disidentes siempre se tratan de silenciar o de marginar y cuando no se consigue, se intenta convertir en la voz de un loco. Willy, por muy razonables que puedan ser la mayor parte de las cosas que las dicen, como lo dice él, pierden valor. Pero es el único caso de actor vetado que conozca.
Yo he trabajado como taquillero en un cine y había gente que si había un actor que ellos consideraran 'rojo' no entraban a ver la película.
Joder, bueno aquí ha habido desde la segunda legislatura de Aznar hubo una vuelta de una extrema derecha. Lo dijo Álvarez Cascos cuando ganaron en el 96, dijo: “Hemos tardado, pero hemos vuelto”. Se refería al franquismo, pero no habían vuelto del todo hasta el 2000. Y Esperanza Aguirre repartió unas licencias de televisión y hubo una serie de medios de una gran violencia discursiva como Intereconomía, Libertad Digital… o Jiménez Losantos, que después de una gala de los Goya hizo campaña para que nadie fuera a ver una película española y eso tiene audiencia, es un demente.