Hay un buen actor en los Affleck, y es Casey (no Ben)
El hermanísimo gana el premio a la Mejor interpretación masculina en el Festival de Gijón por la película 'Manchester frente al mar' y apunta fuerte para ganar su primer Oscar.
27 noviembre, 2016 02:24Noticias relacionadas
Resulta que en la familia Affleck había mucho talento, lo que pasaba es que estaba desordenado. Como si ellos mismos lo olieran pero no terminaran de descubrir en qué destacaba cada uno. Así, durante años nos intentaron vender que Ben era un gran actor. Por un tiempo dio el pego. No es que sus interpretaciones destacaran, pero tuvo mucho ojo para encadenar unos cuantos taquillazos, especialmente Armageddon, que lo colocaron como improbable estrella de Hollywood. El sueño no duró mucho y poco después se descubrió el pastel. Ben Affleck no era buen actor. Gigli, Daredevil, Pearl Harbor, Jersey Girl… fiascos en los que su cara de palo era insalvable.
La pista de que él tenía talento la daba el único Oscar que había logrado, el de Mejor guion original por El Indomable Will Hunting junto a su amigo Matt Damon. Muchos llegaron a sospechar que ese premio era fruto de Damon, y que Affleck sólo se había aprovechado de su colega. Que se lo digan a los responsables de Padre de Familia, que realizaron un gag memorable al respecto.
No fue hasta 2007, cuando nos enteramos que Ben Affleck sí que tenía talento, pero era como director. Ahí presentó Adiós, pequeña, adiós, un impecable thriller con el que debutaba a lo grande. Sólo dos películas después lograría su segundo Oscar, esta vez como productor de Argo. La Academia le ignoró como Mejor director.
Lo irónico del asunto es que sí que hay un buen actor en la familia Affleck, pero no se trata de Ben, sino de Casey. El hermano pequeño ha vivido siempre bajo su sombra, y sin embargo ha dado más muestras de ser un gran intérprete. De primeras ha sido nominado al Oscar al Mejor actor de reparto por El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford y había dejado destellos de genialidad en El demonio bajo la piel, pero hasta ahora no había podido confirmarse como uno de los grandes. Su oportunidad ha llegado con Manchester frente al mar, el drama de Kenneth Lonergan que arrasó en Sundance y que se ha presentado en el Festival de Cine de Gijón. Resultado: un premio al Mejor actor para Affleck y la Mención especial del jurado.
La confirmación de Casey Affleck ha llegado con 'Manchester frente al mar', el drama de Kenneth Lonergan que arrasó en Sundance y con el que ha ganado el premio al Mejor actor en Gijón
En Sundance hubo peleas por hacerse por los derechos de distribución de este drama que tienen todas las papeletas para cubrir la cuota indie de los próximos Oscar. La crítica la ha aupado a lo más alto de sus rankings, y las primeras nominaciones anunciadas, las de los Independent Spirit Awards, les confirman como favoritos con cinco candidaturas. Sí, la de actor para Casey Affleck entre ellas.
Una de las mejores películas del año
Es curioso que dos de las mejores películas del año tengan como tema central la pérdida. El vacío insustituible que queda y que nada puede llenar. Podemos negarlo, fingir o inventar una nueva vida, pero son sólo castillos de cartas que se desmoronan al menor golpe. Lo contó Almodóvar en Julieta, en la que la ausencia de una hija marcaba al personaje de Emma Suárez para siempre. Lo hace ahora Kenneth Lonergan -guionista de Gangs of New York y director de Margaret- en su nueva película.
Lo consiguen con dos estilos opuestos, la hiperestilización casi irreal de Almodóvar frente al realismo casi médico de Lonergan. Manchester frente al mar es de esas películas que desprenden verdad. Todo es sutil, medido y contenido. Hasta dan ganas de gritar para que los personajes sean capaces de tocarse y sentir. No conviene desvelar mucho de la película más allá de lo que cuenta su trailer: el regreso a casa del personaje de Casey Affleck para encargarse de su sobrino ante la muerte de su hermano.
Con unos flashbacks muy bien medidos iremos descubriendo lo que ocurre por dentro del protagonista. Hacía tiempo que no se veía una radiografía tan potente del dolor y de lo que es estar roto por dentro. Muchos la acusarán de ser lenta y comedida, pero sus destellos de humor y su construcción del personaje central son tremendamente certeros. La alergia de Lonergan al sentimentalismo le hace que en los momentos más dramáticos obligue al espectador a tomar distancia utilizando música clásica que impiden escuchar los diálogos.
Y en el centro de todo esto Casey Affleck en un papel que hace 15 años podía haber interpretado su hermano con menos tino. Ese ser traumatizado y sin habilidades sociales, que odia al mundo y a sí mismo se crea a través de pequeños gestos, de pequeños detalles. El arco de su Lee Chandler es pequeño, y por ello mucho más difícil de clavar. Una lección a su hermano, que viendo Manchester frente al mar se dará cuenta de la diferencia entre estar contenido y poner cara de palo, que es lo que Ben Affleck lleva haciendo años.