Toda carrera de premios tiene sus etapas. En los Oscar tienen los Globos de Oro y los premios de los sindicatos (directores, productores, guionistas…), en España, aunque todo parece que se concentra en los Goya, también existen paradas previas. Están los entregados por la prensa -los Feroz, que se entregarán el 23 de enero-, y también los que entregan los productores, los premios Forqué, que este año cambiaron de escenario y se trasladaron a Sevilla para celebrar su edición número 22 que reconoció a Tarde para la ira, la ópera prima de Raúl Arévalo, como la mejor película española del año.
La película comienza con buen pie la carrera, y el novato que dio la sorpresa en las nominaciones de los Goya dejó con un palmo de narices a películas como Julieta, Un monstruo viene a verme, El hombre de las mil caras y Qué dios nos perdone, todas ellas rivales el próximo febrero. La sexta nominada, la obra de otro novato, 1898, Los últimos de Filpinas, parecía más un guiño a Enrique Cerezo, presidente de EGEDA, que una serie competidora al premio gordo de la noche.
El thriller de Arévalo ha dado un golpe sobre la mesa y ha dejado claro que va a dar guerra en una temporada que parecía destinada a reconocer a veteranos como Almodóvar o directores internacionales como Juan Antonio Bayona. Ninguno estuvo para ver como sus películas se iban derrotadas. Un monstruo viene a verme salvó el honor y se llevó un premio para la educación en valores que suena a consolación.
La favorita a la Mejor Actriz, Emma Suárez, hizo buena las apuestas y ganó el galardón a la Mejor actriz por Julieta. Venció a sus rivales en los Goya, Bárbara Lennie por María (y los demás), y Carmen Machi por La puerta abierta. También a Anna Castillo, la revelación de El olivo; su compañera en Julieta, Adriana Ugarte; e Inma Cuesta, por La novia, que entró este año y no el pasado, cuando sí compitió en los Goya.
En la categoría de Mejor actor se dio otra de las sorpresas de la noche. Roberto Álamo, por Que dios nos perdone venció al favorito Eduard Fernández y su Paesa en El hombre de las mil caras. Se tomó la venganza después de perder en el Festival de San Sebastián y dedicó su premio a todos los actores "especialmente a los que no trabajan" y les prometió que dentro de poco se verían encima de un escenario. El thriller de espías de Alberto Rodríguez se fue de vacío, de nada le valió al director jugar en su casa, Sevilla. En el resto de categorías Nacido en Siria ganó el premio al Mejor documental, El ciuadadano ilustre el de Mejor película latinoamericana y Graffiti el de Mejor cortometraje.
La gala, presentada por Carlos Latre, fue una sucesión de imitaciones y números musicales que quisieron homenajear los 120 años del cine español, pero que no lo lograron. Ni siquiera se aprovechó la oportunidad de tener al Ministro de Cultura, Íñigo Fernández de Vigo, que sólo recibió un pequeño dardo del presentador, que con la voz de Lola Flores y repitiendo una de sus frases más míticas, le soltó un "Si me queréis bajad el IVA". Sólo el rap de Arkano levantó un poco el panorama, en una actuación que puso a la sección joven del cine español de pie.
El presidente de EGEDA, Enrique Cerezo, por su parte, le echó un capote al ministro en su pequeña intervención. "Nos van escuchando. Tiene usted nuestro aprecio y apoyo", le dijo en el Teatro de la Maestranza donde tuvo lugar la gala. Lo que estuvo más animado fue una alfombra roja que tuvo bastante presencia política. Paseó el ministro como una exhalación sin atender a los medios, quien sí se paró fue Suana Díaz, que tras el anuncio de Patxi López de presentarse a la secretaría general del PSOE apura su agenda para mostrarse en cuantos más sitios mejor. De Podemos estuvieron el alcalde de Cádiz, Kichi, y la secretaria general del partido en Andalucía, Teresa Rodríguez; mientras que de Ciudadanos se dejaron ver Begoña Villacís y la presidenta de la Comisión de Cultura del Congreso, Marta Rivera de la Cruz.
Una prueba de calentamiento para lo que ocurrirá en menos de un mes, cuando los que hablen sean los académicos del cine español para entregar ese Goya con el que acabará esta carrera y que ahora mismo tiene un nuevo favorito: Raúl Arévalo.