Durante años Agustí Villaronga fue considerado un autor raro, casi maldito. Los cinéfilos españoles que descubrieron su particular universo en obras como Tras el cristal lo auparon a la categoría de cineasta de culto. Pero había mucho más detrás, la mirada de un realizador capaz de domesticarse cuando la causa lo requería. Lo hizo con Pan negro, en la que sin renunciar a su visión oscura y ambigua retrataba la Guerra Civil alejándose del maniqueísmo que caracterizaron durante años al género.

Tras una aventura por Cuba -El rey de la Habana- vuelve al conflicto que marcó a nuestro país con Incierta Gloria, la adaptación de la novela de Joan Sales que se estrena en cines y con la que pretende acercarse al éxito crítico -9 premios Goya- y de público de su filme más conocido. Una obra que retrata un ambiguo triángulo amoroso en el frente de Aragón.

INCIERTA GLORIA (TRÁILER OFICIAL) ESP

 

¿Conocía la novela de Joan Sales?

No la conocía, no la había leído, y me llega por Isona Passola. La hija de Sales, la editora del libro fue la que me lo acercó. Yo no estaba seguro de hacerla, y sobre todo no quería hacerla después de Pan Negro, y ella me dijo: "antes de ponernos léetela y dime si crees que hay una película y qué tipo de película sería". Así que me hice unas notas en las cuales hacía desaparecer un personaje, el seminarista, y desaparecía el aspecto bélico y esa especia de disquisición religiosa y metafísica que había que creía que iba a ser una losa, y nos quedamos con los personajes.

Es una adaptación compleja, ¿por qué decidió suprimir la carga religiosa?

A mí me interesaba, pero creo que la juventud de hoy en día no es un problema para ellos. No están preocupados por eso y si te ponías con ello tenía que dedicarle mucho tiempo, no podía entrar a medias. Hay unos toques en la película pero no entramos más.

Tampoco se recurre tanto a la Guerra Civil, eso tiene un poco de tópico. Pero lo que tiene es que como cualquier catástrofe o una revolución, lo que hace es poner a la gente en conflicto

Vuelve a la Guerra Civil.

No quería hacer dos películas que fueran parecidas, que creo que no lo son, por eso entre medias me fui a hacer una película a Cuba y eso agradecí mucho hacerlo, porque volví con ganas a ese universo. Es normal que la gente piense que son parecidas, somos el mismo equipo también, adaptación de una novela de un autor, de un periodo más o menos próximo… pero son distintas, esta es coral, Pan Negro era la visión de un niño descubriendo el comportamiento de los adultos. Aquí son cuatro personajes muy distintos todos y viendo cómo se modifica su vida y la de sus semejantes con ese mazazo que es la guerra.

¿Qué tiene de atractiva la Guerra Civil para seguir?

No sé, porque es verdad que a la gente joven también le interesa. El año pasado vi La piedra oscura, que está hecha por gente joven. No sé qué debe tener. A mí lo que me interesa son las consecuencias de la guerra, me importa, y cuando veo el telediario me afecta y creo que es bueno tener memoria. Tampoco se recurre tanto a la Guerra Civil, eso tiene un poco de tópico. Pero lo que tiene es que como cualquier catástrofe o una revolución, lo que hace es poner a la gente en conflicto y eso es interesantísimo para cualquier dramaturgia. A mí me interesan esos personajes, no dos personas que hablan si pintan el piso de verde o azul.

¿Y entonces por qué ese tópico de que hay muchas películas de la Guerra Civil?

No lo sé, porque no tiene fundamento, de las 100 películas españolas que se estrenan al año como mucho hay una de la Guerra Civil. Hubo un momento que sí, igual que hubo el destape, después de la muerte de Franco hubo un exceso de películas que hablaban de la Guerra, de la posguerra y también de una ideología que durante un tiempo había estado oculta, pero ya no es así. Muchas veces la gente tiene ganas de crear cizaña, de crear conflicto donde no debería haberlos. Y al hablar de la Guerra Civil no tienes por qué enfrentar ideologías, no estás hablando de eso. La gente es muy simple. Tú ves la película y no estamos hablando de eso. Hacer memoria de esto siempre es bueno.

Muchas veces la gente tiene ganas de crear cizaña, de crear conflicto donde no debería haberlos. Y al hablar de la Guerra Civil no tienes por qué enfrentar ideologías

¿Cree que esto es consecuencia de que tenemos miedo como país de enfrentarnos a la Memoria Histórica?

Le ocurre a un sector. A la gente joven esto le queda un poco lejos. Y los muy mayores que lo vivieron, por ejemplo mis padres no hablaban de eso, no les gustaba. A ellos puede que no les guste recordar porque estaban demasiado implicados, pero luego hay una masa intermedia que conocen lo que ocurrió y que no deberían tener miedo a enfrentarlo o a pensar en ello. Yo no veo el drama.

Pero sigue habiendo polémica cuando por ejemplo piden retirar los nombres de calles franquistas.

Pues a lo mejor es lo mismo, porque yo a veces también pienso que es un absurdo. Es mi opinión personal, pero pienso si se llama así pues se llama así, y que si se hace debería ser sin crear conflicto. Yo es que pienso que remover según qué cosas no vale la pena, y es que son cosas que se usan…

Núria Prims en el rodaje de Incierta Gloria. Alfa Pictures

Cuando trata la Guerra Civil no es maniqueo ni sentimental.

En algunos momentos, y es comprensible que haya sido así, quizás ha faltado. Porque hubo un tiempo donde había películas que ensalzaban el pensamiento de la república, estaba idealizado, era normal. La Guerra Civil es un conflicto que enfrentaba a personas, eran hermanos, y creo que es bueno hablar de ello sin que haya enfrentamiento. Lo que me da más rabia es que cualquier tema se use para reafirmarse en sus creencias enfrentadas a las de otro. Cualquier tema político.

¿Pero puede no entrar la ideología en una película de la Guerra Civil?

Hombre al final la ideología, y más que la ideología tu forma de pensar, se escapa. Está ahí siempre. Pero a veces se escapa no de una manera clara. Mira, cuando estrené mi primera película Tras el cristal en Berlín, y yo tengo una ideología más bien de izquierdas, y mucha gente pensaba que era un alegato a favor de los Nazis. Recuerdo críticas de fuera que decían eso. Yo intento que no se asome, o que se asome en la parte humana o personal, porque si no las películas se quedan sin alma, y tú tienes que tomar partido por algunas cosas. Tú no juzgas a los personajes, pero si hay un conflicto intentas entender a los dos. A mí por ejemplo el personaje de la Carlana, tan complejo, me flipa, me encanta.

Pero es que una película como 'Tras el cristal' hoy no se podría hacer, ya puedo darme trompazos por el suelo que nadie me la produciría

Siempre se dice que existen dos Agustí Villaronga, el arriesgado como el de Tras el cristal, y el más académico, como el de Pan Negro.

Existe, existe. Pero es que una película como Tras el cristal hoy no se podría hacer, ya puedo darme trompazos por el suelo que nadie me la produciría. Hoy se depende mucho de las televisiones , hay que pasar por unos filtros que hace que según qué temas no entren. Yo me siento cómodo en los dos, de todos modos la parte enfermiza de algunas películas mías yo creo que la he perdido, aunque me sigue gustando el lado oscuro de las personas. Me gusta mucho vivir y las personas, y ahora se me hace difícil. Lo haría en una película de terror o de fantástico, ahí me pondría bien heavy.

Su abuelo era titiritero, una profesión que ahora está en el foco por lo que ocurrió en los carnavales del año pasado. Viendo aquello, ¿cree que estamos peor que hace veinte años en cuanto a libertad de expresión?

Sí. Y lo malo es que es el propio público, es la gente la que ha acabado actuando siendo políticamente correctos. Eso es jodido. Con los medios, la televisión sobre todo, se ha hecho que las personas crean que tienen que ser de una determinada forma, tienes que ser políticamente correcto. Menos mal que hay gente que se desmarca de todo esto. Esto es un conflicto muy grande que hay ahora.

¿Entonces estamos peor en cuanto a libertad de expresión?

Sí, segurísimo.

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