Ellen Page, la actriz que cambió de sexo a Han Solo
Tras declarar públicamente su homosexualidad, se ha convertido en una activa militante por los derechos LGBT y el papel de la mujer en Hollywood.
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"Como chica, se supone que amas a la Bella Durmiente. Y yo digo, ¿quién quiere amar a la Bella Durmiente cuando puedes ser Aladdin?" Esta frase de Ellen Page podría perfectamente resumir lo que transmite su figura en el Hollywood sacudido por el escándalo Weinstein. Por eso, no es extraño que el director Jason Reitman, el mismo que la lanzara a la fama dándole el papel protagonista de Juno (2007), le otorgara el de Han Solo en una multitudinaria lectura pública del guión de El imperio contrataaca hace tres años, el único personaje que veía cambiado el sexo de su intérprete (como curiosidad, Jessica Alba fue la princesa Leia).
Page es noticia estos días por dos estrenos: en pantalla grande, de Enganchados a la muerte, el remake dirigido por Niels Arden Oplev del clásico de 1990 Línea mortal que, entre otras cosas, marcó el inicio del romance entre Julia Roberts y Kiefer Shuterland, uno de las más rocambolescos de aquellos años. Y en el canal Odisea, de la serie documental Gaycation en la que, junto a su amigo Ian Daniel, toma el pulso a la vida diaria en las comunidades gays de varias ciudades del mundo. Un pie en la comercialidad y otro en el activismo: eso es Ellen Page.
Canadiense nacida en 1987, su aspecto de eterna adolescente es perfecto, paradójicamente, para encarnar personajes que necesitan mostrar un tipo especial de fortaleza que va más allá de lo físico. Su potente irrupción en Hard Candy (David Slade, 2005), donde lograba hacer creíble su interpretación de una menor que enfrentaba el ataque despiadado de un pederasta, ya marcaba que lo suyo difícilmente serían las memas comedias románticas. De hecho, lo siguiente que filmó fue Juno donde, en un tono sorprendentemente ajeno a lo dramático o moralista, encarnaba a una adolescente embarazada. Otra mujer trazando su camino en un mundo hostil.
Es una lástima que su encarnación de la mutante Kitty Pryde llegara en la peor de todas las entregas de la saga de los X-Men, la tercera (X-Men: la decisión final, Brett Ratner, 2006), aunque el juego temporal que planteó la vuelta de Bryan Singer a la dirección en la estupenda X-Men: Días del futuro pasado (2014) permitió que nos quitáramos ese mal sabor de boca. Y no ha sido su única incursión en el gran presupuesto: en Origen (Cristopher Nolan, 2010) encarnaba a la arquitecta de la peculiar brigada del sueño dirigida por Leonardo DiCaprio. En En el bosque (Patricia Rozema, 2015) compartía cartel con Evan Rachel Wood como dos hermanas que tienen que encontrar la forma de sobrevivir en un mundo al que el Apocalipsis llega repentinamente.
Para entonces, Page ya se había convertido en uno de los iconos mundiales de la lucha por los derechos de los homosexuales después de que saliera del armario públicamente en 2014 durante un acto en Las Vegas: "Estoy aquí hoy porque soy homosexual. Y porque quizás pueda causar un efecto positivo. Ayudar a otros a que su vida sea más fácil y esperanzadora. Siento que tengo una obligación personal y una responsabilidad social en todo esto", declaró. Desde entonces, ha vivido su condición de una manera natural, alejando al estereotipo de la lesbiana de cualquier caricatura facilona.
Este convencimiento de que desde el lugar que ocupa puede hacer mucho por ayudar a quienes no lo tienen tan fácil parece imbuir cada aspecto de su vida. Desde el ámbito privada, que expone lo justo y que vive con toda naturalidad (actualmente mantiene una relación con la bailarina Emma Portner, quien saltó a la fama tras su trabajo junto con Justin Bieber, y con quien ha grabado una película que ambas anuncian en sus redes sociales) hasta la elección de papeles comprometidos: no paró hasta conseguir participar en Freeheld, un amor incondicional (Peter Sollett, 2015), en la que hacía de pareja de Julianne Moore, quien a su vez interpretaba a la policía Laurel Hester quien, en la vida real y tras conocer que estaba enferma, batalló por conseguir que su mujer cobrara la pensión de viudedad, un caso que polarizó a la sociedad norteamericana.
Vegana convencida y cómodamente asentada en Canadá, que le permite mantener una distancia de seguridad para no dejarse arrastrar por lo que detesta de Hollywood, Ellen Page encarna a un nuevo tipo de estrella femenina capaz de dar la vuelta a los clichés desde dentro. Algo más que necesario en los trumpianos tiempos que corren, en los que ningún derecho, por fundamental que sea, puede darse ya por supuesto.