Para el cine la prostitución sólo ha tenido dos enfoques. Uno, desde la comedia. La puta como personaje cómico y entrañable en filmes como Poderosa Afrodita o Villaviciosa de al lado, o incluso como cenicienta que tiene que ser salvada por un príncipe azul en Pretty Woman. El otro enfoque es el de la compasión, la prostituta es un ser taciturno y obligado a venderse para sobrevivir en un mundo cruel. Una dicotomía que ha hecho que no sea una temática muy usada por el cine, menos por todo el que llega de Hollywood.
Desde Argentina llega un filme que quiere romper con esa simplificación. Se trata de Alanís, de Anahí Berneri, la película que logró el premio a la Mejor dirección y a la Mejor actriz en el pasado Festival de San Sebastián. Una historia en la que la protagonista es una prostituta, pero no pertenece a una trama de trata de mujeres, tampoco es simpático y divertido contrapunto cómico, sino que es una mujer compleja, con aristas, llena de realidad. Por si fuera poco también tiene un hijo En ese equilibrio entre una profesión que para las autoridades no existe y su segundo trabajo como madre es donde se mueve un filme que rompe tabús y convierte a esta prostituta en una heroína sin dramatismos.
Un trabajo arriesgado, que nace de un taller de guion en Argentina. El premio era rodar un corto, y se lo ofrecieron a Anahí Berneri, que en un primer momento lo rechazó, porque el guion hablaba de trata y era un “tema arriesgado donde no había una posición política tomada”. Salió corriendo, como ella misma reconoce a EL ESPAÑOL, pero el tema se quedó en su cabeza y fue creciendo. Se preguntaba por qué el cine siempre habla de esas mujeres como si fueran víctimas de trata, así que emepzó a hablar con gente, con asociaciones y con mujeres que trabajaban en las calles. “Les dije que lo hacía si me dejaban trabajar sobre la prostitución diferenciándola de la trata”, añade.
Para ella la labor principal era clara: “humanizar la prostitución”. “Dejar atrás la prostituta reventada es muy difícil. Hay que humanizarla, ver que es alguien que elige una forma de subsistencia y que a la vez es madre, tiene ideales y que también es víctima de la sociedad, porque puede que no tenga opciones, o que de entre las pocas que tiene ha elegido trabajar con su cuerpo y hacerlo con dignidad, y esto es difícil de encontrarlo, siempre vemos la pobre mujer del melodrama y una mujer que decide sobre su cuerpo”, cuenta Berneri.
La directora, cree que esta corriente a favor de ilegalizar la prostitución y ponerla toda al mismo nivel, viene dada “porque es más fácil ver a las mujeres como víctimas en vez de como dueñas de su cuerpo y con la libertad de decidir sobre ellos”. “Nos cuesta mucho. Muchas mujeres intentamos identificarnos: yo lo haría o yo no lo haría, pero el sexo es un lugar de poder, lo ha sido siempre para la mujer y para el hombre. Es muy raro que nadie discuta el lugar de la prostitución masculina, nadie dice que el hombre es una víctima”, asegura.
La película adopta una posición política clara, y denuncia la falta de medidas desde las instituciones en el tema de la prostitución. Son mujeres dejadas a su suerte, y sólo se preocupan de ellas si forman parte de una red de explotación. “Si se tomaran medidas sería una forma de admitir que existe, y para muchos la prostitución callejera, para los Gobiernos, es admitir que hay falta de oportunidades y que hay mujeres que no tienen otra opción y están obligadas a hacerlo. Entiendo que ninguna mujer debería prostituirse por necesidad obligada, y que la clandestinidad las hacen mucho más vulnerables, pero hay una vergüenza social en torno a ella que parece que es algo sucio y no podemos entender que alguien genere dinero con el sexo, aunque el sexo ya genere mucho dinero como entretenimiento en los medios. Hay una industria del sexo y no hablo solamente del porno, porque la mujer se cosifica en todos los medios de comunicación”, apunta la realizadora argentina..
La heroína de su película es de las que casi nunca muestra el cine. Pobre, prostituta, madre y a pesar de todo con la dignidad por delante y luchando contra una sociedad que ni la mira. Personajes que para Berneri son muy necesarios en el cine, pero que sólo llegarán cuando “acabemos con los estereotipos”. “Los arquetipos no son reflejo de la sociedad. Nos estamos perdiendo algo del cine, y es ese mirarnos, reflejarnos en las películas. Para mi lo mas importante es la identificación, por eso trato temas que se dicen incómodos o que no queremos ver desde la sociedad. No por provocar, no porque horroricen, sino para que haya debate”.