El Gobierno ha presentado su proyecto de presupuestos para 2018, unas partidas que dependen de que el PNV los apoye o de que el PSOE se abstenga. Pero mientras Montoro ha presentado las cuentas, que ha definido como las más sociales de la historia y que para la Cultura han supuesto un aumento de 35 millones de euros.
Dentro del sector, el cine ha recibido una de cal y otra de arena. Por un lado se ha presentado de forma oficial la prometida bajada del IVA cultural, o de lo que quedaba de él, porque sólo las entradas de cine seguían penadas con el impuesto al 21%, mientras que el resto de espectáculos en directo ya habían disfrutado del descenso al 10%. "La cuantificación de estos beneficios fiscales en el PBF 2018 incluye el efecto del cambio normativo que recoge el PLPGE 2018 sobre el tipo impositivo aplicable a la entrada a las salas cinematográficas, que pasa de tributar del 21 al 10 por ciento”, dice este proyecto que deja claro que la bajada no tiene efecto retroactivo para estos meses de 2018, sino que entra en vigor una vez se aprueben.
La cara negativa de la moneda ha sido la partida destinada al cine, que pasa de 84,86 millones a 86 millones, una cantidad casi idéntica que aumenta en un escaso 0,9%, lo que de forma efectiva es 1,14 millones de euros más. Esta cantidad a mayores viene del Fondo de Protección a la Cinematografía, que pasa de 70 millones a 71 millones en estos presupuestos por culpa del pago de las ayudas a la amortización de las películas estrenadas en 2016. Las ayudas para la producción de nuevas películas se mantiene por tercer año consecutivo en 30 millones de euros, una cantidad que todos los productores y hasta el propio ICAA consideran insuficiente.
Muy lejos quedan aquellos 100 millones que prometían Aznar y Zapatero para el sector del cine, la cantidad que creían que aseguraría un buen funcionamiento del sector y del sistema de ayudas, que con estas cantidades seguirá premiando sólo al cine industrial y hecho para arrasar en taquilla y destruyendo el cine medio.