¿Qué tienen en común países como EEUU, Canadá, India, Asutria, Alemania o Argentina? Todos ellos son estados federales, aquellos cuyos poderes regionales gozan de autonomía e incluso soberanía en importantes aspectos de la política interna. Una forma de gobernar que se opone a los nacionalismos que ahora resurgen en Europa y que han visto su culmen en el bréxit, el éxito de Marine Le Pen y el nuevo Gobierno de Italia. Mientras que ellos apuestan por la recentralización del poder, la patria como concepto firme y levantar más fronteras que les dividan, el federalismo europeo aspira a considerar la Unión Europea como institución por encima de todos y eliminar las barreras que cada vez tienen menos sentido en un mundo cada vez más global poblado por gente de diferentes etnias, religiones y procedencias.
En España, tras casi 40 años de dictadura, se decide que España responda al modelo autonómico. Un término medio entre el federalismo que en la práctica se realizó en la Segunda República y la hipercentralización a la que sometió Franco a todas las comunidades españolas. Impuso el lenguaje único y suprimió las autonomías. 40 años después, y con el conflicto catalán en plena ebullición, el autonómico se ha demostrado como un modelo absoleto, rígido e incapaz de dar una solución al problema.
Pero, ¿es el cambio a un sistema federal la solución para el desafío independentista? Es lo que propone estudiar el documental Federal, que apuesta por esta forma de gobierno como única solución en un mundo que ha cambiado y en el que las fórmulas antiguas ya no valen. Su director, Albert Solé -ganador del Goya al Mejor documental por Bucarest, la memoria perdida- da voz a expertos internacionales, profesores universitarios, y figuras de la política española como Margallo, Juan Carlos Monedero o Carod Rovira para entender los retos que supondría instaurar un federalismo. Un trabajo que se puede ver en esta edición del Atlántida Film Fest que organiza Filmin hasta el 25 de julio, y que lanza al espectador preguntas sobre el sistema en el que se mueven y su posible cambio
Todos los que se muestran a favor de un estado federal advierten de que es un sistema que “implica organización u consenso”, y hasta para los más despistados aparece Paolo Vacco, Secretario General de la Unión de Federalismo Europeo, para definir el federalismo como ese sistema de organización de comunidades políticas. “Es una forma de estado que permite el autogobierno de comunidades en temas que les incumben, y al mismo tiempo aunar temas de interés común”.
Joan Botella, presidente de los federalistas de izquierdas, va un paso más allá y añade que federalismo es “que cada cual haga su vida y que el vecino pueda llevar una vida distinta sin que eso moleste, sin que sea motivo de conflicto. Convivir con la diferencia”. A ellos se une Juan Carlos Monedero con su descripción, que incluye el “respeto a la indentidad propia y a unir lo que se comparte”.
Todos, de algún modo, están definiendo aristas del complejo problema entre el estado y el independentismo catalán. Sorprende que en este año tan convulso, pocos se hayan referido al federalismo como una solución. El documental ofrece alguna de las claves de la mala prensa de este sistema en nuestro país. Para Monedero todo viene de la época de la restauración, y de la mentira repetida mil veces y que caló finalmente de que España tenía que ser “bipartidista y monárquica”. Para el catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Santiago de Compostela, Ramón Maíz, se ha hecho creer a la gente que “federalismo es sinónimo de balcanización”.
El catedrático se muestra defensor a ultranza de un sistema que cree que se terminó “con la dictadura de Franco” y con la creación de un sistema autonómico “insuficiente para catalanes y vascos”. España impone un modelo que no es “ni federalista ni centralista, y eso ha impedido que se modifique el sistema y que se mejore”. “Esto ha dado lugar a tensiones crecientes que aumentaron con la negativa del Partido Popular a que se aprobara la reforma del estatuto catalán en 2006, a pesar de haber sido aprobado en las cortes”, recuerda Maíz. Aquel momento, que Montilla ya avanzó que traería consecuencias graves a la convivencia de España y Cataluña, es marcado en el documental como el punto de inflexión en el que todo se desvoca.
El nacionalismo español más duro, y el catalán más duro quieren la presencia el uno del otro, porque establecen una dicotomía y ponen a la gente en una posición a mi parecer falsa
Carod Rovira, exlíder de ERC no se muestra a disgusto con un sistema federal, algo que corrija la España Autonómica que para él fue “una solución de emergencia para salir del franquismo pero no responde a voluntades reales”. También considera que muchas personas nacionalistas han evolucionado a esa posición al ver que el federalismo era imposible. El documental es muy crítico con la postura del Partido Popular a partir de ese momento, en el que se lanza a la calle a recoger firmas contra el estatuto y enciende la llama del nacionalismo y el discurso identitario. Se dio alas al independentismo catalán, y ha hecho que dos partidos políticos anclados en la corrupción hayan ostentado el poder durante años en España y Cataluña. Hasta Margallo, exministro de asuntos exteriores, se muestra partidario del federalismo, aunque uno simétrico que los catalanes considerarían injusto.
Desde fuera de España son duros con el gobierno del PP y con el independentismo catalán. Es lo que dice Andrés Lecor, Profesor Universitario de Canadá, cuando asegura que “el nacionalismo español más duro, y el catalán más duro quieren la presencia el uno del otro, porque establecen una dicotomía y ponen a la gente en una posición a mi parecer falsa que es el estatus quo frente a la independencia”. Federal también da las claves para avanzar a un sistema federal, que cabría dentro del marco de la actual constitución, pero que sí pasa por una petición muy repetida, la reforma del senado y la revisión de las relaciones de las actuales autonomías y el gobierno.