El bueno, el feo y el malo marcó u antes y un después. Es una de las películas más citadas y veneradas de la historia del cine. La gente recuerda sus frases, sus míticos personajes... y hasta sus decorados. Lo que muchos no saben es que su escena final se rodó en Burgos, donde el tiempo ha ocultado cualquier rastro del mítico cementerio.
En octubre de 2015, un reducido grupo de fans de la película acudieron a la localización de la escena final para intentar desenterrar y devolver el mítico cementerio de Sad Hill a la vida. La noticia voló y durante meses gente de toda Europa acude cada fin de semana para participar en la reconstrucción del lugar. Esta aventura la recoge el documental Desenterrando Sad Hill, de Guillermo de Oliviera, que explora los sueños y las motivaciones de los fans pero también la forma en la que el arte, la música y la cultura tocan a las personas, hasta llegar a convertirse para ellos en una auténtica experiencia de búsqueda y trascendencia.
El filme, que se estrena el próximo 19 de octubre, pasará antes por el festival de Sitges, y además ha creado un cartel por cada uno de los personajes. EL ESPAÑOL te ofrece en exclusiva el de Eli Wallach, el malvado Tuco del filme.