Sólo el 1% de las personas al frente de equipos de efectos especiales en el cine español son mujeres. Una cifra que muestra que nuestra industria arrastra todavía comportamientos machistas y sectores muy masculinizados a los que las mujeres tienen más difícil acceder. La presencia de la especialidad de efectos especiales en escuelas como la ESCAC, está permitiendo que en los equipos empiece a haber presencia femenina, aunque todavía pocas los lideren.
Una de las que se encuentra en ese 1% es Laura Pedro, que con tan sólo 28 años ha liderad el equipo de efectos especiales de Superlópez, la gran producción del cine español de 2018 y una de las más ambiciosas en lo que a FX se refiere. En la película de Javier Ruiz Caldera hay de todo: trompazos, robots gigantes, más trompazos y, por supuesto, el vuelo del héroe más cañí.
Su trabajo la puede (y debe) llevar a los Goya, donde sería la primera mujer al frente de un equipo ganador. Si siempre escuchamos los dos mismos nombres: Felix Bergés y Raul Romanillos, ahora habrá que aprenderse el de esta joven que con tan sólo 28 años se ha encargado de una película de semejante tamaño en la industria española y tiene todo el futuro por delante.
En los efectos especiales cayó de casualidad, por un accidente de moto. “Yo estaba en la ESCAC y quería hacer dirección de foto, y el accidente hizo que no me presentara a los exámenes, y cuando ya tuve que decidir si tirar para un lado o para otro, no me dio la nota y acabé en efectos. Era mi segunda opción, y al ver que no entraba en foto tuve un bajón, pero me dije que, si había pasado esto, por algo sería, y me planteé, sino ser la mejor, aprovechar esos dos años”, cuenta Laura Pedro a EL ESPAÑOL
De su paso por la ESCAC, escuela de la que han salido Juan Antonio Bayona, Elena Trapé, Kike Maíllo además de decenas de los mejores técnicos españoles, destaca que allí se hacía familia. “Siempre lo digo, y de hecho se lo he dicho a mi primo, que acaba de entrar. Le dije que lo intentara, porque creas como una familia, y desde que entras te pones a rodar y a rodar. Y a ver cine. Te enseña gente que trabaja en ello a diario, y te explican y aprendes con ellos, y eso ayuda a proyectarte, salir y saber estar en cualquier sitio. Yo salí, hice una cosa para los Gaudí con Buenafuente, una cosa para Dani de la Orden, otra con Kike Maíllo y David Bisbal, y ya me llamaron de El Ranchito diciendo que tenían una peli con Jota y que sí quería hacer la visualización”, explica.
Hay mucha calidad, pero esto es como todo, siempre vale dinero. No siempre puedes tener un vestuario de la hostia o no puedes tener a los actores que quieres. No es que no sepamos hacer las cosas, es que cuestan
La película era Un monstruo viene a verme, y El Ranchito es la empresa de efectos que lleva Félix Bergés y que ha ganado un Emmy por su trabajo en Juego de Tronos, donde ella también ha trabajado, aunque siempre le gusta destacar este proyecto como un gran trabajo en equipo de toda la empresa. Aquella experiencia junto a Bayona la define como un máster de dos años y medio en el que aprendió de los mejores y la prepararon para lo que estaba por venir.
Aprendiendo a volar
Ahora Laura Pedro empieza a volar sola como responsable de FX, igual que han conseguido que Súperlopez aprenda a volar. Lo sigue haciendo dentro de El Ranchito, pero su primera experiencia al frente del equipo no podía ser más ambiciosa, ha sido “un caramelo” que todos han disfrutado mucho. Destaca del trabajo la sintonía con Javi Ruiz Caldera, y la posibilidad de ir cambiando cosas en el rodaje. Una experiencia que no a todos les gusta, ya que obliga a muchos tiempos de espera sin hacer nada, en vez de estar delante del ordenador creando cosas de la nada.
La película (producida por Telecinco Cinema) es una muestra de que con presupuesto se puede conseguir que en una película española un héroe se enfrente a un robot gigante, pero todo cuesta. “Hay mucha calidad, pero esto es como todo, siempre vale dinero. No siempre puedes tener un vestuario de la hostia o no puedes tener a los actores que quieres porque no tienes dinero. No es que no sepamos hacer las cosas, es que cuestan”, opina.
En esta ocasión no han “sufrido en exceso”, y lo que más les ha costado a ser encontrar el tono. “Superlópez no deja de ser la versión española paródica de Superman, y había que hacer nuestro trabajo a una calidad excepcional, pero que tuviera un punto cutre, encontrar esa línea de que no sea Mortadelo pero que no sea Transformers, y eso ha costado”, explica.
Sobre la poca presencia de mujeres en este sector se muestra optimista, y cree que la llegada de la especialidad a las escuelas de cine hace que la presencia femenina vaya a ser inminente, si no lo es ya. “Yo soy la primera promoción de efectos de la ESCAC, y desde que yo me gradué hasta ahora han pasado como mucho ocho años, eso ya son ocho promociones de chicos y chicas. Yo tengo muchas compañeras, y el equipo que venía de Londres para Un monstruo viene a verme, lo lideraba una chica. Ahora hay más acceso, antes no se podía, pero eso está cambiando. En el departamento de FX, que hasta ahora era sólo de hombres, ahora hay cinco personas y dos son mujeres”, cuenta. Ella ha roto uno de esos techos de cristal que impedían brillar a las mujeres. Lo ha hecho como Superlópez, volando y demostrando que los efectos especiales no tienen género, sólo talento.