El miedo es un arma muy poderosa. Saca lo peor de nosotros. Nuestro lado más primitivo, y lo saben hasta los políticos, que lo utilizan para rascar votos siempre que se acercan unas elecciones. En tiempos de auge de la extrema derecha el miedo siempre es al otro, al extranjero, al emigrante, alas mujeres, a aquellos que no piensan como tú. A esos se les señala con el dedo, y se pide cerrarles las puertas o incluso prohibir los partidos políticos de aquellos con otra ideología.
Sobre ese miedo al diferente, a alguien que incluso podríamos ser nosotros mismos en otras condiciones vitales, se construye Nosotros, la segunda película de Jordan Peele con la que confirma que es una de las mentes más brillantes del Hollywood actual, algo que ya se intuía en la interesantísima Déjame Salir. Aquí da un paso más allá, manteniendo la misma esencia, al construir un terror que funcione como primera capa y un montón de subtextos sociales y políticos para elevar el filme a otro nivel.
Si en Déjame salir lanzaba sus dardos al racismo de los progres blancos capaces de votar a Obama pero seguir teniendo sirvientes negros, aquí su ataque va a la raíz de los problemas de EEUU, a una desigualdad que es la única forma de mantener el status quo. Un país donde los mendigos se amontonan en las calles a escasos metros de edificios de grandes corporaciones, y en donde el presidente del Gobierno lo que quiere es favorecer a los más ricos a costa de seguir hundiendo a los más desprotegidos.
Nosotros mete el dedo en el ojo al sistema y plantea una duda que debería dar miedo a los más poderosos: ¿y si esos a los que lleváis años machacando adquieren conciencia social y se rebelan?, ¿y si el siglo XXI presenta una nueva revolución obrera contra la clase dominante que les ha olvidado tanto tiempo? Porque en el fondo el filme habla de que los otros, los que se esconden en un submundo de túneles ocultos podríamos ser nosotros. Todo es una cuestión de puro azar, y ese azar marca tu vida y tus oportunidades.
La trama principal es la de un ataque a un hogar, en este caso el de una familia negra acomodada que una noche encuentra a otra familia esperando en la puerta de su lugar de vacaciones. Pero los forasteros tienen sus mismos rasgos, son sus 'doppelgänger', sus dobles malignos, o quizás no tanto, sólo los que no han podido comprarse un chalet adosado y una lancha motora.
La pieza con la que empecé esta idea es que somos una cultura de acusadores. Sea miedo al forastero o al otro, sea miedo fuera del país o miedo fuera de nuestras casas
Peele sigue mostrando un dominio único de los mecanismos básicos de terror, de cómo asustar gracias a la puesta en escena y sin recurrir a ruidos y golpes de efecto, y además es un maestro en jugar con el humor y la ironía. La mala leche que introduce en los momentos menos esperados -la matanza con Alexa cambiando la música y los Beach Boys de fondo es mítica- y cómo relaja antes de pasar al siguiente golpe de efecto hace que todos los espectadores vayan a disfrutar de Nosotros, aunque lo harán más los que se dejen llevar por su discurso.
Aseguraba Peele que este filme, aunque sí era político, no era sobre la raza, y aunque no mentía, tampoco decía la verdad, porque hay otra reflexión dolorosa en su filme: cómo una familia negra puede olvidar sus raíces por sus ansias de convertirse en el vecino blanco que tiene todo a su alcance, y al compararse ven que los otros siempre salen favorecidos. La raza sigue siendo un factor discriminatorio, también para las clases medias y altas, y el director y guionista se reserva una venganza en forma de sangrienta masacre.
Jordan Peele, que con Déjame Salir ganó el Oscar al Mejor guion, asegura que con este filme ha intentado “entrar a algo en lo que creo, a una carencia en el modo en que hablamos de la sociedad”. “La pieza con la que empecé esta idea es que somos una cultura de acusadores. Sea miedo al forastero o al otro, sea miedo fuera del país o miedo fuera de nuestras casas y por el vecino, los humanos somos mucho más rápidos para señalar con nuestro dedo hacia afuera que hacia adentro", aseguró en una entrevista con la agencia EFE.
"Una de las razones por las que esta película es como un Test de Rorschach es que 'nosotros' significa algo diferente para cada uno. Puede ser tu pareja y tú, tu barrio, tu país. Creo que los humanos tenemos el tribalismo en nuestra naturaleza y es lo que nos provoca tener miedo del otro", explicó en el mismo medio, donde confesó que su propio miedo es “haber vivido una vida de privilegio sin reconocer, total y estúpidamente, todos los que han sufrido para que yo la experimente".
El terror ha encontrado a un nuevo maestro, uno que usa los mecanismos más comerciales de Hollywood para colar sus caballos de Troya en forma de películas que ‘acojonan’ a millones de espectadores mientras radiografían una sociedad que se va a pique si nadie lo evita.