Es imposible creer que actrices como Olivia Colman no sepan dar un buen discurso. No ya uno mediocre, como hace siempre Phoebe Waller-Bridge, que pasa olímpicamente de lucirse, sino al menos no hacer el ridículo. Colman lo hizo el año pasado con el Oscar y puso de excusa que había bebido demasiado. Esta vez ha ocurrido lo mismo y... oh, sorpresa, ha dicho que es que iba piripi. No cuela.