En 1997 el mundo del cine se aprendió un nombre que ya no olvidaría: el de Paul Thomas Anderson. Aunque ya había rodado una película previa, fue Boogie Nights con la que conquistó a la crítica. Lo hizo con una radiografía brutal de la edad de oro del cine porno en los años 70, y también de un país, EEUU. Lujo, ambición, caída a los infiernos, todo entraba dentro de este filme ambicioso por el que estuvo nominado a los Oscar al Mejor guion.
Boogie Nights comienza con un plano secuencia de esos que quitan el hipo, y desde entonces no te suelta. El ritmo de Anderson consigue que sus más de dos horas y media pasen volando. Es lo que ocurría también en otra de sus obras maestras, Mangolia, que con tres horas de duración sólo querías ver más y más.
Un reparto coral donde destacan Julianne Moore y Burt Reynolds -ambos nominados al Oscar-, pero donde también está Heather Graham como esa actriz patinadora o Mark Wahlberg en el primer protagonista que le dieron. Un filme maravilloso -que se puede ver en HBO- y la mejor forma de ponernos al día con uno de los grandes autores del cine moderno.