Cuando alguien menciona que le encanta Sexo en Nueva York le miran raro. Piensan que es una tontería, una serie boba y frívola, eso cuando algún cuñado no usa esa etiqueta terrible: 'serie para chicas'. Pues no, Sexo en Nueva York es un pedazo de serie, una de las que hicieron historia, porque en 1998 no existían ficciones donde las mujeres fueran las absolutas protagonistas y hablaran de sexo, y lo practicaran, con una libertad absoluta.
Sexo en Nueva York rompió muchísimos tabús, y refrescó la ficción. De hecho todas sus temporadas fueron nominadas al Emmy a la Mejor serie de comedia y lo ganaron una vez, así que guardad vuestros prejuicios o vedla otra vez. Vale, las dos películas son terribles, un error que eran parodias de la propia serie. Tampoco ayudó ese final en el que todas encontraban un amor que no debería haber sido un requisito imprescindible para encontrar su felicidad. Pero eso no tapa la realidad, y es que la serie es excelente y adelanta a su tiempo.
Es cierto que la ficción de HBO -allí se pueden ver sus seis temporadas- daba voz a cuatro mujeres de éxito en una ciudad donde ese estatus lo tienen muy pocas personas, y que eso contribuyó a una glamourización excesiva de la serie, pero no nos engañemos, también era parte del encanto. Sexo en Nueva York es historia de nuestra televisión, una revolución que ayudó a muchas otras series a poder hacerse.