Todos los países ayudan a su cine. No existe ninguna industria que no incentive o subvencione a sus creadores. Lo hacen por diferentes métodos. Ayudas directas, deducciones fiscales… todo con una misma finalidad, que los autores más representativos de cada cinematografía encuentren facilidades para producir títulos personales que muestren nuestra mejor cara. Imaginen, por ejemplo, que en Italia las ayudas se olvidaran de Sorrentino, Alice Rohrwacher o Guadagnino. Que en Francia pasaran de ayudar a Celine Sciamma y a Audiard. Sería un escándalo… y con razón.
Pues algo parecido ha pasado este año con las ayudas generales a la cinematografía en España, donde nuestros grandes directores y directoras han quedado fuera.
La convocatoria, en su año más extraño, se resolvía la semana pasada, y sorprendía y escocía a casi todos. Primero, porque por la falta de dotación económica, se quedan fuera 22 proyectos que tienen nota más que suficiente para tener una ayuda, pero que no la tendrán por falta de dinero en las arcas. Segundo, porque en esa lista de nombres están los directores más prestigiosos del cine español de los últimos años. Apunten. Paula Ortiz, Alberto Rodríguez, Fernando León, Agustí Villaronga… todos ellos se han quedado fuera. La lista es tan surrealista que lo nuevo de Pedro Almodóvar, Madres paralelas, ha estado a punto de quedarse fuera.
Este modelo de ayudas, que se cambió tras las polémicas ayudas a la amortización que dependían de la taquilla y provocaron la famosa compra de entradas, se negoció con todo el sector, y respondía a una petición: tener el dinero antes del rodaje, y basarse en criterios objetivos que valoraran los proyectos. El resultado, tras varios años tocando y modificando criterios, es que el modelo está dejando fuera a las voces más personales de la industria y dejando dentro sólo a quien cumple unos criterios industriales demasiado pendientes del éxito económico y poco del éxito artístico. ¿Se ha roto el sistema?, ¿qué se puede hacer para que esto no vuelva a ocurrir?
EL ESPAÑOL ha hablado con tres productores de filmes que han quedado en la ‘lista de espera’. Y todos coinciden en algo: “hay que revisar el modelo”. “No es el modelo, es cómo se ha ido modificando y el peso que tiene cada aspecto a valorar. Creo que el problema es de calibración, de dosificación”, explica José Antonio Félez, productor del nuevo título de Alberto Rodríguez, que tras La isla mínima o El hombre de las mil caras se ha quedado fuera de las ayudas. “Al ser un sistema de méritos, lo que hay que hacer para que funcione es dar puntos a lo que realmente son méritos, en cuanto metes otras variables que no son méritos el sistema queda distorsionado”, apunta.
Javier Méndez, director de contenidos de The Mediapro Studio, esta lista demuestra que “hay que revisar el modelo”. Ellos se han quedado fuera con El buen patrón, la nueva película de Fernando León de Aranoa junto a Javier Bardem. “Tiene que haber objetivos claros, que haya heterogeneidad pero que no ocurra lo de esta convocatoria. Ahora mismo parecemos más matemáticos que productores, con un algoritmo que otorga más puntos según qué combinaciones hagas para alcanzar los puntos de corte. Se produce una competencia que tampoco es buena. Es un sistema que hay que revisar y reflexionar de forma profunda desde el sector”, añade.
Ahora mismo parecemos más matemáticos que productores, con un algoritmo que otorga más puntos según qué combinaciones hagas para alcanzar los puntos de corte
Méndez también se pregunta qué dice de nosotros unas ayudas que dejan fuera a estos nombres, y tiene claro que “de cara a la imagen del cine español para el próximo año y medio o dos años no es una buena noticia”. “Tiene que haber cine comercial, no comercial, mujeres, directores consolidados, y veo que esta convocatoria sólo refleja un tipo de película demasiado comercial y deja de lado a grandes nombres como Alberto, Paula, Agustí Villaronga y que incluso Almodóvar ha quedado penúltimo y ha entrado de milagro".
"Los criterios que se marcaron en su día en la ley estipulaban una línea a seguir, pero al final por unas cosas o por otras, muchos grandes nombres, aquellos que han llevado nuestro cine por todo el mundo, que tienen proyección internacional, que pueden estar en festivales, nos hemos quedado fuera. A nosotros, que como productora trabajamos con este perfil de directores y directoras, eso nos preocupa. Estás todo el año trabajando en varios proyectos, y si sólo hay una convocatoria, pues todo el mundo va a intentar buscar la manera de conseguir esa ayuda”.”, añade.
Ese es otro de los problemas. Cuando se pactó la ley, se fijó que hubiera dos convocatorias, una en cada semestre, para evitar parálisis del sector y cuello de botella en la petición de ayudas. En esa negociación estaba José Antonio Félez, entonces presidente de AEC, que recuerda que pidió que hubiera “tres convocatorias”, y que por dificultades y falta de tiempo se dejaron en dos. “Esto es muy importante, porque si no el cine, hasta que no salga la convocatoria, no se moviliza y se forma un cuello de botella. Es malo porque no te permite trabajar a lo largo del año. Es cierto que este año hemos tenido dos elementos que distorsionan todo: los presupuestos prorrogados y la dichosa epidemia. Espero que el año que viene, además de modificar el sistema de puntos, haya dos convocatorias y en fechas ciertas. Eso sería muy bueno”, explica.
Debería ser para autores, que entrara un cine que necesite de una financiación amplia y no sólo el cine comercial
La misma opinión sobre el modelo la tiene Álex Lafuente, productor de Las niñas o La novia, y que ha quedado fuera de las ayudas con el nuevo proyecto de Paula Ortiz. “No creo que sea un modelo fallido al 100%, hay cosas que funcionan, sobre todo las últimas medidas que han ampliado la cuota de mujeres directoras, o la revisión de topes de presupuestos… el problema es la filosofía de estas ayudas, que parece que estén diseñadas para un tipo de proyectos muy concretos. Debería ser para autores, que entrara un cine que necesite de una financiación amplia y no sólo el cine comercial. Un cine de autor con ambición presupuestaria y de público y que no quede relegado a las ayudas selectivas, pero tal y como está armado el modelo, se excluye a muchos directores que no deberían estar excluidos ni estar en las selectivas”.
El sistema de puntos otorga demasiado peso a los éxitos en taquilla de la productora detrás de cada proyecto, y eso es lo que hace que las productoras más pequeñas partan en desventaja, uno de los problemas que Lafuente cree que ocurren ahora: “Hay un peso muy grande de la productora que lo presenta, y no es justo ni equilibrado para los que estamos produciendo cine de un cierto nivel. El proyecto y el autor están en desventaja frente a la productora y eso produce esos desajustes. Nosotros somos independientes, no somos una de las grandes, pero tampoco minúsculos, y eso hace que vayas con desventaja y eso desincentiva a que produzcan sus obras con independientes. El mensaje que se lanza es que debes ir con productoras grandes que optan de forma fácil a las ayudas”.
Aunque más dotación ayudaría, tanto Félez como Álex Lafuente no creen que sea el principal problema. “No tengo claro que sea sólo ese el problema, porque la cosa es que entren los mejores proyectos”, explica Félez. Lafuente puntualiza que el problema es del sistema, porque si hubiera más dinero entraría el mismo tema de proyectos y revisar el sistema para que valore al proyecto en sí, porque la valoración creativa es, ahora mismo, prácticamente irrelevante”. Quedan unos meses para afinar, y Javier Méndez confirma que hay conversaciones con el Ministerio de Cultura, y que ellos mismos se han sorprendido del resultado de esta convocatoria: “Son conscientes y están revisando cómo se puede corregir de cara a la próxima convocatoria”.