Escribe, actúa, dirige, y ahora crea su propia serie. Abril Zamora parece una mujer del renacimiento. Una generación que viene pisando fuerte y que se adapta a cualquier situación. El espectador poco a poco ha ido familiarizándose con su rostro, y fue principalmente Vis a Vis, donde daba vida a Luna, la que la colocó en el foco de la industria. A partir de ahí puso velocidad de cohete, y demostró que valía para escribir y dirigir capítulos de Élite, pero que también tenía una voz propia que había que escuchar.
2020 es el año que ha explotado todo. Ha protagonizado junto a Sophia Loren la última película de la italiana, que sale de un retiro de casi diez años para actuar en La vida por delante el filme que ha dirigido su hijo Edoardo Ponti -ya se puede ver en Netflix-, que confió en Zamora a pesar de que no hablara ni una palabra de italiano.
También ha salido en El desorden que dejas, donde junto a Carlos Montero ha roto una barrera que parecía imposible, que una actriz trans diera vida a un personaje cis o no definido por su condición. Asegura que no quiere ser referente, una responsabilidad demasiado grande, pero lo cierto es que ella es un soplo de aire fresco en la industria, y ahora lo demostrará en su primera serie como creadora absoluta.
Oye, es extraño decir esto por el año tan raro que hemos pasado, pero profesionalmente para ti ha sido un año de no parar.
La verdad es que me sabe hasta mal decirlo, porque es cierto que ha sido un año muy positivo, pero por cosas que se han ido sembrando anteriormente, así que no he vivido 2020 como que haya sido un año maravilloso, sino que he recogido las patatas que había sembrado. Pero es cierto que no me puedo quejar. Durante el confinamiento estuve trabajando, escribiendo y haciendo cosas y no fue una gran angustia para mí ni nada por el estilo. Encima tengo salud y mi familia está bien, que eso es lo importante, así que voy a tocar madera por si acaso.
¿Como creadora te ha cambiado o influido todo este año?
Sí que me ha influido. Yo no creo mucho en las energías y en lo místico, pero cuando hay algo tan heavy como esto… Yo, por ejemplo, soy muy de procrastinar. Soy de esas que entrega los trabajos el día antes, y me he dado cuenta de que no es algo tan trágico. Soy un poco desastre, pero es mi forma de trabajar y he aprendido a llevarlo y a no culpabilizarme por ello, pero cuando paso algo como lo que ha pasado, las ganas se diluyen por completo y te tienes que poner las pilas para sacar las cosas adelantes.
Y más en una industria como esta que es frágil y que parece un castillo de naipes que como soplen más de lo normal se caen los proyectos que tenías en cartera.
Obviamente. Yo todos los proyectos estaban en el aire, y ves cómo las cosas se caen, propuestas que no salen, e incluso las más sólidas se pararon… pero finalmente vieron la luz, y eso fue alentador, porque yo soy la capitana de un barco en el que hay mucha gente a bordo, y ya no es sólo por ti, sino por todas esas personas. Es toda una responsabilidad, pero por suerte ha llegado a buen puerto.
La leyenda y la diva están en los ojos del que la mira, porque ella no se comporta como tal. Ella es muy mayor pero llegaba la primera y se iba la última.
Escribes, diriges, actúas, has hecho novela de Élite… Eres un poco mujer del renacimiento.
¡Ahora estoy ya con la tercera novela! Pero, sinceramente, cuando la gente me pregunta que prefiero, me he dado cuenta de que las tres cosas que hago -escribir, dirigir y actuar- van de la mano y están influidas las unas por las otras. Yo escribo desde la actriz que soy, pero dirijo desde la escritora que imagina esa secuencia y actúo fiel a la dirección que me dan pero influida por mi labor como directora.
¿Cómo es poder decir 'he trabajado con Sophia Loren'? Hace poco estuve en un encuentro virtual con ella y me impuso muchísimo.
¡Pues imagínate yo el primer día que llegué! Yo no soy muy mitómana, pero ella es una leyenda tan enorme y tan inalcanzable que cuando me cogieron no daba crédito y me costaba creérmelo hasta el primer día. Siempre lo cuento, pero su hijo Edoardo, el director, apostó por mí con este personaje y mi manera de agradecérselo es explicar mi experiencia tan positiva trabajando con ellos. La leyenda y la diva están en los ojos del que la mira, porque ella no se comporta como tal. Ella es muy mayor pero llegaba la primera y se iba la última.
Yo soy muy insegura y muy exigente conmigo misma y ella también, dudaba todo el rato, decía que no sabía si lo había hecho bien o si repetir una toma, y eso hace que puedas empatizar con ella como la actriz frágil que hay debajo de la leyenda. No nos entendíamos muy bien porque yo no hablo italiano ni inglés, pero creamos un vínculo muy guay, y por la mañana su ayudante me decía, ‘la señora Loren quiere saludarte’, y yo iba a su camerino. Fue muy bonito. Soy cosnciente cuando la gente me lo pregunta, pero yo lo normalicé muchísimo. Yo estaba acojonada la noche antes pero cuando vi q era tan humana y que era tan fácil se me olvidó que era Sophia Loren.
Confiesa, ¿has presumido mucho con las amigas o los amigos?
Cero, cero qué va, no he fardado mucho. No soy mucho de fardar.
Es una mujer que rompió muchos tabúes y muchos cánones sobre lo que debía ser una mujer para el cine.
Sí, rompió un canon de belleza y está esa frase famosa de que prefería comer pasta y beber vino a tener una talla 32 que todo el mundo comparte en Instagram. Rompió estereotipos y abrió camino para otro perfil de mujer dentro del audiovisual, y eso es una lucha que todavía tenemos ahora, romper con estereotipos de personajes femeninos. Ella es precursora en eso.
¿Quedan muchas barreras por derribar?
Cada vez queda menos, pero queda mucho, pero es que la gente todavía se sorprende. Yo vengo de hacer Vis a Vis y todavía me preguntaban como es estar en una serie sólo de mujeres, como si fuera algo fuera de lo normal o que tuviera que tratarse de una forma especial. Cada vez hay más personajes femeninos, más ricos, más mayores… pero parece que todavía no nos podemos meter una mujer hija de puta porque está mal, o queremos romper el estereotipo de la mujer florero, algo que estamos consiguiendo poco a poco, pero creo que en algunos personajes cuesta todavía.
Me gustaría que se llamara a un actor o una actriz para cualquier papel, independientemente de si es trans o no. Sólo porque creas que pueda interpretar al personaje.
En La vida por delante, tu personaje no se presenta como una mujer trans, aunque luego sí que se diga, y en El desorden que dejas, tampoco se define nunca como tal. ¿Es importante esto, que los personajes no se definan por ello?
Es cierto. En La vida por delante se nombra en un momento, pero no es algo muy relevante y creo que eso es lo que ayuda a la integración, poner un personaje LGTB donde su trama no tenga que ver con eso. Que sólo sea un rasgo. En El desorden que dejas en la novela no se menciona nada y en la serie tampoco. La gente piensa que ese personaje es trans porque lo interpreto yo, y saben que yo lo soy, pero si fuera una mujer cis el personaje sería el mismo. Me enorgullece mucho que Carlos Montero me llamara. No sólo a nivel personal por trabajar con él, sino porque de forma objetivo da un paso adelante, porque es cierto que vemos más personajes trans en la ficción, pero siempre tienen una trama centrada en que sean transexuales. Lo que hace Carlos, que esa condición sea tan irrelevante, eso es lo que me gustaría que ocurriera en la ficción, que se llame a un actor o una actriz para cualquier papel, independientemente de si es trans o no. Sólo porque creas que pueda interpretar al personaje.
¿Se está dando ese salto, llegan guiones en los que el personaje no esté definido por ser trans?
Lo que ha hecho Carlos Montero es saltarse varios capítulos. Ha dado un salto demasiado alto, pero por desgracia eso no pasa normalmente. Sé que estamos en el camino correcto, y que va a pasar cada vez más, y eso me da esperanza, pero cuando a una actriz trans le dan un personaje en una serie es porque pone una acotación que ese personaje es trans. Y no sólo pasa con eso, lo comenta siempre Itziar Castro, que cuando le dan un personaje hay una acotación que hace referencia al peso, o a un actor negro le llaman su hay una acotación que ponga que es negro, si no nunca le van a llamar para hacer del amigo del protagonista.
¿Crees que el cambio pasa porque vosotras contéis vuestras historias como creadoras?
Igual sí. Yo he intentado ser inclusiva con todo lo LGTB en la ficción. Con Carlos del Hoyo hicimos Señoras del (H)Ampa y pusimos un policía gay en el que la homosexualidad no era relevante, y eso era guay, que no tuviera peso sino que le pasaran otras cosas. Eso es la inclusión y es nuestra tarea nos toque de una forma personal o no. Yo no me siento abanderada de nada. Para mí, la transexualidad es algo súper normal, no hablo de ello constantemente porque es tan normal como ser alta o ser rubia. De hecho a veces se me olvida que tengo que hacer ese tipo de cosas, pero es nuestra responsabilidad porque nos han dado una voz o un poder y tenemos que usar el medio para eso.
Se acaba de anunciar tu primera serie como creadora absoluta, Todo lo otro, ¿qué nos puedes contar?
Es muy fuerte. Estoy súper emocionada, muy contenta. Es un regalo en muchos aspectos. Nunca me he sentido tan libre como guionista. La he creado, escrito, la dirijo y la protagonizo. Sé que suena a mucho ego, pero me han dado toda la libertad, fomentando la autoría y respetando mi voz sin cortarme las alas. Al revés han potenciado lo que quería contar tanto desde Mandarina como desde HBO, que creyeron en el proyecto desde el primer minuto uno, y eso para una persona como yo, que tampoco tengo tanto recorrido, pues fue un regalo, porque además todos sabemos que cuando escribes una serie siempre hay gente que pone el dinero y que quiere opinar, y eso es un poquito frustrante cuando estás creando, pero para mí esta historia era muy personal y necesitaba esa libertad que han potenciado. Y además, es que mis amigos actores en la vida real van a interpretar a mis amigos en la serie, y esa oportunidad de trabajar con amigos en una producción internacional como esta pues es muy guay.