¿Quién dice lo que significa ser artista?, ¿quién establece lo que es el éxito y el fracaso? Normalmente esos términos se miden de forma cuantitativa. Depende del número de discos que vendas, de la gente que vaya a verte a un concierto o de lo conocido que seas. Sólo son artistas quienes triunfan. Una relación de conceptos perversa que deja fuera a todos que no entran en una industria complicada y donde la suerte -y los padrinos- juegan un papel clave.
El Festival de Málaga, dedicado al cine español y latinoamericano, ha levantado el telón con una mirada a “la cara B del éxito”. De hecho, así es como ha definido El Cover, la película de inauguración, su propia protagonista, Marina Salas. El debut en la dirección de Secun de la Rosa es una encantadora y entrañable mirada a los artistas que se parten la cara en locales de la noche de Benidorm cantando versiones o imitando a estrellas.
“Artistas de guerrilla”, como se definen en el filme. A ellos cantar les hace feliz. Se ponen en la piel de otros, se disfrazan, adoptan otras personalidades para poder sobrevivir, como hace el personaje de Carolina Yuste, una imitadora de Amy Winehouse que se parapeta en su careta. Al final, de alguna forma, todos fingimos en nuestro día a día, nos dice De la Rosa en su película, y al menos estos artistas de karaoke lo hacen con gracia. Un filme lleno de canciones que levantará la moral y que se ha visto afectado en múltiples ocasiones por el coronavirus.
De hecho, el propio director no ha podido acudir a esta inauguración al estar todavía convaleciente por la Covid, aunque el productor ha tranquilizado a todos diciendo que ya se encuentra “mucho mejor y estará en el estreno” que está previsto para el 23 de julio. Pero no fue la única vez que la pandemia ha hecho estragos en El Cover. El filme tuvo que paralizar su rodaje por el inicio de la pandemia, y luego provocó un cambio en el equipo, pero para los presentes en la rueda de prensa esto ha provocado el director tuviera tiempo para reescribir escenas y repensar el filme y hasta darle un nuevo tono, como contaba su protagonista, Álex Monner.
El actor catalán se convierte en un chaval que ha repudiado la música, pero que la volverá a encontrar para avanzar. Para ello saca su vena de cantante y se convierte en un “cover”, alguien que para él tiene mucho que ver con un actor, que también “se cubre” y se esconde en otras personalidades, como “Daniel Day-Lewis”. "Yo me estoy quedando obsoleto como actor porque acerco el personaje a mi energía y eso es lo que no tiene que ser", ha dicho con autocrítica.
Entre todos ellos, y las participaciones pequeñas de Carmen Machi, Juan Diego o Susi Sánchez, una protagonista de excepción. La ciudad de Benidorm. Secun de la Rosa no la mira por encima del hombro, ni subraya los estereotipos de guiris borrachos, sino que saca su dignidad y hasta su belleza. Un lugar donde todo el mundo puede encontrar su sitio y donde el éxito se mide en otros términos. O como la define Marina Salas, una ciudad “donde se tolera el fracaso”. Tiene también El cover un elogio de la clase obrera. Camareros y camareras, dependientes de tiendas, guardarropas de locales nocturnos… No hay estrellas que se presentan a Operación Triunfo, sino gente que sobrevive. Una naturalidad que De la Rosa consigue con gracia.
Comienza así un Festival de Málaga que en esta ocasión cuenta con un día más (ha comenzado en jueves en vez de en viernes como normalmente) y donde se verán desde comedias predispuestas a reventar la taquilla como Operación Camarón, hasta el cine de autor más radical, ya que este año la sección oficial de Málaga se ha abierto a propuestos mucho más radicales como Destello Bravío, de Ainhoa Rodríguez o El vientre del mar, de Agustí Villaronga. Todas competirán por una Biznaga de Oro en un una edición que ya huele a algo parecido a la normalidad, aunque los aforos sigan reducidos y las alfombras rojas con distancia de seguridad.