Hay nombres que quedan escritos en la historia, y el de Lina Wertmüller es uno de ellos. La directora italiana ha muerto hoy a los 93 años, pero siempre será recordada como la primera mujer nominada al Oscar a la Mejor dirección. Lo hizo en 1977, en la 49 edición de los premios de la Academia de Hollywood por Pasqualino: Siete bellezas. Por primera vez una realizadora se colaba entre los nominados. Finalmente, perdió frente a John G. Avildsen por Rocky, pero su nombre abrió la puerta a todas las que vinieron después. A Jane Campion, a Sophia Coppola, a Kathryn Bigelow, a Greta Gerwig y a Chloé Zhao, las únicas que han logrado la nominación además de ella.
Aunque perdiera aquel premio, la directora sería reconocida en 2019 con un Oscar honorífico a toda su carrera en la que se encuentran títulos como Mimí metalúrgico, herido en su honor (1972), Amor y anarquía (1973) o Insólita aventura de verano. Una pionera que fue uno de los referentes del cine del siglo XX en toda Europa y que comenzó su carrera como asistente de dirección de Fellini en su Ocho y medio.
Un año después, en 1963, ya debutaría como directora con I Basilischi, película en la que ya marcaría lo que sería uno de los temas claves en su filmografía, el retrato social de la gente del sur de Italia. Aunque siguió dirigiendo, no fue hasta 1972 cuando alcanzó el reconocimiento de la crítica y de toda la comunidad cinéfila
A esta película le siguieron otras que también tuvieron cierto éxito, pero no fue hasta 1972 cuando Wertmüller recibió el reconocimiento internacional con una serie de cuatro películas protagonizadas por Giancarlo Giannini. La primera fue Mimí metalúrgico, herido en su honor, a las que siguieron Amor y Anarquía, Insólita aventura de verano y aquella Pasqualino: Siete bellezas con la que pondría su nombre en la historia del cine. La directora rodó su último trabajo en 2014. Un corto documental llamado Roma, Napoli, Venezia... in un crescendo rossiniano. Antes, en 2009 había realizado una película para televisión llamado Maldita miseria.
En su cine dejó claras sus posturas políticas y mantuvo una postura feminista y activista. No sólo en sus declaraciones, sino también en sus filmes donde el anarquismo y el feminismo siempre tuvieron una presencia importante en las tramas de sus historias.
Este compromiso feminista se vio en 2019, al recoger el Oscar honorífico. Salieron a entregarlo dos de las mujeres a las que abrió el camino, Jane Campion y Greta Gerwig. También dos artistas italianas de la talla de Isabella Rossellini y Sophia Loren. Ante ellas pidió que se cambiar el nombre de la estatuilla por uno de mujer, porque ya habíamos tenido demasiados años de patriarcado. Sugirió que se llamara Ana. Genio y figura de una pionera.