‘Podría destruirte’, la sorprendente joya de HBO que deberías estar viendo
La ficción que emite en España HBO es una brillante aproximación al abuso sexual y al consentimiento sin caer en dramatismos.
13 agosto, 2020 12:01Noticias relacionadas
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Hay series que pasan injustamente desapercibidas. En un contexto actual, donde cada vez hay más plataformas y donde cada día se estrenan nuevas series, es difícil destacar. Sólo algunas consiguen una lona en la Puerta del Sol, una buena jornada de entrevistas o un desembarco promocional enorme, el resto se la juegan al boca a boca, a que se hable bien de ellas y a que se conviertan en pequeños fenómenos en redes sociales. Esto ocurre cada vez más, y desde el confinamiento por el coronavirus, cuando el consumo de ficción se disparó, ha habido varias ficciones que han conseguido colarse y llegar a los espectadores sin hacer tanto ruido mediático.
Lo vivimos con Unorthodox, con El colapso y hasta con Normal People. En esa lista de grandes series que nos han llegado estos meses debería estar Podría destruirte, una joya que ha estrenado HBO y que ha emitido a ritmo de un capítulo por semana y que debería estar en las listas de las mejores series cuando acabe el año. Por fresca, valiente, por esquivar los tópicos, por ser inteligente y hacerte pensar, y por su rompedor discurso feminista y hasta político al que llega sin subrayados ni discursos engolados. Doce episodios de media hora en los que se radiografía las consecuencias de un abuso sexual. Pero, cuidado, lejos de ser un dramón, duro y con bien de tremendismo, lo que hace su showrunner (la increíble Michaela Coel, que dirige, escribe y protagoniza) es contarlo como ocurre en la vida real.
Sí, Podría destruirte habla sobre una joven a la que drogan y violan, y aunque ese sea el centro del relato, Coel consigue ir más allá y que su personaje no quede definido sólo por ese abuso. Ella va siendo consciente poco a poco, a golpe de recuerdos, de lo que sufrió esa noche, pero eso no la paraliza. Por supuesto que la ha destruido por dentro, y de alguna forma la ha cambiado, pero la serie ofrece un retrato de la vida completa que hay a su alrededor. Cuando ocurrió la violación de La Manada, el abogado de los violadores quiso hundir a la víctima alegando que había continuado con su vida normal. Un golpe bajo. Podría destruirte explica muy bien cómo estas personas deben continuar. Siguen quedando con sus amigos, siguen teniendo sexo (aunque les cueste), y siguen saliendo de fiesta. Y eso no les hace peores víctimas.
Coel se convierte en una nueva Lena Dunham, en una de esas voces que definen de forma precisa una generación. Esta es la generación del tinder, de las drogas, de las relaciones esporádicas, de los móviles y las redes sociales. También la generación que por primera vez, y gracias al movimiento feminista, se pregunta por cosas que hasta ahora nos habían dado por sentadas y que eran tótems que no se podían tocar. Uno de esos asuntos es el consentimiento en el sexo. Somos una generación que se ha dado cuenta que una pareja puede violarte, que muchas conductas eran abusos y que nps habían dicho que era normal lo que no lo era.
Podría destruirte habla de ese consentimiento sexual como nunca se había hecho, poniendo en el foco temas que hasta ahora no existían. Por ejemplo, ¿quitarse el condón en medio de una relación sexual es una violación? Pues sí, lo es. Y existen foros en internet donde los machitos de turno se dan consejos para hacerlo sin que parezcan unos depravados. Otro caso, si dos personas fingen que no se conocen para hacer un trío con otra, ¿han roto el consentimiento? Han mentido para conseguir su propósito. Todo esto está en la serie sin subrayados, dejando que el espectador juzgue y tome sus propias decisiones.
Y si todavía estáis leyendo puede que os preguntéis como todo lo anterior puede conseguirse sin ser un dramón. Lo hace gracias al torrente de carisma y personalidad de Michaela Coel, que sabe bien de lo que habla -se basa en su propia experiencia- y que no deja que el drama ocupe toda su vida. Ella es irónica, deslenguada, divertida y llena de energía, y eso se contagia a cada fotograma, en el que un debate puede estar escondido detrás de una escena divertida. Un talento al que seguir y cuidar y una serie que hay que reivindicar mucho.