Crítica: 'La amiga estupenda' se despide con el final perfecto para una de las mejores adaptaciones de la historia
- La saga 'Dos amigas' de Elena Ferrante ha dicho adiós con un cierre memorable y una última temporada a la altura de la obra original.
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El magnífico cierre de La amiga estupenda reverbera con un momento clave del inicio de la historia, el instante en la infancia de Lila y Lenù donde todo cambió: el día en que pierden sus muñecas y, con el dinero de Don Achille, Lila sugiere que compren Mujercitas.
Este gesto se revela como un presagio: aunque Lila no se convierta en escritora, la futura carrera literaria de Elena empieza a gestarse en ese preciso momento, como si Lila le hubiese inoculado el deseo de contar historias.
Al hacer ese cambio, Lila proyecta sus propias aspiraciones sobre Lenù. Lila es la amiga que empuja a su compañera a ir más allá, aunque ella misma se quede atrapada en el barrio.
Si aún no habéis visto el final de la serie, seguid leyendo bajo vuestra propia responsabilidad porque en este texto habrá spoilers.
El desarrollo de Elena como escritora se enmarca así en este acto fundacional, un hecho que subraya el poder que tiene Lila para influir en la vida de su amiga, incluso sin intención consciente.
A lo largo de la serie y los libros, Lila demuestra una inteligencia y una creatividad inusuales, pero el entorno y las circunstancias nunca le permiten desarrollarlas plenamente. Sin embargo, Lila empuja a su amiga a ir más allá, aunque ella misma se quede atrapada en el barrio. Lila es la amiga estupenda.
El final de la tetralogía, y el de la serie, muestra a Lila desapareciendo sin dejar rastro. Borrándose incluso de las fotografías, como si quisiera eliminar su existencia física y convertirse únicamente en un recuerdo, en un mito.
Esta desaparición no es solo una conclusión narrativa, sino una metáfora del acto de escritura de Elena: Lila se convierte en un personaje literario, una creación que existe solo en las palabras de Elena, lo que lleva al espectador a preguntarse si no es esto lo que Lila deseaba desde el principio.
Al desaparecer, libera a Elena para contar su historia y la de ambas, pero siempre con la consciencia de que fue ella quien plantó la semilla de su vocación literaria, reemplazando la muñeca con un libro y, con ello, definiendo el destino de ambas para siempre.
Y cuando las muñecas reaparecen, se cierra el círculo narrativo. Nunca se perdieron, sino que Lila las escondió a propósito durante décadas. Un gesto que revela su intencionalidad. Su deseo de controlar, de alguna manera, la narrativa.
Este descubrimiento lleva a Elena a una revelación: la escritura que la define y le ha dado éxito es, en esencia, una extensión del acto inicial de Lila. De su capacidad para transformar la realidad y jugar con ella, para dirigir su propio destino y, por extensión, el de su amiga.
Al esconder las muñecas, Lila creó el detonante de la vida de Elena, el motor que la impulsó a imaginar otra vida posible, a ampliar sus horizontes, a narrar.
Y al desaparecer, vuelve a convertirse en la musa que guía e inspira a Elena para contar la historia de ambas. Dejándola con la certeza -tal como revela el final de la historia que nos ha contado- de que su amiga es el origen de todo lo que ha escrito. Y que si lo ha escrito es porque Lila lo moldeó así desde el principio.
'La amiga estupenda' está disponible en Max.