No entiendo bien qué está haciendo Netflix con sus mejores series este 2019. Mientras que en cine está demostrando que, además de producir mucha morralla, también tiene hueco para unos cuantos peliculones cada año (para los Oscar tiene a Scorsese y a Noah Baumbach a la cabeza de las quinielas), en televisión se está quedando sólo con los fenómenos de masas y sacrificando sus mejores shows.
Yo entiendo que uno tiene que tener series como Élite, Stranger Things y otros tantos fenómenos de masas en todo el mundo. Es esencial. Primero para la supervivencia de la plataforma, y después para que la gente que se engancha a esas ficciones pasen a otras sin darse cuenta, pero hay que encontrar una especie de equilibrio, o de lo contrario se seguirá diciendo eso de que HBO es la calidad y Netflix la cantidad.
La última en pasar por la guillotina ha sido una de las más aclamadas, la serie de animación para adultos BoJack Horseman. La historia de un caballo que triunfó en Hollywood en 1990 y que ahora no encuentra su sitio ni en la industria ni en la vida. Una sátira del cine, pero también una comedia hasta existencialista y con un humor personal e inclasificable que la habían encumbrado. Era una de las joyas de la corona, pero a Netflix poco le ha importado. Eso sí para anunciar la noticia ha usado su clásico eufemismo y ha dicho que la sexta será la temporada final de la serie.
Por desgracia para ellos, uno de sus productores, el actor Aaron Paul (famoso por dar vida a Jessie Pinkman en Breaking Bad), ha declarado que la culpa de que se haya cancelado es de la plataforma: “Nos lo pasamos de maravilla haciendo BoJack. No podría estar más orgulloso. Me enamoré de estos personajes como todo el mundo, pero lamentablemente Netflix pensó que era hora de bajar el telón y aquí estamos. Nos dieron un hogar durante 6 hermosos años. No hay nada que podamos hacer al respecto”.
Las cosas claras. Eso sí, a pesar de las cancelaciones Netflix hace una cosa bien, y es que anuncia con tiempo que es la temporada final para que al menos haya un cierre digno y no pase como en esas series de suspense de las cadenas en abierto que nunca volvían a emitirse después de plantear el giro más loco de toda la temporada. Ha actuado igual con Glow, otra de sus series más aclamadas, que nada más emitir su tercera temporada anunció que el año que viene llegaría la cuarta y última de todas.
Lo más espinoso del asunto de BoJack Horseman es que hace pocos meses Netflix había cancelado también Tuca y Bertie, serie de dibujos del mismo corte y humor, creada por Lisa Hanawalt, responsable de animación de BoJack. Una decisión que llega tras la decisión del equipo creativo de ambas de sindicarse para obtener mejores condiciones laborales y un seguro médico. Llamadme mal pensado, pero a mí me da en la nariz que en la empresa no sentó muy bien el empuje sindicalista y han decidido finalizar sus shows, porque la primera llevaba seis temporadas, pero es que a Tuca y Bertie no las han dado ni tiempo para despegar.
Parece que en 2019 se van a cargar todas las series complejas y de culto, porque también han sacrificado The OA. No es que yo sea muy fan de la serie de Brit Marling, pero era una apuesta diferente, de las que una plataforma puede sacar pecho aunque divida a la crítica y la audiencia. No ha sido suficiente para ellos, al hoyo tras dos temporadas. Parece que en las nuevas políticas está la de acabar con todos los shows veteranos (este curso ha sido el definitivo para House of Cards y Orange is the new black, las primeras producciones originales que tuvieron). Prefieren nuevos anuncios que tener décimas temporadas, y eso está afectando.
Y ojito a ver qué pasa con Mindhunter, la que, probablemente, sea su mejor serie actualmente. Con la llegada de la segunda temporada todos los rumores indicaban que la iban a sacrificar inmediatamente. El problema fue que la crítica se ha volcado con la ficción de David Fincher sobre asesinos en serie y se ha montado una campaña en su defensa que Netflix no ha ignorado. De momento tampoco ha anunciado su renovación, y cuando tienen éxito la anuncian inmediatamente. Miren Stranger Things, que ayer anunciaba su cuarta temporada a pesar de haberse estrenado después de Mindhunter.
Ojalá me equivoque y tengamos las cinco temporadas que Fincher quiere hacer, pero esto parece una maniobra para perder tiempo, esquivar el temporal y luego anunciar una última y definitiva temporada. Vamos, que también se la cargan. Como a las apuestas más radicales y diferentes.
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