Crítica: 'De amor y monstruos', una simpática y familiar vuelta de tuerca a 'Bienvenidos a Zombieland'
Netflix recupera uno de los títulos de Paramount que se quedaron sin estreno internacional por culpa de la crisis de los cines y el coronavirus. Dylan O'Brien ('El corredor del laberinto') es su protagonista.
14 abril, 2021 01:23Noticias relacionadas
Chico conoce a chica. Chico y chica inician una relación sentimental. Chico pierde a chica cuando las consecuencias de un incidente con un asteroide hacen que la Tierra se llene de criaturas monstruosas que han acabado con la vida de casi todo el planeta. Siete años después de su último encuentro, el joven Joel descubre que Aimee, su primer amor, sigue con vida y está a solo 137 kilómetros del refugio en el que ha sobrevivido en este mundo hostil y postapocalíptico. El miedoso y torpe héroe se lanza entonces a la aventura buscando reunirse con los últimos restos de una vida que ya no existe. Así empieza De amor y monstruos, una película de acción, comedia y ciencia ficción que se podrá ver exclusivamente en España a través de Netflix. Dylan O’Brien, visto en la serie Teen Wolf y la trilogía cinematográfica El corredor del laberinto, es su protagonista.
El debut en Hollywood del director sudafricano Michael Matthews (una revelación en su país de origen gracias al thriller con ecos de wéstern Five Fingers For Marseilles) tenía previsto su estreno para abril de 2020 cuando el coronavirus hizo saltar por los aires el calendario cinematográfico hasta nueva orden. Paramount decidió estrenarla en Estados Unidos en servicios de vídeo bajo demanda y en un puñado de salas el pasado mes de octubre, pero su distribución internacional quedó en el aire. Finalmente, Netflix es el nuevo hogar de una familiar, pequeña y encantadora comedia de acción que vuela por encima de recientes propuestas originales de la plataforma, como la parodia del cine de superhéroes Patrulla Trueno.
Hay una fórmula reconocible en De amor y monstruos, una especie de cruce de caminos del cine juvenil de los años 80 y 90 que tan bien capturó John Hughes, la película independiente Monsters (la historia de un periodista que acompaña a la hija de su jefe por una peligrosa zona infectada por extraterrestres años después de la invasión que ha acabado con la Tierra tal y como la conocíamos) y la mezcla de géneros de Bienvenidos a Zombieland, la distopía zombi en clave de humor estrenada en 2009.
Tres años después del estreno de ésta, Paramount hacía público que había comprado un spec script (el término utilizado en Hollywood para hablar de los guiones no solicitados que un escritor presenta voluntariamente, una táctica que rara vez sirve para vender un proyecto pero que puede servir a los guionistas para encontrar nuevos trabajos) original de Brian Duffield.
Resulta muy fácil imaginarse al entonces inexperimentado guionista (un autor que acabaría escribiendo Insurgente, Jane Got a Gun, Underwater o la película de Netflix The Babysitter) queriendo dar una vuelta a la juguetona fórmula de la cinta protagonizada por Emma Stone y Jesse Eisenberg. De amor y monstruos se inspira en su irónico uso de la voz en off, la ligera mezcla entre comedia y los lugares comunes del género, y el planteamiento de unas reglas que hay que seguir si quieres sobrevivir. Hasta el gruñón y la niña que se encuentra Joel durante su misión recuerda por momentos al sentido del humor de Tallahassee, el personaje que interpretaba Woody Harrelson en aquella.
Por el camino se quedan la mala leche y fina ironía de Bienvenidos a Zombieland. Su secuela espiritual opta por un tono más familiar y blanco. La mezcla de carisma, torpeza e inconsciencia de Dylan O’Brien ocupa el corazón de la historia. Tras siete años encerrado en una especie de búnker, el joven intenta dar sentido a su solitaria existencia -es el único integrante soltero de la colonia que se ha convertido en su nueva familia- con una aventura que ni tiene demasiado sentido (Joel decide unilateralmente ir a buscar a una novia del pasado de la que no ha sabido nada hasta hace unas semanas) ni probabilidades de éxito a priori (la muerte parece el destino seguro de alguien que no sabe defenderse a sí mismo y que se queda paralizado en casos de estrés y miedo).
Pero estamos ante una película de fantasía para todos los públicos y no un documental, así que el héroe está a punto de vivir una historia de madurez y redescubrimiento que le enseñará que ya había encontrado eso que tanto ansía. La efectiva estructura de coming of age está salpimentada por unas más que efectivas escenas de acción y una entrañable relación de amistad entre el joven y el perro que se convierte en su compañero de viaje. Los que quedaron marcados por otra distopía con perro como Soy leyenda pueden estar tranquilos. A pesar de su catastrófico entorno, el optimismo y la esperanza son la moneda de cambio de Duffield y su compañero de escritura, Matthew Robinson.
Algunos cinéfilos se llevaron una sorpresa al encontrarse a De amor y monstruos entre las nominadas al Oscar. La comedia de aventuras se coló en la categoría de mejores efectos visuales, una proeza para una pequeña producción de 30 millones de dólares (volviendo a dejar claro que los cineastas ajenos a Hollywood saben exprimir los presupuestos más y mejor que los directores locales). Vista la película, no es de extrañar. Con una mezcla de efectos prácticos y tecnología digital que nos lleva de nuevo a los ingenuos años 80, los monstruos son los verdaderos robaescenas de la función. El resto, a pesar de algunos valles de ritmo y una sensación de deja vu, dan pie a un divertimento tan olvidable como satisfactorio.
'De amor y monstruos' ya está disponible en Netflix.
También te puede interesar...
• 'La mujer de la ventana': tráiler y secretos del thriller más hitchcockiano de Netflix con Amy Adams