Crítica: 'Oxígeno' (Netflix), un tenso thriller no apto para claustrofóbicos con una estupenda Mélanie Laurent
La película de ciencia ficción de Netflix, 'Oxígeno', supone la vuelta de Alexandre Aja ('Alta tensión') a Francia con un trepidante y angustioso thriller que recuerda a 'Buried (Enterrado)' de Rodrigo Cortés.
12 mayo, 2021 00:51Noticias relacionadas
• Esta crítica de la película 'Oxígeno' de Netflix no contiene spoilers.
¿Qué pasaría si un día te despertaras en una cámara criogénica sin saber dónde estás, quién eres o por qué has sido enterrada en vida? Es la pregunta que debe resolver la heroína sin nombre que interpreta Mélanie Laurent en Oxígeno, un thriller claustrofóbico que llega hoy a Netflix. El francés Alexandre Aja está detrás de las cámaras de este cruce de Buried (Enterrado) de Rodrigo Cortés y… un referente que no conviene desvelar para no alterar la experiencia de visionado de la audiencia.
La última apuesta de género de la plataforma de streaming es un rescate de la Blacklist, un reconocimiento de la industria a los mejores guiones (en este caso de un libreto de la debutante Christie LeBlanc) que todavía no se han convertido en una película. Hasta ahora.
Tras llamar la atención de espectadores e industria con el slasher Alta tensión (cuyo polémico final tiraba por tierra para muchos las numerosas virtudes en la puesta en escena de la película), Aja fue seducido por los cantos de sirena de Hollywood. En la Meca del cine su potencial de autor se quedó por el camino, pero acabó convertido en un efectivo director de encargo capaz de resucitar un clásico como Las colinas tienen ojos, reírse de sí mismo con Piraña 3D y enamorar al mismísimo Tarantino con Infierno bajo al agua, una película con un grupo de caimanes gigantes que aprovechan una catástrofe natural para hacer de las suyas.
Tras 18 años alejado del cine francés, Aja vuelve a su país con una propuesta en la que abraza por primera vez el thriller más puro, la emoción y una puesta en escena más pulcra. Es una película que llega, además, en un momento particular. Después de un año con un planeta paralizado por una enfermedad que nos ha impedido salir de casa durante meses, la idea de enfrentarse durante 100 minutos a una carrera contra el reloj (y la existencia de oxígeno, de ahí el título de la película) en un espacio reducido y cerrado no suena demasiado tentadora. A priori.
A pesar de estar recluida en un par de metros cuadrados, la protagonista de Malditos bastardos y Beginners (Principiantes) nos lleva de la mano por una aventura más emocional que la que nos encontrábamos en Buried (enterrado), el referente más claro e inmediato en el subgénero reciente de protagonistas enterrados contra su voluntad (o no, el personaje de Laurent no recuerda absolutamente nada al principio de la historia) que deben darse prisa si quieren salvar sus vidas.
Las comparaciones se acaban ahí. Aja opta por centrarse en el qué y en el porqué de la situación que en la huida en sí misma. Es un acercamiento más existencial. En cierto modo, Oxígeno reformula las preguntas que han perseguido al ser humano desde que el tiempo es tiempo. ¿De dónde venimos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Cuál se supone que es nuestro lugar en este rompecabezas? La única ayuda que tendrá la mujer en su busca de respuestas es el sistema de asistencia de la cámara criogénica, una especie de Alexa a la que Mathieu Amalric (La escafandra y la mariposa) es capaz de insuflar de intriga y, en cierta forma, humanidad.
Si Cortés tomaba la audaz decisión de no salir nunca del ataúd en el que estaba encerrado el personaje que interpretaba Ryan Reynolds, en la película de Netflix hay cortes frecuentes a imágenes supuestamente aleatorias (unos ratones en un laberinto, un hombre que aparece de forma recurrente) que serán fundamentales si la protagonista quiere resolver el misterio antes de que sea demasiado tarde.
Estas constantes salidas rompen en ocasiones el logrado ambiente de tensión e incertidumbre del thriller, pero a cambio ayudan a entender mejor -tanto nosotros como ella misma: en Oxígeno la protagonista y la audiencia descubren los giros de la historia a la vez- a esa mujer en apuros que interpreta con intensidad y fragilidad una estupenda Laurent. La actriz francesa recurre al instinto, la entrega física y una mirada casi transparente para hacernos llegar qué está pensando y pasando en cada momento.
Su acertado ritmo y las sorpresas (hay al menos dos giros que cambian radicalmente el sentido de la historia) nunca están por encima del viaje de una mujer atrapada a diferentes niveles. Apunten su nombre: Oxígeno es una de las películas más interesantes y satisfactorias que ha estrenado la plataforma en los últimos meses.
'Oxígeno' ya está disponible en Netflix.
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