Ezequiel Ruiz, junto a Carmen Gasca Capote, otra de las investigadoras del estudio.

Ezequiel Ruiz, junto a Carmen Gasca Capote, otra de las investigadoras del estudio. Universidad de Sevilla

Sevilla

El relevante hallazgo de un estudio sevillano sobre el VIH: “Puede haber personas curadas sin saberlo”

El virus "no tiene capacidad de replicarse" en ellas, afirma Ezequiel Ruiz Mateos, investigador principal de este trabajo.

16 abril, 2024 14:08
Sevilla

Un estudio del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS) ha detectado características en el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) que resultarían compatibles con su curación.

“Puede haber personas curadas sin saberlo”, cuenta Ezequiel Ruiz Mateos en declaraciones para EL ESPAÑOL. Es el investigador principal de este trabajo en el que ha colaborado el Ragon Institute of Massachusetts General Hospital y el MIT and Harvard de Boston.

El estudio ha examinado un grupo excepcional de personas que son capaces de controlar el virus. Son denominados como “controladores de élite”. El virus no se les detecta en sangre y no tienen que tomar el tratamiento antiretroviral (ART), el que se receta a la mayoría de las personas con esta patología.

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“Dentro de este grupo de personas, hay quienes, a lo largo de los años, acaban perdiendo el control y tienen que recibir el tratamiento, pero otras siguen controlándolo después de muchísimos años, incluso por más de 30 años”, cuenta este investigador.

Así, el estudio ha examinado con detalle estos dos subgrupos. Han usado muestras de 20 personas almacenadas a lo largo de los años, de antes y después de perder el control. 

El hallazgo ha sido muy relevante. “Lo que hemos visto es que el 70 por ciento de los que lo controlan, no tienen el virus completo dentro de la célula", explica Ezequiel. Solo tienen trozos de virus, por lo que “no tiene capacidad de replicarse”

“Tienen un perfil de curados. No se había visto hasta ahora”, afirma. Entre el resto del grupo de personas que nunca pierde el control, sí hay quienes tienen “el virus entero dentro de la célula”.

No obstante, al comprobar en qué parte del ADN está integrado, el estudio ha constatado que se encuentra “en una zona de la célula que nunca se va a poder replicar”. Del mismo modo, seguirían teniendo “un perfil de curación”. 

“Está en una zona del genoma, denominada heterocromatina. Sería como un ovillo de lana. Es una zona donde está muy compactado el ADN. De ahí nunca va a poder salir la información y replicarse en el resto del cuerpo”, detalla Ezequiel Ruiz.

Por su parte, en aquellos que pierden el control del virus, sí han detectado “virus entero” en prácticamente todos ellos. Está integrado en un lugar de la célula donde puede reproducirse.

¿Qué aplicación puede tener el avance?

Para que este avance se pueda poner en práctica, todavía queda un largo camino. El análisis se ha limitado a “sangre periférica”. El siguiente paso sería estudiar los tejidos, donde “el panorama podría ser distinto si encuentran el virus completo, lo que puede dar lugar a la progenie infectiva”.

“Tenemos que comprobar por qué el sistema inmunitario de estas personas ha llevado a arrinconar al virus a un callejón sin salida”. Hasta el momento estos dos subgrupos habían sido estudiados en conjunto, pero el análisis ha detectado que “tienen sistemas inmunitarios completamente distintos”.

Con esta línea de investigación, Ezequiel cree que se podrá “afinar más en los mecanismos inmunológicos”. “En función de eso, identificaríamos diana para diferenciar entre unos pacientes y otros. Por otro lado, podríamos establecer tratamientos para ofrecer a las personas que no controlan el virus”, explica.

“Si el estudio se sigue confirmando, vamos a identificar personas que están curadas, pese a tener el virus”, subraya este investigador. Hasta ahora fue identificado en Argentina un único caso así en el mundo, al que se bautizó como “el paciente esperanza”. 

“Ahora potencialmente podríamos tener a diez personas así”, revela Ezequiel, aunque avisa de que “habría que estudiar el asunto con más detalle”, analizando los tejidos para terminar de confirmar el avance, que podría cambiar las perspectivas sobre el tratamiento del VIH.