Las vacaciones son ese esperado momento del año en que dejamos atrás la rutina y nos lanzamos a la aventura, ya sea para descansar en la playa, explorar una ciudad nueva viajando o disfrutar de la naturaleza. Es una tradición anual que, aunque pueda parecer sencilla, se convierte en una autentica epopeya familiar.
Sin embargo, antes de llegar a ese paraíso soñado, hay una etapa crucial que puede ser tan estresante como emocionante : los preparativos y el equipaje.
La planificación nos lleva al primer paso hacia la desconexión y, para muchos, uno de los más importantes. Elegir el destino adecuado requiere considerar factores como el clima, la temporada y, por supuesto, el presupuesto.
Una vez decidido el lugar, comienza la búsqueda de alojamiento, vuelos o rutas en coche, y actividades para realizar.
Reservar con antelación puede ahorrarnos un buen dinero y asegurarnos que obtenemos lo que realmente queremos. Además, hacer un itinerario preliminar nos ayuda a visualizar el viaje y a organizarnos mejor, aunque siempre es bueno dejar espacio para la improvisación y las sorpresas.
Para los que tienen la fortuna de poseer una casa en la playa, la cosa es distinta, bueno muy distinta tampoco porque todo empieza por una lista interminable a la que también se suman los que no tienen esa suerte.
Empezamos por lo básico: trajes de baño, toallas y protector solar. Pero pronto nos damos cuenta de que eso es solo el principio. La lista se va ampliando con sombrillas, sillas plegables, neveras portátiles, chanclas, gafas de sol, sombreros, juguetes para la arena, y por supuesto, la crema solar en todas sus variedades: para adultos, para niños, resistente al agua y la de “por si acaso”.
Hacer la maleta ya es un arte en sí mismo. ¿ Cuantas veces hemos terminado con el doble de ropa de la que necesitamos o, peor aun, olvidando algo esencial? La clave esta en encontrar un equilibrio entre estar preparados y no cargar con demasiadas cosas.
Lo primero es la ropa, es fundamental tener en cuenta el clima del destino y las actividades que se realizaran. Para la playa, como he dicho anteriormente, los trajes de baño y la ropa ligera son indispensables, mientras que para la montaña necesitamos ropa de abrigo y calzado adecuado.
Un truco útil es seleccionar prendas versátiles que puedan combinarse entre si y adaptarse a diferentes ocasiones.
La tecnología y entretenimiento son los que también ocupan un lugar destacado en nuestro equipaje. En este punto le hago un guiño a mi amiga Ana García Romero que al igual que decía Quevedo “erase un hombre a una nariz pegado” en este caso “erase una mujer a un ordenador pegada” creo que es un apéndice mas suyo.
Como iba diciendo, el ordenador, el teléfono móvil, cargadores, baterías externas, auriculares sin olvidar adaptadores de corriente si viajamos al extranjero. Además, un buen libro ( por supuesto ebook), una revista o una lista de musica pueden hacer los desplazamientos mucho mas agradables.
Otra historia son los documentos, DNI o pasaporte, tarjetas de embarque, reservas de hoteles y seguros de viaje. Llevar una copia digital de todos estos documentos puede salvarnos de más de un apuro. En cuanto al dinero, es aconsejable llevar efectivo suficiente además de las tarjetas de crédito.
El botiquín es otra de las cosas importantes. Las pastillas de la alergia, la pomada para las picaduras de mosquitos, las pastillas para después de una gran comilona, analgésicos, tiritas, antisépticos, las pastillas de la tensión, del azúcar, del colesterol, la del tiroides, la del corazón, la de las varices… bueno cualquier medicación personal que tanto nos gusta llevar encima.
Y pasamos a la ultima revisión antes de cerrar las maletas para asegurarnos de que no olvidamos nada importante aunque también es bueno de pensar en pequeños detalles como una bolsa extra para la ropa sucia o una manta de viaje para mayor comodidad.
En este momento empieza lo complicado, intentamos meter todo en el maletero del coche como si fuéramos campeones de Tetris. Primero van las cosas grandes, luego las neveras con comida y bebida. Siempre hay una estrategia para que todo encaje a la perfección. Pero inevitablemente, alguien siempre grita “¡ Que no cabe todo!” Y entonces empieza la redistribución de los objetos haciendo malabares para que nada se quede fuera.
Y todo esto se lo cuenta una persona que cuando viaja lleva su casa a cuestas… Ay, que sabios son los refranes “ consejos vendo pero para mi no tengo”.
Termino felicitando a Carmelo Olaso por su cumpleaños y a todas las Carmenes por su santo.
En la siguiente nos vemos y os seguiré contando qué pasó por aquí