
Guiso típico andaluz.
La receta más típica y exquisita que se elabora en Andalucía por Cuaresma: un guiso sencillo, nutritivo y rico en proteínas
Uno de los platos más tradicionales de toda España en Semana Santa y muy típico en Andalucía. Se elabora con garbanzos, espinacas y bacalao.
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En España, la Semana Santa es una época en la que la gastronomía adquiere un gran protagonismo, con recetas tradicionales que han pasado de generación en generación. Dado que la Cuaresma restringía el consumo de carne, muchos platos típicos de esta festividad son a base de pescado, legumbres y dulces. En Andalucía, la cocina de Semana Santa tiene una gran riqueza y variedad, con especialidades que van desde los potajes y guisos hasta los postres más emblemáticos.
Uno de los platos más tradicionales de toda España y muy típico en Andalucía. Se elabora con garbanzos, espinacas y bacalao, a menudo acompañado de un sofrito de ajo, cebolla, pimentón y laurel. Es un guiso contundente que antiguamente se preparaba para suplir la ausencia de carne durante la Cuaresma.
Se trata de uno de los platos más tradicionales de la gastronomía española durante la Cuaresma y la Semana Santa, especialmente en regiones como Andalucía. Se trata de un guiso contundente y reconfortante, que tiene su origen en la necesidad de preparar comidas sin carne durante los viernes de Cuaresma, siguiendo la tradición cristiana.
Ingredientes
Garbanzos: Base del guiso, aportan consistencia y energía.
Espinacas o acelgas: Le dan color y frescura, además de ser muy nutritivas.
Bacalao desalado: Proporciona la proteína y el sabor salado característico.
Cebolla y ajo: Para un sofrito sabroso.
Pimentón dulce: Aporta aroma y color al guiso.
Laurel y comino: Especias clásicas que realzan el sabor.
Huevo cocido: A veces se incorpora al final en trozos o rodajas.
Paso 1
Si se usan garbanzos secos, se dejan en remojo la noche anterior con agua templada y una pizca de sal. También pueden usarse garbanzos en conserva, aunque la textura cambia un poco.
Paso 2
En una olla con agua, se cuecen los garbanzos junto con una hoja de laurel y un poco de sal, hasta que estén tiernos (aproximadamente 1 hora y media si son secos).En una olla con agua, se cuecen los garbanzos junto con una hoja de laurel y un poco de sal, hasta que estén tiernos (aproximadamente 1 hora y media si son secos).
Paso 3
En una sartén aparte, se sofríe cebolla y ajo picados, añadiendo después una cucharadita de pimentón dulce y una pizca de comino. Este sofrito se incorpora al guiso para potenciar el sabor.
Paso 4
Cuando los garbanzos están tiernos, se añaden las espinacas (o acelgas) y los trozos de bacalao desalado. Se deja cocinar unos 10-15 minutos hasta que el bacalao se integre bien.
Paso 5
Se incorpora el huevo cocido picado y se deja reposar unos minutos para que los sabores se mezclen bien.
En algunas zonas se le añade pan frito o incluso una picada con almendras y ajo para darle más cuerpo. Además, en ciertas versiones, se espesa el caldo con un poco de harina o puré de garbanzos.
Igualmente, en algunos hogares, en lugar de espinacas se usan acelgas o incluso judías verdes. Hay quien lo enriquece con un toque de vino blanco en el sofrito para darle más profundidad al sabor.
El potaje de vigilia tiene siglos de tradición y era un plato habitual en los monasterios y conventos, donde se respetaban las normas de abstinencia de carne. Con el tiempo, pasó a formar parte de la gastronomía popular y se convirtió en un plato imprescindible de la Semana Santa española, especialmente el Viernes Santo.
El potaje de vigilia es un plato muy completo desde el punto de vista nutricional. Su combinación de legumbres, verduras y pescado aporta una gran variedad de nutrientes esenciales.
En primer lugar, es una gran fuente de proteínas de calidad: los garbanzos aportan proteínas vegetales. Además, el bacalao suma proteínas animales de alto valor biológico.
Igualmente, es rico en fibra porque los garbanzos y las espinacas mejoran el tránsito intestinal y favorecen la saciedad. De la misma forma, tiene un alto contenido en vitaminas y minerales:
- Hierro: Presente en las espinacas y el bacalao, importante para prevenir la anemia.
- Calcio: Aporta este mineral esencial para los huesos, sobre todo gracias al bacalao.
- Vitamina B12: Presente en el bacalao, esencial para el sistema nervioso.
- Ácido fólico: Fundamental para la regeneración celular, muy presente en las espinacas.
- Potasio: Ayuda a mantener la presión arterial y el equilibrio de líquidos.
Igualmente, es bajo en grasas saturadas: se elabora con aceite de oliva virgen extra, que aporta ácidos grasos saludables para el corazón. Su aporte energético equilibrad: los garbanzos son una excelente fuente de carbohidratos complejos, que liberan energía de forma progresiva y evitan picos de azúcar.
En definitiva, el potaje de vigilia es un ejemplo perfecto de cómo la cocina tradicional ha sabido adaptar ingredientes sencillos para crear un plato sabroso, nutritivo y con mucho carácter. A pesar de sus orígenes religiosos, hoy en día sigue siendo un clásico en muchos hogares, más allá de la Semana Santa. ¡Un guiso que nunca pasa de moda!