Se llama Pablo Ráez, tiene 20 años y está librando una batalla sin cuartel contra la enfermedad con la mejor de las sonrisas. La lucha de este joven, que él mismo ha decidido contar a través de las redes sociales, está convirtiéndose en todo un ejemplo por la entereza que está demostrando a la hora de afrontar la leucemia que ha vuelto a reproducirse en su cuerpo.
En marzo del año pasado, los médicos diagnosticaron a Pablo este tipo de cáncer, del que parecía haberse recuperado tras el trasplante de médula al que se sometió. Su padre fue el donante que le permitió volver a su vida habitual, lejos del Hospital Regional Universitario de Málaga, tras algún tiempo ingresado.
Sin embargo, hace cosa de un mes, los médicos le dieron de nuevo una mala noticia: la leucemia se había vuelto a reproducir después de 10 meses limpio. El joven se estaba preparando para representar a España en los XXI Juegos Mundiales de Trasplantados, que se celebrarían en su lugar natal e incluso había participado con su testimonio en el spot del evento con su historia.
"Yo era como un chico cualquiera, con las preocupaciones como las de cualquier joven de mi edad, sacar el curso, las oposicones de bombero, pero eso dejó de existir en el momento de que me enteré de mi enfermedad. Desde marzo no existe otra cosa que no sea recuperarme, aunque lo primero que piensas es que te vas a morir", contaba en el anuncio lanzado en septiembre de 2015.
Ahora, la enfermedad ha vuelto a cruzarse en su camino. "Después de unos 10 meses limpio me dicen que vuelvo a tener leucemia, por lo que hay que repetir el proceso, con la diferencia que esta vez no tengo donante de medula. Hay que buscar a fondo. Ya que el trasplante último fue de mi padre. Fue en vano".
Estas palabras forman parte de una carta titulada 'Siempre fuerte, siempre', que Pablo escribió el pasado domingo en su Facebook y que en apenas dos días ha sido compartida en más de 50.000 ocasiones. En ella, el joven narra el calvario que supuso su paso por el hospital, donde sufrió fiebres continuas, vómitos y perdió la visión durante dos meses debido al tratamiento. "Al principio tuve mucho miedo cuando me dijeron que me tenia que enfrentar otra vez a lo mismo. ¡Imagínatelo! No quería venir al hospital, y hoy ya llevo mas de un mes ingresado. No me quejo la verdad", continúa en su misiva.
Pablo aguarda en su habitación a la espera de un nuevo donante de médula y se ha propuesto concienciar a la sociedad sobre la importancia de este tipo de acciones solidarias. "No por hacerte donante me vas ayudar a mi (o sí), pero colaborarás con la sociedad y no te cuesta nada", explica. "Esta vez he perdido el miedo, he perdido el miedo a estar aquí, a morirme, a sufrir, a todo. Será lo que tenga que ser, pero no ha sido fácil llegar a ese punto. La muerte no es triste, los triste es que la gente no sepa vivir y reconocerla", cuenta en un emocionante escrito ilustrado con una foto frente al espejo del hospital con el torso desnudo y una enorme sonrisa.
Un gesto que repite a menudo en las fotos que cuelga en su cuenta de Instagram, en la que narra cómo es su día a día. "Nunca, nunca, nunca te puedes dar el lujazo de rendirte", escribe en varias de ellas.