Desde tiempos inmemoriales, hacer comentarios sobre la apariencia, pensamientos y opiniones de los demás es el pan de cada día. Más aún si quien hace, dice o viste algo en concreto es una mujer. Hoy, no es solo lo que puedan decir en nuestro entorno familiar, laboral o cuando andamos por las calles. La presencia en redes sociales ha hecho que estamos totalmente expuestos a las críticas y valoraciones tanto de nuestros ‘amigos’ virtuales como de los de personas completamente ajenas a nuestro círculo. Y pueden ser tan ofensivos e irracionales como cabales y veraces.
A diario vemos cientos de imágenes de personas de las que, en ocasiones de manera inconsciente, acabamos opinando. ¿Vertimos comentarios sin medida ni control sobre lo que estos pueden suponer para quienes los reciben? Un vestido repleto de comentarios reales vertidos en redes sociales puede ayudarnos a encontrar la respuesta.
Desde el ‘vaya melones’ o el ‘gran canalillo’ que podemos leer en la zona dedicada a comentarios sobre sus pechos hasta los hirientes ‘dedos de salchicha’, ‘gordita simpática’ y ‘dientes horribles’ que decoran el resto del estilismo, pasando por los positivos ‘brillante’, ‘fantástica’ o ‘molona’, Hay de todo.
“Quería que el vestido sirviese para abrir debate sobre cómo hablamos a nosotros mismos y de los demás”, explicaba la diseñadora del polémico vestido en una entrevista en Mashable.
Se llama Jojo Oldham y pensó que pintar sobre aquella prenda de color blanco y ceñida a su cuerpo los comentarios sobre su físico que ha escuchado y leído a lo largo de su vida podría convertirse en una obra de arte: “Desde que la gente empezó a hacer comentarios sobre mi apariencia –digamos, a partir de los 6 años–, estos comentarios se han adherido a mi y se aparecen en mi mente cuando me estoy vistiendo o me doy cuenta de que alguien está hablando sobre alguna parte de mi cuerpo”.
“Si eres una mujer estar preparada para recibir este tipo de valoraciones es parte de tu vida”, opina Oldham quien espera que su trabajo sirva también para abrir los ojos sobre la importancia que tiene dejar de juzgar a otros constantemente delante de las personas más frágiles: “Los niños aprenden a diseccionar su apariencia y a ser críticos con ellos mismos y con los demás a edades muy tempranas, y eso es muy preocupante”.
Quería que el vestido sirviese para abrir debate sobre cómo hablamos a nosotros mismos y de los demás
El objetivo de su trabajo, que puede verse con todo lujo de detalles y anotaciones en su página web, no era otro que recoger algunas de esas opiniones que han hecho sobre ella en sus 31 años de vida, ya fuese en persona como en alguna de las distintas plataformas sociales.
Empezó dibujando los comentarios en papel pero la idea de crear algo que pudiese usar y llevar con ella a todas partes le pareció mucho más impactante. Optar por una prenda ajustada a sus formas y contornos no es casual, le ha ayuda a remarcar la idea de que hoy, 31 años después y con toda una retahíla de comentarios sobre su persona, se siente orgullosa de su cuerpo y se acepta tal y como es. Ahora sabe que lo que opinen los demás, está de más.
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