Según el último informe sobre el alcohol realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los españoles consumimos una media de 9,8 litros de alcohol per cápita. Una cifra que se sitúa por encima de la media global de 9,1 litros pese a que los datos demuestran que el consumo ha ido disminuyendo paulatinamente en nuestro país en los últimos 30 años.
Pero no, no somos los que más bebemos. España ocupa el puesto 34 de la tabla mundial y, aún superando en casi un litro la cantidad media de alcohol puro por habitante y año, los estonios, con 12,3 litros; los austríacos, con 12,2; los franceses con 12 y los irlandeses con 11,7 litros, nos superan y se sitúan como los adultos europeos que más beben.
Me dedicaba a beber vodka en casa deseando no tener que salir a la calle para nada y temiendo tener que mirarme al espejo cada mañana. Cada día. Hasta el día de mi muerte
Sin embargo, y obviando la tranquilidad que pueda darnos el clásico ‘mal de muchos, consuelo de tontos’, tenemos que ser conscientes de que el consumo de alcohol es un problema a nivel mundial que se traduce en millones de euros al año en gastos sanitarios para tratamientos, dejando familias completamente desestructuradas e incluso llegando a cobrarse una importante cantidad de vidas humanas.
Así, ocupando un interesante puesto entre las historias de superación personal que hacen las delicias de millones de lectores, cada vez cobran más importancia las de aquellas personas que han sido capaces de superar una adicción a algún tipo de droga, como es el alcohol. Muestra de ello es Keith Urbowicz, un joven de Connecticut que se ha hecho famoso en medio mundo tras compartir en un hilo de Reddit llamado “Mi Sobriedad” su impactante relato.
“Ahora realmente tengo una vida”, sentenciaba en el escrito en el que confesaba que su problema con el alcohol comenzó cuando apenas tenía 14 años. “Me dedicaba a beber vodka en casa deseando no tener que salir a la calle para nada y temiendo tener que mirarme al espejo cada mañana. Cada día. Hasta el día de mi muerte”.
Un importante problema de salud de su padre le hizo reaccionar y se propuso dejar radicalmente de ingerir alcohol. En un mes perdió 13 kilos y una media de 6 durante los siguientes. “Mi piel volvió a ser normal, no parezco un embarazado y mis dientes se veían más blancos”, asegura.
En España consumimos una media de 9,8 litros de alcohol per cápita, una cifra que se sitúa que se sitúa por encima de la media global de 9,1 litros
La imagen de Urbowicz siete meses después de haber dejado la bebida ha hecho que el ex alcohólico se convierta en toda una sensación viral. La comparativa en la que muestra cómo ha cambiado su rostro antes y después de superar su adicción no sólo ha recopilado miles de comentarios y cientos de mensajes, también ha animado a decenas de usuarios a compartir sus propios relatos de superación e imágenes ilustrativas.
Suzanne Britt, quien tuvo que acudir a rehabilitación para combatir su alcoholismo, o Meatteo, son algunos de los que han querido unirse a Urbowicz compartiendo en diferentes plataformas sociales su drama y cómo son en su nueva vida.
Ocho meses sin beber para ella y casi 12 él, que se traducen en un cuerpo, un rostro y un estado de salud, tanto físico como mental, completamente nuevo.
Corta por lo sano (al menos un mes)
Estar un mes sin beber alcohol puede llegar a cambiar tu vida radicalmente. Y no lo decimos nosotros, lo demostró un estudio británico publicado en Pilot and Feasibility Studies según el cual un periodo breve de abstinencia mejora nuestra salud hasta el punto de alargar nuestra vida.
Fueron 102 hombres y mujeres con una media de cuarenta años relativamente sanos pero autoproclamados consumidores habituales de alcohol, quienes se sometieron al, a bote pronto, sencillo experimento: dejar de beber durante un mes. Para sorpresa de los propios investigadores, en apenas 30 días los participantes redujeron hasta en un 40% la grasa del hígado, perdieron cerca de tres kilos y sus niveles de colesterol mejoraron. “Los resultados fueron asombrosos. Si existiese en el mercado un medicamento que consiguiese beneficios similares costaría miles de millones de dólares”, aseguraba Kevin Moore, uno de los autores del estudio.
La próxima vez que alguien pronuncie el clásico ‘¡Salud!’ cuando alcéis vuestros vasos llenos de bebidas espirituosas, probablemente le pidas que retire sus palabras. A menos que estés dándote una tregua tras haber pasado tu intenso mes de desintoxicación, claro.
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