La venganza es un plato que se sirve frío y en bandeja de plata. Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos experimentado este sentimiento en alguna circunstancia. Las comunidades de vecinos, más en concreto, suelen ser el caldo de cultivo en el que se fraguan los odios más irrefrenables. Sin embargo, conviene que el rencor hacia esa persona molesta no se nos vaya de las manos para que la cosa no llegue a mayores y pueda convertirse en un drama.
Es el caso de una pareja canadiense, que llegó a desarrollar tal inquina hacia uno de sus vecinos que decidieron acumular una gigantesca montaña de estiércol junto a su vivienda; eso sí, sin abandonar los límites de su parcela. La montaña de excrementos llegó a adquirir tal tamaño que era perfectamente visible gracias a Google Earth.
En realidad, el problema venía de largo, tal y como contó hace unos días el Calgary Herald. Discusiones frecuentes, riñas por asuntos de lo más variopinto y un odio desenfrenado entre dos familias condenadas a entenderse terminó provocando que Lee y Shirley Murray decidiesen tomar represalias contra los Gallant aprovechando la fructífera digestión de sus vacas.
Los Murray llegaron a acumular una ingente cantidad de excrementos durante casi un año. Concretamente, desde noviembre de 2013 hasta octubre de 2014, cuando la policía tuvo que retirarlos. El hedor se hacía especialmente insoportable en los días de lluvia viento. Sin embargo, poco importaba con tal de fastidiar a los vecinos de al lado.
Todos los intentos por alcanzar algún tipo de acuerdo con los Murray y hacerlos entrar en razón fueron en vano. Así que los Gallant optaron por interponer una denuncia en los tribunales para acabar con el martirio. Así, un juez determinó que la colocación del estiércol a escasos metros de la vivienda de esta familia constituía "una práctica agrícola inaceptable".
La sentencia, que acaba de ver la luz, obliga a indemnizar a esta familia con 15.000 dólares (unos 14.000 euros) en concepto de daños y perjuicios. "Tengo pocas dudas de que estas actividades fueron iniciadas e ideadas para infligir miedo, molestias y como forma de acoso", señala el magistrado. Así, el juez también obliga a los Murray a depositar el estiércol a más de 300 metros a la redonda de la casa de sus vecinos.
Por su parte, Lee Murray argumentó en su defensa que el estiércol que dejó junto a la propiedad de los Gallant "era viejo y no desprendía olor". Además, aseguró que se llevaba bien con todos sus otros vecinos. Su testimonio pareció no convencer al juez. Así, los Gallant han conseguido volver a respirar tranquilos -nunca mejor dicho- y, además, han saldado una disputa vecinal con una singular victoria en los tribunales.
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