En política, conviene no afirmar nunca eso de "yo ya lo he visto todo" porque el día menos pensado aparece un nuevo personaje con ansias de notoriedad, pega un 'petardazo' y se nos vuelven a caer de nuevo todos los palos del sombrajo. No falla. Twitter, esa red social llena de usuarios ávidos de esperpento, nos descubrió hace unos días que Portugal goza del honor de tener la nación más bizarra del mundo. ¿Que no? Pasen y vean.
Tal y como comentaba Elena Amorós en un genial hilo, en la costa de sur de Madeira existe un peñasco, junto al puerto de Funchal, llamado A Pontinha. Hace unos años, Renato Barros, hijo de un taxista portugués, decidió comprar por 25.000 euros los escasos 178 metros cuadrados que constituyen la diminuta isla y crear un microestado independiente, erigiéndose en monarca soberano. Se lo comunicó al gobernador de Madeira, que intentó hacer una oferta por la islote de Pontinha y pararle los pies, pero Renato se resistió. A cambio, prometió mantener unas relaciones cordiales y pacíficas con Portugal.
Así que nada, el Príncipe Renato II (nadie sabe quién fue el primero porque no ha habido otro rey) fundó el Principado de Pontinha, una micronación que anunció formalmente la secesión de Portugal en 2007 y en la que sólo existe un fuerte, el Fuerte de San José.
Así explicaba el propio Renato a The Guardian las características de su singular negociado: “Tengo un pasaporte portugués y otro pasaporte de Pontinha (mi número es el 0001). Hay cuatro ciudadanos: yo, mi mujer, mi hijo y mi hija. Yo soy la policía, el jardinero, todo. Soy cualquier cosa que quiera ser -eso es un sueño, ¿no?-. Si decido que quiero tener un himno nacional, yo puedo elegirlo y cambiarlo en cualquier momento. Lo mismo ocurre con la bandera: podría ser azul hoy y roja mañana. Por supuesto, mi poder sólo es absoluto aquí, donde soy el verdadero soberano”.
Tal y como él mismo relataba en este chanante artículo, la especialidad gastronómica del Principado de Pontinha, como en el resto de Portugal, es el bacalao. Sin embargo, la escasez de este pescado en las aguas portuguesas en los últimos años ha provocado que el "take away" se haya convertido en el plato más representativo del Principado de Pontinha.
La historia de O Pontinha
La historia de este islote parte de 1419, cuando Joao Gonçalves Zarco y Tristao Vaz Teixeira desembarcaron en el lugar y comenzaron la construcción del Fuerte de San José bajo el mando de Enrique 'El Navegante'. En 1903 el rey Carlos I de Portugal firmó un Real Decreto reconociendo la soberanía de este diminuto territorio. El Príncipe Renato II se agarra a él para crear el Principado de Pontinha, que espera ser reconocido por las Naciones Unidas y obtener además 200 millas náuticas.
Pero la cosa no acaba aquí. Tal y como contaba Elena Amorós en su hilo, el esperpéntico personaje anda metiéndose en camisas de once varas y en conflictos diplomáticos. Resulta que Renato II ha decidido dar asilo político a José Manuel Coelho, un diputado del Partido del Trabajo Portugués que en 2011 hizo unas controvertidas declaraciones contra un abogado de un partido rival, llegando a acusarlo de masón y de pertenecer a la CIA, tal y como explicaba el diario portugués Público.
Coelho fue condenado a un año de prisión y la sentencia fue ratificada el pasado 30 de enero. Así que, tras serle concedido el asilo, hace unos días escenificaron una descacharrante escena en la que se veía al exdiputado llegando al Principado de Pontinha y siendo recibido por Renato II en olor de multitudes. Al loro (con el himno sonando a trompeta).
Coelho articula un discurso en el que llama fascistas a los órganos de gobierno portugueses y dice que son unos ladrones mientras muestra orgulloso su carné de ciudadano de Pontinha, el número 0005, cedido por Renato II.
Lo que ocurra a partir de ahora con Coelho, el Principado de Pontinha y la comunidad internacional es toda una incógnita, pero Renato II está convencido de su poder y de la soberanía de su peñasco, así que, que le quiten lo bailado.
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