El presidente del Gobierno lo ha vuelto a hacer. Este martes 13, durante la moción de censura, Mariano Rajoy volvió a enredarse con las palabras y demostró que a la hora de crear trabalenguas improvisados no hay mandatario que le iguale (al menos, en Occidente).
Pablo Iglesias quedó absolutamente desconcertado al escuchar de boca de Rajoy los siguientes términos reunidos en una sola frase de significado ininteligible: "Cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo beneficio político".
No han leído mal, la frase se escuchó en todo el hemiciclo y como prueba aportamos sin corte alguno el vídeo que aparece sobre estas líneas. Las 'agotaditas' taquígrafas debieron mirarse con cara de incredulidad al escuchar semejante sinsentido. ¿Qué quiso decir Rajoy? Nadie lo sabe. Ni siquiera Iglesias, que fue quien presentó la moción de censura en el Congreso. El líder de Podemos ha debido pasar la noche dándole vueltas al significado real de semejante circunloquio.
Este tipo de salidas de pata de banco de nuestro presidente del Gobierno todavía nos llaman la atención. Sin embargo, al ritmo que va Rajoy corremos el peligro de que este tipo de 'genialidades' las acabemos considerando habituales y terminen formando parte de nuestra vida cotidiana como la rutina se apodera de nuestras vidas.
Hasta que eso ocurra, y al hilo del nuevo lapsus linguae sufrido por el presidente, rememoramos algunos otros momentos disparatados de Mariano Rajoy. Como aquél día en un acto del Partido Popular en Sevilla en el que el mandatario quiso dejar claro que "España es una gran nación y los españoles muy españoles y mucho españoles". Allí todo el mundo aplaudió, claro que era un acto del partido ¿y quién se atreve a no aplaudir a su líder?
Pero Rajoy no sólo se ha dejado llevar por el sentimiento patriótico. Cuando quiso dejar clara su postura sobre los pactos entre partidos en los Ayuntamientos españoles (pactos que estaban desalojando al PP de varios Consistorios), sus explicaciones sólo consiguieron enredar las cosas. Aquello de "es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde" se parecía mucho a "la parte contratante de la primera parte" de los hermanos Marx.
Volcado en apuntalar la economía española, Rajoy también quiso dejar clara su postura en lo referente a la tecnología. Y una cámara de vídeo estaba allí para grabarlo. En aquella ocasión el trabalenguas improvisado del presidente fue el siguiente: "Tenemos que fabricar máquinas que nos permitan seguir fabricando máquinas porque lo que no va a hacer nunca la máquina es fabricar máquinas a su vez (...)".
Mariano Rajoy es un líder con defectos, como todos. Pero tiene una virtud inigualable: nunca sabemos cuál será su próximo 'florilegio'. ¿En qué momento nos desconcertará con su siguiente trabalenguas?
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