Roba un Ferrari, consigue escapar y lo detienen por esta absurda razón
En La Jungla. Estamos acostumbrados a ver robos en películas que acaban en persecuciones por la ciudad o que empiezan con elaborados planes. La realidad, sin embargo es mucho más sosa.
29 noviembre, 2017 19:36Esta historia es el fiel reflejo que la improvisación no es buena compañera y que las cosas planificadas suelen tener mejor final que las que no lo están.
Pongámonos en situación. A mediados de octubre, una pareja de Los Angeles llevó su coche al servicio de reparación, ni más ni menos que un Ferrari. Siendo la marca que es, uno espera que no tenga fallos pero a veces estas cosas, pasan. El caso es que lo dejaron en el taller y se fueron. Al día siguiente, cuando fueron a recogerlo, tuvieron que esperar bastante tiempo hasta que el jefe se acercó y les dijo: "su coche ha sido robado".
Al parecer, y según pudieron ver en el vídeo grabado por el cámaras de seguridad, un desconocido que pasaba por allí aprovechó un descuido en el que un empleado se dejó las llaves puestas para coger el coche y huir. Así de sencillo. Nada de persecuciones ni explosiones estilo Hollywood. Pasaba por allí, vio la oportunidad y la "cogió".
Dos semanas después
La policía estuvo buscando el vehículo durante varios días pero no tuvieron suerte hasta que dos semanas después por fin lo encontraron. Según cuentan en KTLA, el ladrón del coche estaba pidiendo dinero en una gasolinera a los clientes que estaban repostando.
Por si esto fuera poco, no tenía ni idea de cómo llenar el deposito de su flamante Ferrari robado e intentó vendérselo por 5000 dólares a uno de los empleados que allí trabajaba. Todo esto levantó las sospechas de los testigos de la escena que notificaron a la policía. En cuanto ésta apareció, el pobre ladrón improvisador saltó unos matojos intentando huir y fue detenido al momento.
El coche, según cuenta el novio de la dueña, estaba en un estado deplorable cuando se lo devolvieron: la tapicería cubierta de vómitos, los pedales habían sido extraídos y el salpicadero había sido cortado, seguramente para venderlo. Pero no temas, ávido lector, la compañía de seguros ya le dio un cheque por el valor del vehículo a su propietaria que ya se ha comprado un coche nuevo. Esta vez no es un Ferrari.