Un youtuber casi muere al meter su cabeza en cemento y un microondas

El mundo youtuber sigue dándonos auténticos orgullos para nuestra especie. El último ha sido el británico Jay Swinger, de 22 años, miembro del canal TGBbro, con más de 3 millones de suscriptores y cuya especialidad son, básicamente, las estupideces. La última idea viral del grupo no ha sido otra que llenar un microondas de cemento y meter la cabeza en él.

Tú te preguntarás ¿por qué? El genio se pregunta ¿por qué no?

Así que se pusieron manos a la obra. Jay se envolvió la cabeza en una bolsa, con un tubo que le proporcionaba aire y esperó que el cemento se solidificara -acelerando el proceso con un secador-. El problema vino cuando el tubo se bloqueó y los chicos descubrieron que no podían quitárselo. 

Al llamar a emergencias tuvieron que aclarar que no se trataba de una broma, a pesar de que no podían evitar la risa.

Los bomberos, británicamente "poco impresionados"

Muchos pueden pensar que todo esto se trata de un montaje y que en realidad los bomberos y paramédicos del vídeo son actores, pero el propio cuerpo de bomberos narró la historia en su cuenta de Twitter... y no parecían muy contentos:

"Estamos muy poco impresionados. Cinco de nuestros bomberos estuvieron atados durante una hora liberando a un bromista de YouTube que había "cimentado" su cabeza dentro de un microondas". 

"Suena divertido, pero este hombre podía haberse sofocado fácilmente, o haber resultado gravemente herido", explica Shaun Dakin, comandante de la brigada que respondió.

Las explicaciones de Jay

"Es raro y no es algo que ves cada día". Ante los comentarios que ha recibido, muchos de ellos refiriéndose a lo poco inteligente de su idea, ha publicado un nuevo vídeo en el que explica que la idea original era no dejar que el cemento se secase del todo. "Era una gelatina que permitía que me moviese, pero que me lo podía sacar fácilmente. Pensé que 10 minutos más no darían problemas, para tener suficiente material y... ya sabéis llegar a los 10 minutos, por la monetización". Pero calculó mal.

Se muestra agradecido a los servicios de emergencia, y espera tener que pagar una multa. Sin embargo, no le han sentado nada bien los comentarios que hacen referencia al malgasto de dinero público que ha supuesto su gracieta, y se ha dedicado a calcular, calculadora en mano, el porcentaje del sueldo de los británicos que costó su rescate. "Espero que la próxima vez que os metáis en una pelea de borrachos no necesitéis la ayuda de los servicios de emergencia". Gran argumento, sí.