Por fin acabaron las Navidades: entreguen los langostinos y disuélvanse
En la Jungla. Finiquitadas, las Navidades quedaron atrás; y toca enfrentarse al balance que nos dejaron. ¿Fue bueno, malo? La Navidad reciente nunca será como la que recuerdas de tu infancia, pero no todo está perdido.
8 enero, 2018 17:18Parece que fue ayer cuando empezaba la Navidad y fíjate, ya concluyó por completo. Atrás quedaron las cenas tan copiosas como el buffet libre de un restaurante chino, los regalos entregados con ilusión, las distintas loterías, los turrones... Bueno, los turrones no quedaron atrás porque aguantan en la despensa hasta el verano, pero sí que son cosa del pasado los últimos y primeros días del año. Es lunes, toca vuelta a la rutina y los últimos adornos nos darán la bienvenida al volver a casa recordándonos que ya es hora de guardarlos en sus cajas. Igual que los mejores recuerdos de las Navidades pasadas.
La Navidad tiene un poder extraño, como si pudiera dilatarse en el tiempo durante el espacio que la vivimos para luego quedar atrás con la percepción de que pasó en un suspiro. Ya ves, cuando nos damos cuenta ya es Navidad; y cuando volvemos a darnos cuenta pasó el día de Reyes llegando el fatídico lunes de retorno.
Han pasado muchas cosas estas Navidades, tanto en la actualidad informativa como, con toda seguridad, en tu ámbito privado. Se celebraron unas elecciones, dos sorteos importantes de Lotería, el Rey soltó sus discursos como si no existiera alteración en el tiempo más allá de haber cambiado de Rey, WhatsApp se cayó en Año Nuevo para volver un poco más tarde con los dichosos mensajes en cadena de felicitación y, en definitiva, los días se sucedieron de idéntica manera a como llevan sucediéndose desde hace décadas. Sí, igual que cuando éramos niños por más que ahora, con la perspectiva de la edad, la época parezca diferente. ¿Lo es? En gran medida no.
Por más que la actualidad no se haya detenido, esta no ha sido la protagonista de tus Navidades. Sí, no todos los momentos habrán sido buenos, pero, como decía el fotógrafo de tu barrio, siempre habrá algo para enmarcar. Tu madre riéndose con sus hermanos mientras recuerdan alguna trastada que mantienen en secreto, por ejemplo; o tu abuelo emocionado al abrir su regalo de Reyes; también la siempre desternillante última uva, esa que se atraganta y que termina contagiando la risa a todos los de la mesa. Así es la Navidad: parece desfasada, pero mantiene su esencia por más que nos empeñemos en denostarla. ¿Y sabes lo mejor? Que todos hemos vivido algo similar las últimas semanas por más que cada uno lo veamos de manera distinta. Basta con compartirlo en el trabajo para descubrirlo.
Recordar el primer día de colegio tras las vacaciones navideñas es casi como sufrir la vuelta al trabajo después de la misma fecha. Sentimiento de nostalgia, de no haber aprovechado los días tal y como habríamos querido, sensación de que el mundo se acaba por más que dé comienzo una nueva semana. La vida es como cualquier serie: con cada estreno de temporada hay que superar las expectativas que nos dejó la temporada anterior. Así que ya sabes: toca regresar a la rutina y emprender los propósitos acatados en Año Nuevo. Volver al gimnasio, dejar de fumar y hacer dieta, como te propusiste el año pasado. Hay cosas que no cambian.