Lo peor del bullying: ocurre sin que te des cuenta
En la Jungla. Lo peor de una amenaza es que sea discreta, imperceptible y casi invisible. El bullying, en contra de lo que muchos puedan pensar, es difícil de detectar incluso para los propios acosadores.
16 febrero, 2018 13:37Cuando pensamos en el bullying, a muchos nos viene a la cabeza la típica imagen de las películas americanas, un grandullón con chaqueta de cuero que masca chicle y que va siempre escoltado por dos lametraserillos que repiten riéndose todo lo que el grandullón dice mientras asalta a sus víctimas por los pasillos del instituto.
Una amenaza específica y reconocible, y por tanto fácilmente detectable y extripable. Lo malo es que la realidad pocas veces es como en las películas, y aunque siempre hay matones, el problema real del bullying es que ni es tan específico ni tan fácil de ver como muchos piensan.
Y es que en la mayoría de casos el bullying no viene por parte de una persona, del matón de turno, sino que es el grupo quien lo ejerce. Nadie hace nada muy grave, pero todos van haciendo cosas que, en grupo sí se convierten en algo muy grave.
Y lo peor de todo es que ni siquiera los propios acosadores se dan cuenta, ocurre sin que te des cuenta, no importa los esfuerzos que hayas hecho para que tus hijos sepan lo que es el bullying y no lo practiquen. Cualquiera puede convertirse, de golpe, en un acosador y no darse cuenta, como muestra este hilo de Twitter compartido por una madre:
Mirad cómo es el bullying de discreto, pillo, cabronazo y difícil de detectar:
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Dos amigas de toda la vida llegan a 6º de primaria. Ahí empiezan a tener algún roce, nada importante. Cosas de crías.
Una de ellas amplía el círculo de amistades y se van separando, aunque la amistad sigue ahí.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Un día, una de ellas -llamémosle Tiburcia- llega a casa diciendo que ya nunca más quiere ser amiga de la otra -llamémosle Erífila-.
A que os molan mis nombres.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Bien. Tiburcia dice que ya no quiere ser más amiga de Erífila y en su casa le dicen que ningún problema, que ella es muy libre de tener las amistades que quiera.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Un par de días más tarde, Tiburcia explica en casa que, sin saber por qué, hay más niñas/os que ya no quieren jugar más con Erífila.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
La madre de Tiburcia le advierte: "nada de dejar a nadie de lado, eh. Una cosa es no ser amigas, y otra muy distinta hacerle el vacío a alguien", porque en casa de Tiburcia están muy concienciados con el tema del bullying.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Tiburcia explica que no hay problema, que Erífila tiene más amigas y que no está sola.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
De vez en cuando explica "hoy a Erífila le han dicho tal cosa", pero nunca es un insulto, siempre son pequeñas frases un pelín desagradables pero aparentemente sin importancia.
Hasta que un día Tiburcia llega a casa explicando que la directora la ha llamado al despacho para saber qué leches está pasando con Erífila.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
La madre de Tiburcia nota que hay algo que se le escapa, porque la directora no te llama al despacho sólo porque hayas perdido una amistad, así que decide llamar a la madre de Erífila.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Y la madre de Erífila le explica lo siguiente:
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
-Que llevan semanas sin dirgirse a su hija más que para hacerle comentarios despectivos.
-Que le sacan CADA DÍA el anorak del perchero y se lo tiran al suelo.
-Que en el comedor le han dicho CADA DÍA que se cambie de mesa.
La madre de Tiburcia pregunta si su pequeña Tiburcita ha tenido algo que ver con toda esta basura y la respuesta es afirmativa.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
La buena mujer intenta no montar en cólera pero TIBURCIA VEN AQUÍ AHORA MISMOOOOOOOO QUE TENEMOS QUE HABLAR.
Y entonces interroga a la pequeña Tiburcia:
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
-¿Tú le has descolgado alguna vez el anorak de Erífila para tirárselo al suelo?
+Hmmmm...no...yo no. Pero he visto quién lo hacía.
-Y cuando has visto que le tiraban el anorak al suelo ¿no has hecho nada para impedirlo?
+No...
-¿Tú alguna vez le has dicho a Erífila que se cambie de mesa en el comedor?
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
+...Una vez solo, mami. Pero le dije que si quería, que si no quería, no. Los que le dicen que se cambie cada día son "los otros".
-¿Y tú que haces cuando a la que ha sido tantos años tu mejor amiga le dicen que se cambie de mesa?
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
+[...]
Y así es todo: nadie ha hecho nada en concreto. Una sólo le dijo un día que se cambiara de mesa, Fulanito le tira el anorak al suelo porque se lo ha dicho Agapita, y Tiburcia lo ha visto pero no ha hecho nada.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Nadie ha hecho nada "muy gordo", pero Erífila era una niña que iba al colegio contenta y que tenía muchos amigos y en cuestión de cuatro días se ha convertido en una niña que está sola y que llora todas las tardes.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Lo peor de todo esto es que en casa de Tiburcia se ha hablado una y mil veces de qué es el bullying, cómo se origina y qué NO se debe hacer para convertirse en una acosadora.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Y lo otro peor es que "Tiburcia" no es Tiburcia: es mi hija mayor.
Le he preguntado cómo ha podido hacer algo así y, después de pensar unos segundos, ha dicho: "pasa sin que te des cuenta".
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018