El estrambótico entierro de un abuelo moldavo con un móvil que no era suyo
En la Jungla. Pocas cosas pueden generar más terror en el asistente a un funeral que escuchar cómo tu móvil empieza a sonar. Claro que si la música viene desde el ataúd todo es más absurdo.
23 julio, 2018 14:08Los entierros y los funerales son, por definición, momentos profundamente dramáticos. Es ese momento en el que te despides para siempre de una persona que ha sido importante para ti -de lo contrario es que estás en el funeral por compromiso y eso lo hace doblemente dramático-.
Y es precisamente ese drama inherente en un funeral lo que hace que cualquier elemento que se salga de lo esperado sea especialmente gracioso. En medio de un ambiente trágico, lo inesperado es, a la fuerza, cómico.
Solo hay que imaginar los nervios con los que reaccionaría una persona a la que le empieza a sonar 'Viva la vida' con la abuela a medio enterrar. Los teléfonos móviles dan mucho juego, pero más delirante todavía es si en vez de uno de los vivos, el teléfono que no para de sonar viene desde el ataúd.
Eso es lo que pasó en este entierro que para mayor gloria fue relatado por la nieta del fallecido en un fabuloso hilo de Twitter que podría ser adaptado a película por Muchachada Nui:
Mi abuela me acaba de contar que a mi abuelo lo enterraron con un teléfono móvil (que no era suyo) y se está partiendo de risa al recordarlo. En esta familia nos gusta que los muertos estén en constante comunicación desde el más allá.
— Adriana Dubceac (@AdryDub) 22 de julio de 2018
Resulta que uno de los enterradores se pasó la mañana catando la sangre del Señor, que para eso Moldavia es el país del vino y se cayó al sepulcro donde iban a enterrar a mi abuelo.
— Adriana Dubceac (@AdryDub) 22 de julio de 2018
No sé cómo pero lograron sacar a esa criatura semiinconsciente. Al cabo de un rato, y cuando el ataúd ya estaba en su sitio... Sonó un teléfono.
— Adriana Dubceac (@AdryDub) 22 de julio de 2018
El cementerio estaba lleno porque los ortodoxos despiden a los muertos con todo el pueblo presente. También porque mi abuelo fue un crack en vida (murió con 62 años al 3 infarto, así que fue de los primeros de la pandilla, hasta que el vino se los fue cargando uno a uno)
— Adriana Dubceac (@AdryDub) 22 de julio de 2018
Me he desviado. El teléfono empezó a sonar y no paraba. Seguro que era la mujer del enterrador. Me juego un brazo a que no pasó la noche en casa. La gente se estaba poniendo nerviosa porque entre el drama, el cura que cuando se arranca a cantar no hay quien lo pare, el teléfono..
— Adriana Dubceac (@AdryDub) 22 de julio de 2018
Sí, los ortodoxos cantan en misa. Es normal.
— Adriana Dubceac (@AdryDub) 22 de julio de 2018
Mi abuela dice que se desesperaron buscando el móvil hasta que algún avispado, y que aún estaba sobrio, se dió cuenta de que el sonido provenía de la fosa.
Es más, estaba literalmente debajo del ataúd, por lo que era imposible sacarlo de allí. Me imagino a mi abuela descojonándose en plena misa porque mi abuelo siempre llevaba su Nokia encima pero nunca contestaba. Decía que tenía los dedos demasiado grandes para esos botoncitos.
— Adriana Dubceac (@AdryDub) 22 de julio de 2018
Y es cierto, jamás existirá un hombre con las manos más grandes que él. Era vigilante de seguridad y no llevaba ni arma. Pa qué, si con esas manos te enviaba al hospital.
— Adriana Dubceac (@AdryDub) 22 de julio de 2018
Y así es como mi abuelo fue enterrado junto al móvil del enterrador más borracho de Moldavia. pic.twitter.com/AILDeU8nfd
— Adriana Dubceac (@AdryDub) 22 de julio de 2018
Un muerto con un teléfono que no es suyo. Stephen King ha empezado novelas de 2000 páginas con menos.