Una mujer no deja que un afroamericano entre en el edificio y acaba despedida

D’Arreion Toles solo quería entrar en su casa, en St. Louis, Missouri cuando se encontró con una vecina racista que trató de impedirle el acceso al edificio. Ella salía del edificio para pasear a su perro cuando él entraba. Devon, de raza negra, trató de entrar al edificio -de viviendas de lujo- pero ella se puso en medio y se negó a dejarle entrar. ¿Por qué? No se sentía cómoda dejándole entrar.

Cuando D'Arreion le indicó que, igual que ella, él vivía en ese edificio ella le pidió primero que le dijese en qué piso y después que le enseñase las llaves. Él se negó y, cuando finalmente logró apartarla y entrar, ella le siguió hasta la puerta de su apartamento. 

La mujer, ya en el ascensor trató de arreglar un poco la situación asegurando que solo quería asegurarse que no entraba un extraño y que, si vivía allí, quería conocer a los vecinos. Pero el momento más ridículo llegó cuando llegaron a la puerta de la casa de él y vio cómo, efectivamente, tenía unas llaves. "Que conste que solo quería decir hola y preguntar cómo te llamas", soltó, como si pudiera borrar de la memoria los minutos anteriores. "No digas nada", le contesta él, "ya pareces lo bastante estúpida". Por si fuera poco, la mujer llamó a la policía, que 30 minutos después se presentó su casa.

Él publicó el vídeo en su cuenta de Facebook el pasado viernes, viralizándose hasta superar los 5 millones de reproducciones. Como suele ocurrir en estas situaciones, las redes lograron identificar a la mujer que acabó perdiendo su trabajo tras un linchamiento en redes sociales.

D'Arreion, sin embargo, trató de calmar los ánimos al día siguiente en una nueva publicación en la que pedía no centrarse en lo negativo y tratar de convertirlo en algo positivo, además de "no arremeter contra la mujer y enviarle energía positiva".

Además, anunció que va a crear un canal de YouTube, así que parece decidido a aprovechar esté tirón de fama.

Habrá quien piense que todo se hubiera solucionado rápidamente si él le hubiera enseñado las llaves desde el principio, y en parte es cierto. Pero también es cierto que debe ser muy frustrante saber que solo te lo pide por el color de tu piel, y que de ser blanco no le pondría tantas pegas. Es inevitable pensar que si le demuestras las llaves estás dando carta de naturaleza a su preocupación y validando sus prejuicios. Y al final, si te ocurre algo similar varias veces, al final es una cuestión casi de orgullo no tener que demostrar que vives allí.