"Mantened todos los aviones cerca. Tendremos que amerizar si no encontramos tierra. Cuando un avión tenga menos de 10 galones de combustible, bajaremos todos juntos". Eran las 18.20 del 5 de diciembre de 1945 y es la última conversación de radio -más allá de una señal casi inaudible que llegaría 44 minutos más tarde- que se recibió del Vuelo 19, un escuadrón de cinco bombarderos TBM Avenger, con una tripulación de 14 personas, que realizaban un ejercicio de entrenamiento sobre las Bahamas y que desaparecieron sin dejar rastro, creando la leyenda del triángulo de las Bermudas.
Era un ejercicio bastante habitual, y que otros escuadrones completaron ese mismo día. El grupo debía haber despegado a las 13.45, pero el teniente Charles C. Taylor llegó tarde, aplazando su salida. Despegaron de la base Fort Lauderdale a las 14.10. Debían volar sobre el Atlántico hacia el este y realizar un bombardeo a baja altura en los bancos de arena de Hen & Chicken para luego continuar 140 kilómetros, realizar un giro al norte y recorrer otros 140 kilómetros y con una última maniobra, poner dirección al sudoeste y tras 220 kilómetros, volver a la base.
El teniente Taylor era quien lideraba el escuadrón y era el único que tenía experiencia de combate, con más de 2500 horas. El resto de pilotos apenas tenían 300 horas. Sin embargo, Taylor había volado muy poco en esa zona. Menos, de hecho, que los aprendices. En numerosos momentos se mostró inseguro y desorientado.
Empiezan los problemas del Vuelo 19: "No sé dónde estamos"
Durante las comprobaciones previas al despegue se descubrió que faltaban los relojes de los aviones. Uno de los objetivos del ejercicio 'problema de navegación nº1" era aprender navegación por estima, que requiere calcular la posición, entre otras cosas, a través del tiempo transcurrido. Sin embargo, esto no era un problema de gravedad ya que se asumía que cada miembro de la tripulación tenía su propio reloj.
Se sabe que el ejercicio de bombardeo tuvo lugar sobre las 15.00 con normalidad ya que la base captó la transmisión de uno de los miembros del escuadrón pidiendo permiso para lanzar sus proyectiles. Los problemas comenzaron 40 minutos más tarde.
A las 15.40 el teniente Robert F. Cox, que volaba con otro grupo de aprendices para realizar el mismo ejercicio, captó una transmisión en la que alguien sin identificar preguntaba al Capitán E. J. Powers -uno de los pilotos aprendices- las lecturas de sus brújulas. "No sé dónde estamos. Nos debemos haber perdido tras el último giro". Cox ofreció ayuda. "Aquí FT-74, el avión o barco que ha llamado a 'Powers', por favor, identifícate para que alguien pueda ayudarte".
Cox captó varias transmisiones de los aprendices hablando entre ellos. Tras un segundo intento, recibió una respuesta que se identificaba como FT-28, el Teniente Taylor. "Mis dos brújulas están rotas. Intento encontrar Fort Lauderdale, Florida. Estoy sobre tierra, pero no es continua. Estoy seguro que estoy en Los Cayos, pero no sé dónde ni como volver a Fort Lauderdale". Cox avisó a la base y recomendó a Taylor dirigirse hacia el sol, al norte, para llegar a casa.
"Hacia el oeste, maldita sea"
Desde Fort Lauderdale se pidió a Taylor que activase su transmisor IFF para poder triangular su posición, pero no respondió. "Nos dirigimos a 030 grados durante 45 minutos, luego giraremos al norte para asegurarnos que no estamos sobre el Golfo de México". Más tarde aseguraría que había activado su transmisor, pero no se captó ninguna señal. También se le pidió que cambiase de frecuencia dos veces, primero a 4808 kHz pero no respondió. Más tarde se le pidió cambiar a 3000 kHz, la frecuencia de búsqueda y rescate, pero contestó que no podía cambiar la frecuencia y que "debo mantener mis aviones intactos".
Tras cambiar de dirección nuevamente, ahora al este, se oyó a uno de los aprendices espetar "maldita sea, si volásemos hacia el oeste llegaríamos a casa. Al oeste, maldita sea". Tenía razón. Varias bases en tierra lograron triangular su señal a unos 190 kilómetros al norte de las Bahamas y al este de la costa de Florida, pero esta información nunca llegó al escuadrón.
La climatología empezó a empeorar y las transmisiones se volvieron intermitentes. A las 17.24 confirmó un nuevo rumbo: "270 grados al oeste hasta tocar tierra o quedarnos sin combustible". A las 18.04, cuando ya se había puesto el sol, se captó una nueva orden de Taylor a sus hombres. "No hemos ido lo suficiente al este. Deberíamos dar la vuelta y volar al este de nuevo. A las 18.20 se captó la última conversación y a las 19.04 una última señal inteligible que se atribuye al grupo. Y nunca más se supo de él.
Parte del rescate también desaparece
Tres aviones despegaron con el objetivo de encontrar al grupo. A las 18.00 un hidroavión Consolidated PBY Catalina despegó para buscar al grupo y guiarlo de vuelta a tierra. Tras la puesta de sol, dos Martin PBM Mariner se unieron a la búsqueda. El PBM-5 BuNo 59225 despegó a las 19.27 de la base Banana River con un equipo de 13 personas. A las 19.30 se comunicó con la base en una llamada de rutina y nunca más se supo de él.
Las dos únicas pistas sobre su destino vienen del USS Salomon, un portaaviones que perdió el contacto por radar con una aeronave sobre las 21.15 a unos 32 kilómetros frente a Cabo Cañaveral. A esa misma hora y posición el petrolero SS Gaines Mills observó una explosión que ardió durante unos 10 minutos a unos 30 metros de altura. La búsqueda no encontró supervivientes, pero sí restos de combustible.
El informe de la investigación -de 500 páginas- concluyó que Taylor había guiado a su equipo de forma correcta hasta el Atlántico y estaba exactamente donde debía estar cuando pensó que estaba sobre Los Cayos, confundiendo las islas de Abaco con las Bahamas, a causa del fallo de sus brújulas, de los cuales él no tenía la culpa. El informe también concluyó que de haber continuado al oeste en vez de realizar un último giro al este, hubieran llegado a tierra antes de quedarse sin combustible.
Sobre el hidroavión, se concluyó que una fuga de combustible causó una explosión.
Los restos de los bombarderos
Los restos de cinco bombarderos Avenger se encontraron frente a la costa de Florida en 1986 mientras se buscaban piezas de la lanzadera Challenger que explotó el 28 de enero. Aunque en un primer momento se pensó que podían ser el Vuelo 19, pero en 1990 se sacaron del mar y sus números de serie demostraron que no era así, que eran unos aviones que fueron declarados no aptos para servicio y fueron lanzados al mar.
El destino final exacto del Vuelo 19 es desconocido, aunque se cree que amerizaron frente a la costa de Florida. Estos bombarderos se mostraron poco aptos para flotar durante la guerra, por lo que seguramente se hundieron de forma bastante rápida, dando a sus tripulantes muy pocas opciones para sobrevivir de noche, durante una tormenta en mar abierto.
La leyenda del triángulo de las Bermudas
En 1974 el escritor americano Charles Berlitz publicó El triángulo de las bermudas, responsable en buena medida de la leyenda entorno a esta zona. En él hace referencia al Vuelo 19, pero formando un relato bastante diferente al real. Berlitz describe a un escuadrón altamente experimentado y volando en un clima soleado. También describía a Taylor como un líder seguro y decidido, cuando ese día se mostró dubitativo y desorientado. Además, añadió que los pilotos avistaron luces extrañas antes de desaparecer. Un último dato inexacto es que los aviones hubieran flotado durante varias horas, facilitando su rescate incluso al día siguiente. Los Avenger habían mostrado, de hecho, hundirse bastante rápido.
Todo esto lo mezclaba con datos reales, como que oficialmente el ejército calificó la causa de la desaparición del Vuelo 19 de "desconocida. Lo que obvió fue que esto se hizo a petición de la madre de Taylor, quien consideró que se estaba acusando injustamente a su hijo de la muerte de 14 personas sin tener pruebas definitivas ni los cadáveres.
El libro, sin embargo, alimentó hasta tal punto la leyenda que Steven Spielberg incluyó un guiño a este suceso en Encuentros en la tercera fase, con un escuadrón de bombarderos Avenger apareciendo de la nada en el desierto de Sonora, con sus pilotos mostrando una edad similar a la de los desaparecidos, aunque sus nombres se ficcionaron.
El triángulo de las Bermudas es uno de los puntos de mayor tráfico marítimo y aéreo del mundo y por eso tiene un número mayor de desapariciones, pero no tiene una media de mayor que otros puntos del planeta.
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