Arturo Pérez-Reverte ha vuelto a ejercer de Pepito Grillo tuitero en los últimos días publicando un cortometraje que nos ha hecho reflexionar sobre un futuro aparentemente distópico que, sin embargo, cada día que pasa va cobrando más dosis de realidad. La historia de una profesora vilipendiada por corregir una suma incorrecta a uno de sus alumnos le ha valido al escritor para deslizar lo que muchos han entendido como una crítica al pin parental propuesto por Vox.
Reverte compartía el vídeo con sus seguidores este martes al filo de la medianoche recordando que "ya lo vimos hace tiempo, riéndonos mucho, pero cada vez es más actual. Y más real", para acabar vaticinando que "el futuro ya está aquí. Y no tiene maldita gracia" (sí, a don Arturo también se le escapan erratas en sus tuits, pidamos un deseo):
El cortometraje compartido por el escritor se titula Matemáticas alternativas y está dirigido por David Maddox. Las personas que no entiendan inglés podrán activar los subtítulos aunque se trata de una trama muy sencilla de seguir que nos muestra los entresijos de aquello que hemos bautizado como posverdad, la distorsión de una realidad dando más importancia a las emociones y creencias personales que a los hechos objetivos para acabar influyendo en la opinión pública.
La historia comienza con una profesora explicándole a su alumno, Danny, que ha tenido un error en el examen al responder que 2+2 son 22 y no 4. El chaval no atiende a razones y se va del aula mosqueado para contárselo a sus padres que, al día siguiente, van al colegio en busca de explicaciones. La cortesía de los progenitores duraría poco para dejar paso al delirio colectivo: su hijo era un "libre pensador", dijeron, y la profesora estaba coartando su libertad con esa corrección.
Lejos de defenderla, el director le recrimina su actitud cuando se entera de lo sucedido: "No es nuestro trabajo decirles a los estudiantes que algo está mal o está bien", le dice a la mujer, que se queda estupefacta. Para entonces, hordas de padres la esperaban para hostigarla en la puerta del centro escolar.
Demanda por "angustia emocional"
Un tribunal compuesto por responsables educativos y políticos le advierte que la han demandado los padres por generar "angustia emocional" al menor y le comunican que está suspendida si no se retracta y admite que "hay múltiples respuestas correctas", renunciando así a sus "puntos de vista extremistas". Firme en sus convicciones, recoge sus cosas, se va a casa y pone la televisión. Todas las cadenas hablan del caso como el de "una maestra activista que ha abusado de los derechos establecidos en la Primera Enmienda".
La mujer, que es un oasis de sensatez en mitad del caos, acude a la llamada del director para firmar el finiquito y ahí se cobra su venganza: "No queremos que radicalices a nuestros estudiantes", le dice mientras cuenta ante las cámaras que le corresponden 2.000 dólares de un período y otros 2.000 de otro. "Un total de 4.000 dólares", dispone el responsable escolar sin saber que ella le iba a corregir: "No, son 22.000".
Aplauso en las redes
El mensaje de Pérez-Reverte, tan temido y a la vez tan próximo, no tardó en acumular retuits y múltiples reacciones:
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